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Detall de la signatura d'isaac Albéniz al manuscrit
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¡Albéniz, no te metas en política!

El 5 de enero de 1895 el capitán Alfred Dreyfus fue expulsado oficialmente del ejército francés en una ceremonia pública de degradación en la Escuela Militar de París, frente a las tropas y con una multitud enardecida que gritaba "traître" y "mort aux Juifs". Dreyfus, un oficial alsaciano de origen judío, había sido acusado de ser un espía al servicio de Alemania, la gran potencia enemiga. Le había juzgado un consejo de guerra, había sido declarado culpable de alta traición y pagaría su crimen a perpetuidad en Île du Diable, en la Guayana francesa, con un castigo ejemplar.

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Le traître : Dégradation d'Alfred Dreyfus, por Henri Meyer (via Wikimedia Commons)

Pero había un pequeño detalle del que nadie se había preocupado mucho durante el proceso judicial: Dreyfus era inocente. Su familia, con la colaboración de periodistas, políticos e intelectuales franceses, luchó contra viento y marea para conseguir demostrarlo. Las divisiones y tensiones sociales de la Francia de finales de siglo se desataron alrededor de este caso: el Affaire Dreyfus trascendió el ámbito militar para convertirse en un asunto político y social que sacudió profundamente el país.

El antisemitismo y las batallas culturales entre tradicionalismo y modernidad convergieron en una tormenta perfecta con efectos en todos los ámbitos. Artistas e intelectuales se implicaron en el caso, posicionándose tanto a favor como en contra de la inocencia del capitán. Isaac Albéniz habla abiertamente de ello en una carta a un corresponsal no identificado -no era una persona cercana, ya que se dirige a él como "Cher Monsieur" -, escrita en París el 9 de junio de 1899 y conservada en el Archivo Histórico del Museu de la Música (documento 10.299 del Fons Albéniz).

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Carta de Isaac Albéniz a un corresponsal desconocido, con comentarios sobre el caso Dreyfus.

Albéniz se expresa sin rodeos: "[...] el caso Dreyfus es una cuestión humanitaria; aunque español, pretendo formar parte de la humanidad, y en consecuencia tengo el derecho de tener opinión, y de discutir sobre ella con cualquier otro [...] ". El destinatario de la carta le debió reprochar, probablemente, que siendo extranjero se manifestara públicamente sobre la política francesa, una crítica habitual a los personajes públicos que se implican en causas controvertidas o asuntos no relacionados con su profesión. El de Camprodon tampoco se queda corto a la hora de expresar sus ideas republicanas: "[los franceses] habéis prestado, especialmente a España, el gran servicio de dotarla de una rama de Borbones, y desde ese momento, todas las desgracias imaginables han caído sobre este pobre país!!! ". Sin embargo, la carta termina deportivamente, "sin rencores" y con un "Vive la France", una Francia que para muchos -como Albéniz- era todavía el emblema del progreso y la razón, algo que el caso Dreyfus había cuestionado muy seriamente.

La carta lleva fecha del 9 de junio de 1899, seis días después de que Alfred Dreyfus saliera de Île-du-Diable en dirección a Rennes (Bretaña), donde un segundo consejo de guerra debía revisar su caso a la luz de nuevas pruebas, del descubrimiento de otro militar sospechoso de ser el culpable y de los cada vez más evidentes errores, inconsistencias y sesgos antisemitas del proceso judicial. Por lo tanto, eran unos días de ebullición del caso, que seguro surgía en cualquier conversación o tertulia parisina que Albéniz pudiera frecuentar.

Albéniz se movía en un entorno profesional y artístico donde había tanto partidarios como detractores de Dreyfus. Es destacable el hecho de que la Schola Cantorum, institución musical donde Albéniz fue profesor y que dirigía su amigo y colaborador Vincent D'Indy, tenía una clara tendencia antisemita. De Indy hablaba, incluso, de un "dreyfusismo musical", un "estilo melódico judaico" o "escuela judaica" que los compositores debían evitar (Llano, p. 27-29). La estética musical, pues, también era permeable al devenir político del caso.

El dreyfusismo de Albéniz también es comentado por Henri Collet, compositor y musicógrafo francés, en el libro biográfico Albéniz te Granados: "Hablábamos mucho del caso Dreyfus. Albéniz, naturalmente "dreyfusard", lamentaba la suerte del inocente israelita ... y esto terminaba siempre con una botella de champán ... "(pág. 60). El "naturalmente" es revelador de cómo el apoyo a Dreyfus estaba muy relacionado con las tendencias políticas liberales. La anécdota tiene lugar, según Collet, en 1898, el año en que todo cambió definitivamente en el proceso. El 13 de enero de 1898 el escritor Émile Zola publicaba en la portada del diario republicano y socialista L'Aurore la famosa carta abierta al presidente de la República, Félix Faure, con el combativo titular J'accuse...!. El impacto de esta portada fue crucial para el desarrollo posterior del caso. En septiembre de 1899 Dreyfus recibía un indulto y, finalmente, en 1906 fue absuelto y rehabilitado oficialmente.

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Portada de L'Aurore del 13 de enero de 1898.

En definitiva, el caso Dreyfus tuvo un impacto enorme en la vida social y cultural de Francia. Albéniz fue un testigo directo de ello y no dudó en manifestar públicamente sus opiniones, a pesar de las críticas. Para él no se trataba de política ni de estética, sino de humanidad.

REFERENCIAS

Collet, Henri. Albéniz et Granados. Collection Les maîtres de la musique. París: Librairie Félix Alcan, 1929.

Llano, Samuel. Whose Spain? Negotiating Spanish Music in Paris, 1908-1929. New York: Oxford University Press, 2013.

Zola, Émile. J’accuse ! et autres textes sur l’affaire Dreyfus, présentés par Philippe Oriol. París: EJL, 1998.