Lidia Pujol: "Panikkar utilizaba una palabra muy bonita 'dialogal', el diálogo que busca enriquecerse con la diferencia, que siempre quiere más y que está en relación con el infinito"

 
Con motivo de la celebración del centenario del nacimiento de Raimon Panikkar, el sábado 29 de septiembre de 2018, disfrutamos de un concierto gratuito de Lídia Pujol, en el Real Monasterio de Pedralbes.
 
En un concierto muy íntimo, Lídia convocó a Panikkar, a Ramon Llull, a Teresa de Jesús, a Maria Mercè Marçal, y en todos aquéllos que han buscado, de manera constante, poner su vida al servicio de un mundo mejor. El público disfrutó de un encuentro de tú a tú con la cantante. Le acompañaron el guitarrista Guillermo Rizzotto y la voz registrada de Clara Segura.
 
A caballo entre la montaña y la ciudad. Oriente. En la montaña, acompañada de tres perros, de un huerto, de la naturaleza y de una estructura de silencio, que le permite pensar y captar la información que le cae del cielo. Occidente. En el barrio de Gràcia de Barcelona. Y es desde este barrio donde Lídia nos abre las puertas de su casa, en cuyas paredes resuena.. “mi libertad está basada en tener el mínimo posible”. Oriente y Occidente. Ciudad y montaña. Y desde esta dualidad, conversamos con Lídia.
 
¿Cómo llegas a conocer a Raimon Panikkar?
 
Ignasi Moreta, el comisario del año Panikkar, me lo da a conocer. Él me ha visto actuar en todas las giras que he hecho con Iter Luminis que hago por monasterios y espacios singulares, por lugares de encuentro maravillosos de Cataluña. En estos espacios y en esta orientación, doy conciertos y pongo en diálogo a diversos místicos, poetas, a personas que tienen un mismo horizonte, el bien común: la humanización de la humanidad. Y precisamente, Panikkar era una de estas personas que pusieron su vida al servicio de un mundo mejor, un abanderado del diálogo interreligioso e intercultural, y con una gran sensibilidad política.
 
¿Qué significa para ti Panikkar?
 
Para mí, hablar de Panikkar es hablar de sumar. Es hablar del diálogo que enriquece a través de las diferencias, no que confronta posturas e intenta convencer el otro. Panikkar utilizaba una palabra muy bonita “dialogal”, el diálogo que busca enriquecerse con la diferencia, que siempre quiere más y que está en relación con el infinito. Que es, y eso, me encanta, “transbandos”. Y cuando entras en contacto con un místico, si verdaderamente lo es, no excluye al otro, suma, siempre suma. Y Panikkar siempre sumaba.
 
Raimon Panikkar, entre Oriente y Occidente…
 
Panikkar decía que buscáramos Oriente y Occidente en nosotros mismos. Porque el sol nos nace por el levante y se pone por el poniente, en mí misma y en mi vida. Y yo soy Oriente y Occidente. Y en mi cultura hay Oriente y Occidente. Y yo soy masculino y femenino, y yo soy todo. “Contengo multitudes”, como decía Walt Whitman. Oriente y Occidente son polaridades en relación o no son.
 
¿Cómo se fusionan Panikkar y Lídia Pujol?
 
Oriente y Occidente soy… “me fui cristiano, me descubrí hindú y vuelvo budista, sin haber dejado de ser nunca cristiano”. Está en este recorrido por la diversidad donde nos fusionamos. Esta fusión tiene que ver con lo que uno mismo resuena y, en este sentido, en la medida en que resuena conmigo exclusivamente, encontraréis a Panikkar en mis conciertos.
 
¿Qué es lo que destacarías de Panikkar?
 
Destacaría aquella manía suya para vincular, para ser el nexo, para ser aquello que decía Jacint Verdaguer “Poeta y fangador”, pues él es la (y) que vincula. Destacaría también, la capacidad que tenía para desmontar que las cosas no fueran sólo superficiales, que no disociáramos el continente del contenido: Oriente y Occidente. La dualidad de la que él hablaba constantemente.
 
¿Qué es Iter luminis?
 
Es un itinerario de ermitas, iglesias y monasterios catalanes. Es también un encuentro, personas que nos reunimos en torno a la belleza, en espacios de silencio, en una arquitectura imponente. Es relacionarme con las personas de la zona, crear un vínculo con la gente que ama aquel lugar, que se siente con una identidad porque se siente vinculada. Por lo tanto, Iter luminis es una experiencia de comunidad.
 
Un mensaje para el público…
 
¿Cómo es posible seguir un camino contemplativo, artístico, filosófico e, incluso religioso, cuando el mundo pide a gritos acción, compromiso, política e, inversamente, como se puede hacer campaña por un mundo mejor o por la necesaria revolución cuando lo que más se necesita es una valoración correcta, una intuición serena? Tú eres quien le da valor a tu vida trascendente o no. Dios es amor, amor es dios, decía Panikkar, con un gran talento para comunicarlo.
 
Dos palabras finales…
 
Amor y libertad. Libertad orientada al amor. Si no puedo escoger no puedo ser libre, pero que pueda escoger no quiere decir que sea libre.