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Josep Barberà i Humbert. Una vida para la música
Josep Barberà nació en Barcelona el año 1874 y cursó sus estudios musicales en el Conservatorio del Liceu. Hacia 1907-1908 estuvo bajo las enseñanzas de Felip Pedrell, con quien mantuvo una gran amistad que duró hasta la muerte del maestro, en 1922. Fue Pedrell quien le dio las orientaciones definitivas para su carrera.
En 1917 dio su primer Curso de Melódica, que atrajo la atención de músicos e intérpretes de la época. Gracias a este pequeño éxito, el Ayuntamiento de Barcelona subvencionó las ediciones siguientes. A raíz de este curso, la pedagoga María Montessori le encargó el estudio de la educación musical de los niños en sus escuelas.
Con la dictadura de Primo de Rivera se suprimieron la escuela Montessori y el curso de melódica. Entonces, en 1925, Josep Barberà se incorporó como profesor de armonía, contrapunto, fuga, composición e instrumentación en el Conservatorio del Liceu, dirigido entonces por Joan Lamote de Grignon.
En el año 1931 Lamote presentó la dimisión por exceso de trabajo y fue entonces cuando Josep Barberá fue nombrado director, que ya había sustituido a Lamote en ocasiones anteriores. De su actividad como director durante este tiempo, y hasta 1936, podemos destacar la creación de la clase de órgano, el inicio de la Orquestra del Conservatori y el nacimiento de diversas filiales que contribuyeron a la ampliación de esta institución.
Al estallar la Guerra Civil, el Conservatorio del Liceu y sus entidades anexas fueron incautadas por la Generalitat, que nombró un delegado para comandar la institución. Sin embargo, el director y los profesores del Conservatorio continuaron en sus puestos. Durante el mandato de Barberà como director, el Conservatorio aumentó el número de profesores y de asignaturas, con la creación de las cátedras de Formas Musicales, Música de Cámara, Educación Musical y Extensiones de Armonía en la Melodía. También se ampliaron otras asignaturas y se obtuvo subvención para crear y mantener una biblioteca y una discoteca. En ese ambiente surgieron tensiones graves, que acabarían menguando la voluntad y el interés de Barberà, que renunciaría al cargo a principios de marzo de 1938. Pero el conseller Carles Pi i Sunyer no le admitió la dimisión hasta el mes de mayo. Con esto acabó su dirección y, al entrar los franquistas, el 26 de enero de 1939, fue separado del Conservatorio.
Paralelamente a la dirección del Conservatorio, Barberà también formó parte del Consell de l'Escola Nova Unificada (CENU), y presidió la Ponència d’Ensenyament en sustitución de Joan Alavedra. También fue nombrado tesorero de la Comissió Editorial de la Música Catalana, creada por la Generalitat en 1938.
Además de estas actividades, Barberà trabajó en el campo de la etnomusicología siguiendo las orientaciones de Felip Pedrell i colaboró con la Obra del Cançoner Popular de Catalunya (OCPC) desde su fundación. Junto a Pere Bohigas llevó a cabo misiones de investigación en la comarca de la Segarra, reseñadas en los volúmenes II-III de la OCPC publicadas en los años 1926 y 1928, y también en el Vallès, aunque no se publicó hasta 1996 el VI volumen, ya que la Obra quedó interrumpida por la Guerra Civil. Los materiales se guardaron en Suiza y fueron devueltos por Rafel Patxot a la Abadia de Montserrat el año 1991.
Los estudios de Josep Barberà sobre la canción popular no se han publicado, pero se conservan apuntes de sus conferencias sobre este tema. Les variants de la cançó popular, por ejemplo, fue donado al Arxiu d’Etnografia i Folklore de Catalunya. Otro estudio, Concomitàncies de la cançó popular catalana amb la d’altres països, fue publicado en la Revista Musical Catalana; y otro más, Supervivències gregues en la cançó popular catalana, fue presentado en el Congrés de la Societat Internacional de Musicologia celebrado en Barcelona en abril de 1936.
Barberà no dejó nunca de dedicarse a la composición: obras corales, lieder, música para piano, canción popular armonizada nacional o extranjera, y un largo etcétera. En el ámbito sinfónico escribió El fumador d’opi (1919), Els ballaires dintre un sac (1921), L’enterro de la bruixa (1922), Idil·li (1921), Alfeu i Aretusa (1933) y Simfonieta (1931). Podríamos añadir, entre otras, Simfonia –que no pudo estrenarse culpa de la Guerra Civil– y Lamentació, estrenada por la Abadia de Montserrat.
Durante y después de la Guerra Civil compuso todací Clar de lluna, un segundo Idil·li, Jael, Agar, diversos Valsos y Preludis para piano, y una Simfonia sintética, que no acabó pero de la que dejó escritos el primer y el segundo tiempo.
Sus obras teóricas han quedado inéditas –los materiales se encuentran en la Biblioteca de Catalunya–, a excepción de Cuatro lecciones de alta teoría musical (J. Masó ed., Barcelona, 1948). Finalmente, llevó a cabo la revisión y puesta al día de la traducción castellana del Diccionario de la Música de Michel Brenet (Barcelona, 1947), y colaboró en los diccionarios de la música de la editorial Labor y de Albert Torrellas, aparecidos ya después de su muerte, acaecida el 19 de febrero de 1947.