Este mes de noviembre nos hacemos eco de un reportaje publicado en la revista El Digital de Barcelona donde se repasa el origen de las tarjetas postales barcelonesas, tanto en relación a su diseño como a su uso.
Este mes de noviembre nos hacemos eco de un reportaje publicado en la revista El Digital de Barcelona donde se repasa el origen de las tarjetas postales barcelonesas, tanto en relación a su diseño como a su uso. El artículo ha sido elaborado en colaboración con el Círculo Cartófilo de Cataluña, entidad que hace 25 años que se dedica al estudio, el coleccionismo y la difusión de la tarjeta postal catalana.
La primera postal diseñada en Barcelona data de 1894, siguiendo los cánones estilísticos marcados por los ejemplares austriacos y alemanes. La ilustración frontal está formada por imágenes de pequeño formato de espacios característicos de la ciudad, como el monumento a Colón, el parque de la Ciudadela y el Arco de Triunfo, entre otros. También tiene impresa la leyenda “Recuerdo de Barcelona”. No se conocen muchos ejemplares, pero en dicho reportaje se cita que el propio presidente del Círculo, Ramon Pla, tiene en su colección un ejemplar datado de 1898, enviado por un turista francés a sus familiares.
Las tarjetas postales disfrutaban de mucho fervor popular entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En un momento en que la fotografía no estaba al alcance de todos (por supuesto, tampoco de los medios audiovisuales), las postales ilustradas permitían conocer los espacios o monumentos más emblemáticos de las ciudades o de las poblaciones. Era una forma popular y práctica de acercar la experiencia turística mediante el envío postal. Además, también hay que señalar que el precio de una postal era la mitad del de la carta, por lo tanto estaba más al alcance del público en general.
Como anécdota, quizá se habrá fijado que algunas postales están manuscritas por todos los espacios posibles. Esto se debe a que inicialmente las postales no estaban diseñadas para escribir texto. Se consideraba que esta era la función de la carta, que como hemos dicho anteriormente, su franqueo era más caro. Pero los continuos desafíos populares de esta normativa forzaron que, finalmente, en 1905, los servicios de correos modificaran el diseño incluyendo una barra vertical, diferenciando la dirección del destinatario y el codiciado espacio para el mensaje.
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