Más de 300 personas encima del escenario cantando, más de 600 sopas de aquí y de allí saboreadas y más de 20 actividades movilizaron el barrio del Raval los pasados 9, 10, 11 y 12 de noviembre, con el Festival Raval(s), una de las citas comunitarias más multitudinarias de la ciudad. El concierto y las sopas no fue más que la culminación de lo que en realidad es el Festival: un proceso de creación cultural comunitaria.
Un escenario donde todo el mundo tiene cabida
La plaza dels Àngels llena hasta los topes. Y esta vez, no de turistas, sino de gente del barrio. Todas las corales del barrio, las de personas mayores, las de Gòspel, las infantiles, una tras otra, cantando para un público agradecido que disfrutó del ambiente festivo. Y como punto final “Som del Raval”, el tema de la ópera La Gata Perduda, aquella obra creada y representada en el 2022, gracias a otro proceso comunitario del barrio con el Gran Teatre del Liceu y que dice “Arriba el impulso vecinal, somos la gente, somos del Raval”.
Jordi Farrés, director de la Escola de Músics, situada justo en medio del barrio del Raval, fue el presentador del evento musical. Nos explica que el Festival es posible gracias a la participación y coordinación de muchísimas personas y entidades del Raval. “Desde la Escola de Músics, miembro desde los inicios de la Fundación Tot Raval, que agrupa todas estas entidades y vecinos y vecinas, se ve y se vive la cultura como un medio para unirnos, trabajar juntas y conocernos más. Además, el Raval es un espacio donde hay muchísimas culturas, el barrio más rico de Barcelona y el de densidad cultural mayor del mundo: en definitiva, un espacio comunitario magnífico”, continúa Farrés.
Sopas del mundo, sopas compartidas
Otra entidad veterana en la Fundación y en la organización del Festival Raval(s) es Diálegs de Dona y una de sus fundadoras, Fàtima Ahmed, coordinó la actividad “Sopas de aquí y de allí”, donde un grupo de vecinas, miembros o no de entidades del barrio, cocinaron sopas tradicionales de comunidades y culturas de orígenes diversos: la Harira marroquí, el Sancocho colombiano o la Escudella catalana, entre otras. “La gastronomía es muy rica en este barrio y tenemos una representación muy extensa de todas las culturas que habitan aquí a través de estas sopas” apunta Ahmed. “El Festival Raval(s) ayuda a visibilizar un trabajo comunitario que existe aquí durante todo el año. A partir de los platos típicos de diferentes países se hace un reconocimiento de los saberes culinarios de vecinas del Raval. Nuestro barrio es extraordinario en todos los sentidos, culturalmente, gastronómicamente y lingüísticamente y el Festival permite juntarnos durante muchas sesiones para ir preparándolo entre todas. Es también una oportunidad para personas que no participan de otros espacios, pero sí les apetece venir a cocinar”, continúa Ahmed.
La Fundación Tot Raval: la fuerza aglutinadora del Festival
Estas dos actividades (corales y sopas) son sólo la punta de lanza de todo el Festival, que ofreció más de veinte actividades. Y es que las entidades del barrio tienen mucho para mostrar y para proponer. Quien hace de aglutinador de toda esta acción comunitaria es la Fundación Tot Raval, una organización que celebró sus 20 años de existencia en el 2022. Según explica Gemma Ferreón, técnica de Tot Raval y coordinadora del Festival, “la Fundación quiere facilitar espacios de trabajo colectivo, conectar las entidades del barrio y coordinar acciones para que se puedan hacer de manera comunitaria. Los ámbitos de actuación son cuatro: el sociocultural (donde se enmarca el Festival Raval(s), el laboral y de desarrollo económico, el de salud comunitaria y el socio-educativo. El ecosistema asociativo, de instituciones y espacios autogestionados es tan alto en el Raval que de hecho es un lugar privilegiado para llevar a cabo proyectos comunitarios”.
Insiste Ferreón en que lo más importante del Festival Raval(s) no son la veintena de actividades programadas sino todo el proceso, la cooperación y el trabajo conjunto de más de cien agentes muy diversos, algunas instituciones y equipamientos, con entidades que, sin estar especializadas en arte y cultura, abordan retos del vecindario a través de ellas. Preguntada sobre qué valoración hace de la edición de este año de Raval(s), Ferreón contesta: “ha habido mucha participación en todos los espacios y hemos ampliado las temáticas con bastante éxito. Desde la actividad de los huertos comunitarios, muy necesarios en un barrio tan poco verde, pasando por la participación de la sala Paral·lel 62 que ofrecía una programación de músicas emergentes, hasta el éxito del espacio de culturas populares, que se abría a más comunidades representativas del barrio”.