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Imagen dispositivo
Andrea Soto Calderón

05.06.2019


En esta sesión propondremos un análisis del categórico diagnóstico que afirma el acuerdo entre imágenes y consumo como expresión del capitalismo tardío. En ese sentido, se propone una reflexión acerca de qué quiere decir que la imagen pueda ser comprendida como un dispositivo y el complejo tejido que éste articula, así como el tipo de operaciones que lo sostienen. Lo cual requiere un doble desafío, para profundizar en cómo profanar nuestros dispositivos es necesario re-visitar el dispositivo por excelencia desde el que se han percibido las imágenes: la perspectiva clásica. Tal como nos recuerda Nicholas Mirzoeff (1999), la perspectiva no siempre fue un sistema que fija un punto de mira, sino que era una trama comunitaria de estrategias figurativas; es el Renacimiento el que introdujo esta operación política en el modo de entender y producir la perspectiva como un marco que da forma y define lo que puede ser visto. Esta normalización de la perspectiva es el antecedente inmediato y necesario del panóptico, como comienzo de la sociedad disciplinaria.

No se trata de unir filas con la así llamada época de la posverdad en la que toda realidad material parece relativa, en la que cualquier cosa puede ser avalada en nombre de las apreciaciones subjetivas, sino de establecer relaciones materiales con las imágenes. Toda relación crítica con las imágenes actuales pasa, por un lado, por el trabajo con la propia infraestructura y aparatización de lo que es visto y, por otro, por la necesidad urgente de experimentar con los dispositivos para que nos permitan multiplicar las miradas, multiplicar las imágenes, devolverles su poder flotante que se resiste a sujetarse a un único punto de mira.