Grec festival | El legado de las músicas negras

Las voces de artistas de la diáspora africana se reúnen en un espacio de diálogo, organizado por el Espai Avinyó, para dar respuesta a cómo se ha transmitido este legado.
 
Esta actividad forma parte del “Ciclo Colonialidad, Racismo y Creación” (Festival Grec, 2021); un ciclo de debates planteado como una oportunidad para reiniciar una conversación inacabada entre afrodescendientes y africanos, y entre estos y la ciudad en la cual viven. Además, pretende despertar la curiosidad y aportar conocimiento y experiencias transformadoras tanto para los creadores de diferentes generaciones como para el público.
 
El pasado 6 de julio, en el marco del festival Greg 2021, el Espai Avinyó, Radio Africa Magazine y el Centro Cultural Albareda propusieron una jam y espacio de diálogo con las voces de artistas de la diáspora africana en Barcelona para reflexionar sobre: ¿Cuál es el legado de las músicas negras en Barcelona? Con la conducción del periodista musical Daniel Madjody, pudimos conversar y disfrutar de las historias, voces y ritmos de Arema Arega, Crotchet Fiona, Fanta Cissoko, Joe Psalmist y Marc Ayza
 
A través de sus diversos bagajes migratorios, genealogías y formas de transmisión musical, pudimos identificar diversas lógicas de resignificación musical que se han llevado a cabo en Barcelona.
 
  • Fanta Cissoko, resaltó la importancia de la resistencia cultural que implica el hábito ancestral de narrar historias a través de la música. Con esta idea, Crotchet Fiona, valoró las referencias musicales de la infancia y del contexto de origen de estas músicas y el hecho de ponerlas en conversación con la poesía y el rap. Además de eso, Joe Psalmist, invita a hacer un ejercicio de memoria sobre las raíces africanas de los géneros musicales contemporáneos que, como el caso del blues o el jazz, muchas veces no son reconocidas.
  • Marc Ayza reflexionó sobre el rol de la música para conectar “con mi gente” más allá de la idea o pertenencia a una nación y, Arema Arega nos explicó que cuando cantamos músicas negras, estamos aceptando un regalo o un “paquete” que nos hace entrar en un canal de creación musical donde no hay marcha atrás.
  • Finalmente, nos preguntamos: ¿qué retos o tipo de futuros podemos imaginar colectivamente para la creación de espacios de musicalidad vivos en la ciudad? En este sentido, se puso sobre la mesa la necesidad de romper con el sesgo occidental de los conversatorios superiores de música, ya que muchos de ellos no comprenden que cuando hablamos de música afrodescendiente la idea musical tiene un motivo rítmico y no melódico, que implica pensar desde otro lugar cuando cantamos o seguimos el ritmo. Hay un menosprecio a este rasgo característico de estas músicas que hay que desmontar.