Reivindicar el barrio tiene premio

14/03/2022 - 12:05 h

Acción comunitaria. Maletas Viejas fue la entidad galardonada con el Premio Ciudad de Barcelona 2021 en la categoría Cultura Popular y Comunitaria.

“¡Viva La Trini!” es uno de los gritos que se pudieron sentir en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona hace unas semanas. Eran Maletas Viejas, recogían el Premio Ciudad de Barcelona en la categoría Cultura Popular y Comunitaria y dejaron claro que son de barrio. Ellas hacen cultura desde la Trinitat Vella.

En la película Chavalas, que dirigen y escriben las hermanas Rodríguez Colàs, hay una escena donde aparece una exposición fotográfica desde los balcones de un barrio periférico. El colectivo Maletas Viejas ya hizo, en el 2018, teatro desde los balcones y las terrazas del vecindario de la Trinitat Vella, o La Trini, como se refieren a su barrio. El ascensor fue una de las performances de teatro de la primera edición del Festival El Charco. “Giraba en torno a los conceptos de mujer y periferia”, explica Nadia Vázquez, participante de Maletas y fotógrafa durante el festival multidisciplinar. 

El Charco es uno de los proyectos por los que este año han recibido el Premio Ciudad de Barcelona. Una fiesta cultural que incluye diferentes disciplinas artísticas y que reivindica que “la cultura también existe fuera de Barcelona”. Con el mismo número de ediciones celebradas que truncadas por la COVID-19, esperan poder celebrar la tercera edición en octubre del 2022.

Creación joven y de barrio

Nadia, Dani, Pau, Maria, Rocío, David y Elena son algunos de los nombres que hay tras la maquinaria que pone en marcha Maletas Viejas, que hereda el nombre de sus inicios como colectivo teatral. Son jóvenes, creadoras y enarbolan la bandera de orgullo de barrio por donde pasan. “No decimos solo que La Trini ‘existe’. La Trini puede aportar mucho a la ciudad”, dice Dani Ruiz, uno de los jóvenes que impulsó el proyecto.

Con una mirada interseccional sobre la realidad de los y las jóvenes, hablan de clase, de derechos LGTBI, de antirracismo y de feminismos. La prueba son también los proyectos Orgullo de La Trini y el documental Los jóvenes hacen cosas, que rehúye los discursos de jóvenes nini y reivindica el talento juvenil.

“Queríamos crear un espacio seguro y un punto de encuentro para todo tipo de artistas y jóvenes”

Los inicios de Maletas

Las plazas del barrio, el centro cívico y algunos de los bares han sido el escenario desde donde se ha gestado el proyecto en estos cuatro años de vida. El mundo asociativo no los toma de primeras. Muchos y muchas ya han estado implicados en colectivos del barrio a través de la asociación flamenca o la colla gegantera. Aun así, “querían aportar su visión al tejido asociativo”. ¿Cómo? Creando un espacio seguro y un punto de encuentro para todo tipo de artistas y jóvenes.

En el proyecto están implicadas vecinas del barrio, pero también hay quien se desplaza casi diariamente para implicarse en la vida artística y cultural de La Trini. Como hace Nadia. Ella llegó a la plataforma para hacer una colaboración. Vive en Porta y prácticamente pasó más tiempo en la Trinitat Vella que en su barrio. “Conocí a Dani cuando estudiábamos juntos el bachillerato artístico”. Al cabo de unos años, contactaron con ella para colaborar en la primera edición de El Charco. “Me enamoré del proyecto y del barrio”.

“Somos lo olvidado de lo olvidado, somos el metaolvido”.

Cultura y reivindicación de clase

Anna Pacheco, periodista y vecina de Sant Andreu, en su primer libro, Guapas, listas, limpias, narra el momento en que la protagonista, vecina de la periferia, llega a la universidad y entra en contacto con otras realidades acomodadas, la burguesía. Al respecto, Dani también identifica ese momento “en que te sientes un bicho raro” y hace bromas sobre ser joven en un barrio de clase trabajadora. “Somos lo olvidado de lo olvidado. Somos el metaolvido”. 

Un premio que es de todas las vecinas del barrio El centenario Forn Trinitat ha exhibido durante casi un mes el Premio Ciudad de Barcelona de esta entidad cultural y juvenil. Detrás de eso hay dos motivos. Por una parte, se trata de una muestra de agradecimiento a los comercios de proximidad, “que siempre han dado apoyo al proyecto”. Por otra parte, refleja una situación precaria: “Todavía no tenemos un local, ni un espacio de reunión”.