Lukas Avendaño: "Cuanto más grande es la cebolla, más capas tiene, y los ejercicios están dirigidos a hacer que las personas se puedan ir quitando capas"

Desde el Espai Avinyó programamos dos actividades centradas en trabajar la interseccionalidad.
 
El 3 y 4 de julio de 2018 el Espai Avinyó co-organizó con la Xixa Teatro un taller de expresión corporal con Lukas Avendaño , artista, formador, antropólogo y activista muxhe.
 
A lo largo del taller, repensamos el cuerpo humano como herramienta biológica, cultural y política con el apoyo de herramientas tanto teóricas como prácticas que nos ayudaron en el ejercicio del arte puesto en acción.
 
La muxheidad desafía los conceptos tradicionales de la identidad y del género occidentales y nos presenta una forma de vivir y entender la cotidianidad con una mirada propia. El artista mexicano que os presentamos no se guía por las normas rígidas de las disciplinas artísticas, y esto lo convierte sin duda en un creador genuino y único.
 
Adjuntamos une entrevista a Lukas Avendaño.
 
Como artista, ¿cuál es tu objetivo con las performances?
 
En el caso, por ejemplo, de la actividad con el Espai Avinyó haremos una “Instalación con cuerpo humano”, no es muy bien una performance. La “Instalación con cuerpo humano” parte de una premisa, “Todos los cuerpos somos cuerpos contenidos”. Algunos cuerpos en más proporción, y otros en menos. Quién asista a esta instalación podrá experimentar vivir su propio cuerpo como la posibilidad de un proceso de descontención.
 
A partir de aquí, considero que la instalación puede encaminarse a generar una ciudadanía de la corresponsabilidad ligada con el otro y con el entorno. A través de la “descontención” o no, podremos ver los cruces de género, de sexo, de religión o de cultura. Mediante este proceso de deconstrucción concebiremos el cuerpo como un cuerpo apoderado.
 
¿Interpretarás los ejes que atraviesan los cuerpos?
 
Más que interpretar, será un proceso en el cual jugaremos con la metáfora de la cebolla, es decir, la contención tiene que ver con las capas de la cebolla. Cuanto más gorda es la cebolla, más capas tiene, y los ejercicios están dirigidos a hacer que las personas, en la medida que consideren, se puedan ir quitando capas. Puede ser la capa del género, la capa de la identidad sexual genérica, de la identidad cultural o del color de la piel, hasta que nos quedamos solo en cueros puros.
 
Hay momentos en los cuales nos es útil tener estas capas, pero a veces no. Tenemos que ir negociando y cada cual tiene que ver qué puede ofrecer para llevar a cabo un diálogo intercultural.
 
¿Cómo te esperas que se produzca este diálogo intercultural entre las personas del público?
 
Creo que como un proceso, porque cada individuo vivirá la experiencia como un proceso personal realmente. El grado de descontención es una decisión personal y para mí es muy importante que las personas se encuentren seguras a la hora de sacarnos las capas. No tengo expectativas porque voy con la disposición de vivir el proceso como una decisión personal, porque si yo lo decido estoy generando interferencias en el otro. Cuando afirmo que los cuerpos están “contenidos” me refiero al hecho que tienen también algunas fronteras, entonces será nuestra decisión si queremos tumbar esta frontera o que sea aleatoria.
 
Para mí es muy importante que las personas elijan si quieren quedarse como desnudas o no. También la misma didáctica está enfocada a generar relaciones de complicidad, y esto facilita que la burbuja de seguridad se pueda dar.
 
¿Qué sientes cuando la gente se va sacando las capas en una de tus performances o instalaciones ?
 
Para mí son regalos. Justo ahora, bajando por la Rambla pensaba que había mucha gente, pero que tampoco interactuaba con nadie. La posibilidad de interactuar con el público y la posibilidad que tenemos de ejecutar una actividad extra cotidiana es un regalo. El otro, aunque sea un regalo que no le gusta, lo recibe con amor. Cada acto de deconstrucción lo vivo como un regalo.
 
¿Cómo preparas las instalaciones?
 
He aplicado una metodología llamada “antropología aplicada a la escenificación”, hago un proceso de investigación a través de diferentes herramientas antropológicas. La finalidad de la pieza es “rasgar el entramado cultural”. Hay personas que están dispuestas a ser espectador y no se exponen, no entran en un estado de vulneración, pero al final de la pieza salen “rasguñados” y en este “raguñamiento”...
 
No se da el diálogo, pero si el impacto.
 
Exacto, además la instalación está diseñada para generar imágenes, y al conocimiento nos acercamos a través de las imágenes. Por lo tanto, si generamos imágenes, algunas de estas imágenes quedarán en el pensamiento.
 
¿Cuáles son los ejes que más cuesta exponer, es decir, qué capas cuestan más?
 
El género y la sexualidad, al menos en un contexto latinoamericano, aquí ya lo descubriré.