“La música es un lenguaje universal que nos iguala en todos y todas independientemente de donde vengamos y de nuestra situación”

27/12/2023 - 11:11 h

Acción Comunitaria. Entrevistamos a Jordi Farrés Xirinacs, director y alma de la Escola de Músics del Raval. Desde hace más de treinta años, promueve la música como experiencia para el desarrollo personal, social y comunitario.

La música mejora la vida de las personas y es un lenguaje que permite las relaciones sin barreras. Con esta premisa, la Escola de Músics del Raval y su director, que forma parte desde su inicio, se han convertido en un referente de ciudad: no sólo en relación a la educación musical, sino, sobre todo, por la larga lista de proyectos sociales y comunitarios que impulsa.

  • Explícanos un poco de contexto: ¿cómo, cuándo y por qué empezó la Escola de Músics? ¿Y cuál ha sido tu vinculación?

En 1992, en el Raval, había un grupo de familias que quería una educación musical para sus hijos e hijas diferente del método clásico: más activa, participativa y experiencial tal como se aprende una lengua materna. Eso se consigue tocando y experimentando mucho, sin miedo al error ni buscando el perfeccionismo. El impulso de la escuela fue posible gracias a la implicación y la ilusión de las familias, pero, con los años, el proyecto creció y la gestión evolucionó a una cooperativa de maestros, cosa que hoy ya no es. Yo tronco desde el inicio, tenía veintidós años cuando me contrataron como profesor y justo empezaba mi carrera, y ahora ya desde hace años, en tronco el director. Un proyecto así requiere mucha implicación y tanto para mí como para el resto de profesores, es una pasión por la educación y por la música, más que un trabajo o un negocio.

  • ¿Cuáles son los perfiles del alumnado?

Tenemos alrededor de seiscientos alumnos de diferentes edades, desde un año hasta los noventa, que venden a aprender música de diferentes maneras: desde los más pequeños que hacen sensibilización musical; pasando por los niños que ya hacen lenguaje, coral, grupos instrumentales … Y cuando son jóvenes, también ofrecemos preparación para acceder a estudios superiores. De todos modos, también tenemos muchos alumnos adultos que solo quieren disfrutar de la música y muchísimas otras actividades que van más allá de las clases y que definen la vocación social de nuestro proyecto. A lo largo de estos treinta años, hemos podido ver cómo la música ofrecía cosas en el barrio: mejora el estado emocional de las personas, ayuda al éxito escolar, refuerza la salud física y mental de las personas mayores …

  • ¿Cómo funcionan estas actividades? ¿Nos pones algún ejemplo?

Se trata de hasta 165 grupos diferentes, tanto en el barrio del Raval como en otros lugares del distrito de Ciutat Vella que, en total, suman unas 2800 personas participantes: corales, espectáculos musicales, grupos de percusión, orquestas, orquestas de ukelele … Apostamos por la música como lenguaje universal porque nos iguala en todos y todas independientemente de dónde vengamos y de nuestra situación cultural, económica o social: en estas actividades viene gente de todos los códigos postales de Barcelona que de otra forma no se encontrarían ni se relacionarían, y aquí se mezclan y crean vínculos muy positivos tan individualmente como por el conjunto de la ciudad. Aunque directamente no recibimos ayudas como escuela, nos las ingeniamos para no dejar fuera de nadie y buscamos becas, mecenas, financiación del Pla de Barris o del Distrito para algunas actividades.

  • ¿Cuáles son las actividades que más te apasionan?

Cuesta escoger, pero, en general, nos encanta el hecho de generar espacios donde la gente se une y no para que sean profesionales de la música, sino sencillamente porque son vecinos y vecinas del barrio, en muchos casos de diferentes edades, con ganas de hacer música. Eso, mejora sus vidas y la del barrio. Por ejemplo, puedo hablar de la musicoterapia que, desde hace más de quince años, hacemos en los casales de personas mayores de todo el Distrito porque la gente que participa mejora anímicamente, está más activa, tienen menos dolores físicos y hacen grupo y vínculos sociales. Además, también hemos mezclado estos grupos con niños en los conciertos de Navidad y eso crea relaciones intergeneracionales muy especiales. Otro proyecto destacado, que ya tiene dieciocho años, es la Raval’s Band. Todo el mundo que toque un instrumento de viento o de percusión puede participar y actualmente son una cincuentena de personas de diversas edades que se juntan una vez a la semana para ensayar y dan conciertos en las fiestas mayores y en otras actividades comunitarias del Distrito.

  • Formáis parte de la Fundación Tot Raval desde su inicio. ¿De qué manera participáis y qué destacáis?

La Fundación nació hace veinte años porque en el barrio estaba la necesidad de mejorar las vidas de nuestra gente y también la voluntad de encontrar soluciones conjuntas entre las diferentes entidades. En el camino, hemos conseguido crear una relación constante y sólida: nos ayudamos entre nosotros y trabajamos de forma cooperativa y eso creo que es el más valioso porque se mezclan los ámbitos social, cultural, educativo, de recursos materiales … Nosotros participamos especialmente de las actividades culturales, como, por ejemplo, el Festival de Cultura Raval(s), pero también en todas las iniciativas en que la música sencillamente es una herramienta para la mejora de la vida de la gente.

  • ¿Qué historia personal recuerdas más a quien la música lo haya ayudado?

Por aquí han pasado muchos alumnos y alumnas a quién la música les ha dado herramientas para su desarrollo personal, pero también laboral, y no solo a ser profesionales de la música, que hay unos cuantos, sino más allá. Recuerdo a un chico que tocaba muy bien el piano, pero estudió economía. En una entrevista de trabajo le preguntaron qué estaba tocando en aquel momento, porque en el currículum había hablado de su formación musical, y cuándo él explicó que estaba ensayando la Rhapsody in Blue de Gershwin, uno de los entrevistadores que tocaba un poco el piano entendió que si era capaz de tocar una pieza tan complicada, tenía que ser muy trabajador. Lo contrató.