Bailes, Músicas, Resistencias | TWERK
El Espai Avinyó llega con una nueva propuesta para poner en reflexión cómo bailes, músicas y resistencias confluyen entre sí de la mano del movimiento y la expresión corporal.
El jueves 11 de febrero el Espai Avinyó acogió la segunda edición del ciclo ‘Bailes, Músicas, Resistencias’ que nace de la inquietud de significar y honrar la creación artística informal que, a través del cuerpo, nos muestra relatos propios y situados, más allá de sus ritmos y estéticas.
En esta ocasión, hablamos del twerk, a través de un ejercicio de reconocimiento y memoria para situarlo en su contexto original, y complejizar el debate más allá de la dicotomía del baile como elemento empoderador y/o cosificador.
Para eso, contamos con la ayuda de Ana Chinchilla, colombiana que reside en Barcelona desde hace diez años, y bailarina de twerk y bootydance, estilos de baile que llegaron a su vida de la mano de la coreógrafa Kim Jordan. Apasionada de generar transformación, Chinchilla explicó que, después de liberarse de sus propios bloqueos y prejuicios, llegó a certificarse como profesora de estos estilos. También contamos con Benia Nsi, cantante y creadora de Otunoeh, tienda de ropa vintage y plataforma dedicada a la visibilidad de corporeidades racializadas. Nsi reivindica todos aquellos bailes como el twerk en qué el movimiento de pelvis y culo nacen en colectividad y de la unión del disfrute y la fluidez de ritmos. El diálogo fue conducido por Aixa Drammeh, técnica del Espai Avinyó (Programa BCN Interculturalidad).
Para poder introducir el debate, se presentó >>un vídeo<< en el cual Anna Chinchilla habla de las raíces del twerk, de cómo se originó a través del género de música bounce, en los años ochenta en Nueva Orleans, a manera de reivindicación de la comunidad trans. La palabra “twerk” viene de la expresión “work it”, y se dice que se popularizó a través de un vídeo de DJ Jubilee que enseñaba diferentes pasos de baile de la Nueva Orleans del momento.
Aunque este paso de baile se dice que viene de los Estados Unidos, es importante recalcar que estos estilos de baile vienen originalmente de África y que se extendieron por el mundo a través de la diáspora africana, producto de la esclavitud y de la colonización de pueblos africanos. Aunque hay teorías que dicen que los orígenes del twerk provienen de bailes de la Costa de Marfil, como el llamado Mapouka, Nsi explicó que sin embargo, no se puede afirmar con certeza que el twerk provenga de la Mapouka, ya que comparte semejanzas con otros bailes de la diáspora africana, como por ejemplo el Bakisimaba de Uganda, el Assiko del Camerun, el Ndombolo de la República Democrática del Congo o el Mapalé, de la diáspora africana en el Caribe.
¿Cuál es la importancia de estos bailes y del twerk en particular?
Sobre estos tipos de baile, Benia Nsi comentó que “son una forma de expresión cultural, y eso en sí, es sinónimo de resistencia”. Es el caso de la diáspora de personas “cimarronas” que escaparon de la esclavitud y montaron sus propias comunidades a través de “palanques” o “quilombos”, y que consiguieron conservar sus tradiciones africanas. Y en el caso del twerk, sus formas de resistencia vienen de la mano de la comunidad afrodescendiente LGTBI+, especialmente de las mujeres trans, que lucharon por la aceptación de la expresión de sus cuerpos e identidades, y que utilizaron el twerk para crear y fortalecer su comunidad. En este sentido, se habló de una de las referentes del twerk y el bounce, la rapera Big Freedia, que representa, de alguna manera, la lucha de personas disidentes, que no entran dentro de este binarismo de género o de estos cánones de belleza de los cuerpos normativos.
El twerk que defiende Big Freedia, por ejemplo, lucharía contra esta mirada externa, impuesta, sobre como se leen los cuerpos de las personas que bailan twerk: la mirada de la cultura mainstream que promueve vídeos de mujeres europeas, bailando en academias, enseñando la parte más técnica, y sin tener en cuenta la importancia de conectar con el cuerpo, y mostrando una versión hipersexualizada. Por eso, las ponentes defienden la resignificación de este término y todo lo que implica.
Finalmente, Chinchilla y Nsi destacaron de qué manera el twerk las ayudó a redescubrir, disfrutar y amar sus cuerpos, y de no sentirse juzgadas bailando en comunidad. Y especialmente, Nsi recalcó: “Con el twerk, hay que recordar el origen ligado en la resistencia de los pueblos afrodescendentes, de dar los créditos a los que crearon y difundieron este paso de baile, de no vaciarlo de significado. Las personas que lo bailen tienen la responsabilidad de posicionar y dar apoyo a estas mismas comunidades afrodescendientes”.