Interculturalidad LGTBI | El orientalismo en el deseo homoerótico

¿Cuáles son las implicaciones de la mirada orientalista en la cultura, el arte, la política, la sexualidad y el deseo homoerótico?
 
El martes 27 de octubre, se presentó la charla virtual ‘El Orientalismo en el deseo homoerótico’, en el marco del ciclo Interculturalidad LGTBI. Diálogos para una memoria plural. Diana Al-Rahmoun nos propuso una detallada reflexión literaria sobre las implicaciones que tuvo la producción cultural del Magreb en los años cincuenta, en la construcción del imaginario homoerótico y la resignificación de conceptos como la liberación y el deseo sexual, concretamente en obras de autores como Paul Bowles y la Generación Beat.
 
El orientalismo como campo de estudio y mirada occidental que afecta a los imaginarios culturales presentes en la academia, la geopolítica, el cine, la literatura, el deseo y la sexualidad, ha supuesto la creación de la dualidad Occidente y Oriente, partiendo el mundo en dos polos aparentemente opuestos. Eso ha supuesto la invención de estereotipos y estigmas que han creado una imagen bastante generalizada, incorrecta y negativa de las comunidades que conforman el llamado Oriente.
 
Destacamos del diálogo:
  • Al-Rahmoun expuso brevemente la genealogía del concepto orientalismo, entendido como aquel estudio que derivó de las escrituras de los religiosos y sus intentos de evangelización de colonias europeas en el siglo XX, acompañado de las traducciones del Corán en el siglo XII, y finalmente en la creación de departamentos especializados en orientalismo en universidades europeas, a partir del siglo XVII. El orientalismo como campo de estudio y mirada occidental que afecta a los imaginarios culturales presentes en la academia, la geopolítica, el cine, la literatura, el deseo y la sexualidad, ha supuesto la creación de la dualidad Occidente y Oriente, partiendo el mundo en dos polos aparentemente opuestos. Eso ha supuesto la invención de estereotipos y estigmas que han creado una imagen bastante generalizada, incorrecta y negativa de las comunidades que conforman el llamado Oriente.
  • Países como Inglaterra, Francia o Estados Unidos representan al oriente medio y lejano, y el sur de Asia como a extraño, inferior e incivilizado, por lo cual llevó al hecho de que Europa se autodefiniera en oposición, como lógica, superior y civilizada. De esta manera, se podía justificar la imposición del poder occidental sobre Oriente. El orientalismo, pues, “encapsula cultura, religión y etnicidad de comunidades en una amalgama de estereotipos y reducciones simplistas, deshumanizando a la gente que forma parte de estas comunidades”. Este imaginario y mirada fue la que, tal como demuestra Al-Rahmoun, perpetuó el escritor y compositor norteamericano Paul Bowles, en su descripción de Marruecos, país en el cual vivió cincuenta y cinco años hasta su muerte. Su obra, dirigida a un público occidental, enseñaba desde su punto de vista, cómo era vivir en Tánger a partir de los años cincuenta. Ésta sigue en nuestro imaginario colectivo, y perdura en cómo vemos la región. Como dijo Said sobre este tema “Oriente fue orientalizado no sólo porque se descubrió que era oriental, siguiendo los estereotipos de un europeo medio del siglo XIX, sino porque también se pudo conseguir que lo fuera, es decir, se le podía obligar a serlo”, y es por eso que tales invenciones crearon una realidad.
  • Hay que mencionar que Bowles también se rodeaba con otros autores de la Generación Beat, un movimiento literario, cuyos valores inspiraron a los hippies, y cuya influencia sigue siendo palpable hoy día. Ellos exploraban la religión, la espiritualidad, las drogas y la sexualidad, y a menudo hacían viajes a Tánger. El autor marroquí Mohammed Chukri, conoció a Bowles y a otros coetáneos como William Borroughs, Truman Capote o Allen Ginsberg y escribió diversos libros sobre ellos, diciendo que esta gente venía a Tánger para “los chicos y las drogas”. Él decía que romantizaban la ciudad, incluso la mitificaban, a la vez que despreciaban a su gente, tratando a Tánger de burdel, a la disposición de las personas occidentales. ¿Cómo podemos contrarrestar estas narrativas? Al-Rahmoun plantea que la mejor forma de darle la vuelta a este orientalismo en la literatura es usando la auto-representación como herramienta, leyendo y difundiendo a escritores autóctonos como el marroquí Abdelá Taia, autor de El que es digno de ser amado donde articula una crítica a la visión colonial de entender el deseo y la sexualidad que se produce desde la literatura occidental.