Roser Gorin Palau - Bitlles i ordits - El trabajo como encañadora

"(E .: ¿Cómo es que usted entra en relación con La Sedeta?) Pues ya te digo yo, por problemas de salud. Quería ser, primero, peluquera y entonces dijeron: 'No, porque la niña estará mucho de pie, no puede ser', no sé qué no sé cuántos. Quería ser modista; no, porque la vista, que tal y que cual ... Y entonces, como que hacían falta los cuartos en mi casa, pues mi abuelo era íntimo amigo del señor Juanito Audal, que era encargado de canillas, y por mediación del mi abuelo me hizo entrar en La Sedeta, en las canillas. Pero después estaba la sección de repasadoras, que aquello le decíamos 'el balneario', porque todas las que tenían motivos de salud pasaban a las repasadoras, porque estábamos sentadas. Entonces, por mediación de mi abuelo y del señor Audal, por motivos de salud, pasé a las repasadoras hasta que lo dejé por motivos de salud. (E .: Entonces, cuando entra aquí de encañadora qué edad tenía?) 14 años. (E .: De aprendiz?) Sí, pero no costaba mucho. (E .: ¿En qué consistía?) Pues, un aparato de hierro, cogías la canilla, que era de madera con una cabeza más grande que iba disminuyendo de tamaño, entonces cogías lo que era el cono, atabas un poco, lo enchufabas con una palanquita y se ponía en marcha ... ran-ran-ran ... hasta que se llenaba. (E .: Y cuando tenías la canilla llena?) Entonces se paraba, la sacabas, lo ponías en un aparato con púas y ponías las canillas que estaban agujereadas así, así, así, hasta que eso se lo tenían que llevar para las tejedoras. "