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Los «Encuentros de Pamplona» (1972) fueron unos eventos desconcertantes para la España oficial (L. de Pablo, etc.) y para los músicos «vanguardistas catalanes», que boicotearon el festival, por burgués y franquista.

En ese contexto de cambios, sin rumbo ni iniciativa, nace, en una muy provinciana valencia, el grupo Actum.

El comienzo de todo fue la complicidad y suma de impulsos de un Llorenç Barber (cursos Darmstadt, encuentro con Fluxus y Zaj, seminarios dadá y conciertos en colegios universitarios) y un Josep Lluís Berenguer (músicas gráficas y sintetizadores: analítico y sintético).

Durante diez fértiles años, de 1973 a 1983, Actum estrena obras propias y ajenas en las que afloran los distintos paradigmas que en los años setenta flotaban en las praxis de los más sugerentes propositores del mundo llamado occidental. A saber: minimalismos, improvisaciones, cageismo, aleatoriedades, intermedia, músicas visivas, electroacústicas, etc. Pero lo que más llama la atención fue un constante apelar a la creatividad, ¿latente?, de los asistentes a sus «conciertos» invitando en voz alta a aquellos que lo deseen a integrarse al grupo sin importar el grado de sus conocimientos o técnicas instrumentales.

Es esta última iniciativa la que conformará una metamorfosis en el interior del grupo,

al inicio conformado por músicos salidos del conservatorio o de la orquesta local, pero poco a poco en manos de miembros preñados de un amateurismo ilusionado y con toques de rock, free, jazz o folk, siempre respetuosos con la abstracción, la ascesis minimal y la factura visual y aleatoria que alejan su música de todo rasgo mercantil reconocido. Un proponer sin grandilocuencias, tocado por el sello de la sencillez, pero lejos igualmente del engolado proponer de las músicas denominadas «contemporáneas».

Los últimos años de Actum estuvieron coronados de una cierta «vis» expansiva: pone en marcha el Estudi de Música Electroacústica Actum (1975); publica —firmado por J. Berenguer— el primer libro dedicado al tema: Introducción a la música electroacústica ( Torres, 1974); da a luz al festival Ensems, que titularon «Primers actes de música alternativa: després de Cage»; participa en el nacimiento de los encuentros de compositores de Caimari/Mallorca (1980) y en «Sis dies d’Art Actual» de Barcelona (E. Polonio), y se presenta en Madrid (Aula de Música de la Complutense, o Fundación J. March) así como en la Fundación Joan Miró de Barcelona.

Tras años de olvido y silencios, su trayectoria es hoy estudiada y hasta mitificada como el mejor ejemplo de autogestión y compromiso con su contexto, pues sus charlas, cursos y eventos siempre fueron acompañados por proclamas, reflexiones y críticas a un panorama que insistía en reponer esquemas y praxis institucionales cargadas de lejanía y autobombo, tan torpe como excluyente.