Museos (Im)posibles | Curiosidades contra-naturales

Diálogo abierto sobre el sistema de clasificación occidental de la ciencia y sus consecuencias históricas y actuales sobre la vida. 

El 29 de mayo del 2024, el Espai Avinyó y el Museu de Ciències Naturals de Barcelona organizan una nueva edición del ciclo Museos (Im)posibles.  De la mano de la artista Iki Yos Piña Narváez visitamos una de las sedes del museo en el parc del Fòrum donde se alojan las instalaciones destinadas principalmente a programas públicos: exposiciones, talleres, conferencias y mediateca.  

Iniciamos la sesión con la invitación de Iki a “recoger libremente sensaciones” de la exposición permanente «Planeta Vida», y a detenernos en dos de las islas temáticas que forman parte sustancial del discurso científico y relato museográfico del museo: «Clasificación y nomenclatura» y el «Gabinete Salvador» 

Desde un cuerpo cimarrón y tecnología ancestral de fuga travesti, Iki se enuncia y propone algunas claves historiográficas para abordar lo que han supuesto las crónicas de “aventuras y exploradores de curiosidades” y el desarrollo que supuso en los métodos de captación y clasificación occidental de la naturaleza y “otros” cuerpos considerados no humanos.  

Estos métodos, derivados de la matriz moderno colonial de género, se han basado en un sistema cisheterosexual normativo y biologicista. En este sentido, Iki nos invita a reflexionar sobre la fabulación contranatural que suponen los cuerpos travestis, en tanto que se constituyen en “ejercicios vivos de contrabiología”.  

Destaca y reivindica en su intervención la idea de “lo inclasificable” y “la inseparabilidad” de lo vivo; “de la naturaleza en nuestro cuerpo y de nuestro cuerpo en la naturaleza”. De cómo la separación entre cultura y naturaleza, lo natural y lo no-natural, se han materializado en dispositivos y mentalidad colonial, como la ginecoobstetricia, las pinturas de castas y mestizaje, zoológicos humanos, exposiciones universales y los propios museos (incluidos los museos de arte, de historia y científicos).   

Seguidamente, Iki ilustra, con ejemplos de diversas disciplinas, cómo la construcción del discurso científico como dispositivo de verdad y la cosmofobia, ha ido de la mano del proyecto colonial. Esta construcción ha validado el expolio, el extractivismo, la experimentación y la "bestialización de los cuerpos negros" en nombre de la ciencia. Asimismo, ha contribuido al "desagenciamiento de cuerpos indígenas", que fueron transportados y exhibidos como objetos, con la misma connotación política, filosófica y jerárquica que observamos en muchos aspectos de la vida contemporánea. 

Frente a esto, algunos miembros del equipo del museo sugieren que es necesario distinguir entre el método científico como herramienta para construir conocimiento y los sesgos e interpretaciones que pueden estar influenciados por relaciones de poder históricas. Reconocer esta diferencia implica estar abiertos a revisar los criterios para clasificar y jerarquizar categorías, para identificar cuándo se vuelven totalizantes. Incluso plantea un debate ontológico sobre si sólo hay una realidad/mundo o hay varias realidades/mundos, y cómo afecta a la forma de repensar el museo.  

En una simultaneidad entre la posibilidad y la imposibilidad de tener un museo que sea crítico con su colección e historia, que habite la contradicción y la incomodidad, y que debata con las participantes de la sesión, se esbozan propuestas que intentaremos recoger aquí: 

  • Crear espacios para múltiples relatos: Existen dos salas vacías cerradas en la exposición que podrían convertirse en “dos puertas” de posibilidad como contradiscursos o contranarrativas para impulsar un ejercicio de imaginación radical y justicia sanadora frente a un “museo de las ausencias”.  En estos espacios se podría pensar en reflexionar sobre formas de conocimiento no hegemónicas que escuchen “la naturaleza” y reescriban el futuro que escape de clasificaciones ancladas en el binarismo y que posibiliten un ejercicio de desclasificación y contraclasificación.   
  • Otra forma de exponer (o no) algunas especies, que respeten su biografía e individualidad, al mismo tiempo que reflejen la inseparabilidad y su participación en un entramado orgánico con otras especies y con la naturaleza en general. Esto implica evitar dar la sensación de encierro y atomización de la naturaleza.  
  • Reconocer cuando se explica la isla de la “Clasificación y Taxonomía”, la ficción de neutralidad, objetividad y consenso de las ciencias naturales: señalando cómo actúan relaciones de poder a la hora de imponer categorías sesgadas, la utilización de criterios binarios en la clasificación y las consecuencias que podemos encontrar en algunas jerarquías clasificatorias homogeneizantes y unilaterales en la sociedad. Por ejemplo, se podría agregar un apartado de historia de la ciencia que evidencie algunas consecuencias de esas clasificaciones como el racismo científico que justificó la esclavitud o la patologización de la homosexualidad o cuerpos trans. 
  • Cuando se explica “La Evolución” resaltar o resignificar la idea de evolución desvinculándola de progreso occidental. 
  • Situar el rol de los exploradores y científicos en las antiguas colonias: hacer evidente y crítica la figura de los exploradores y científicos modernos, en cuanto a su participación en el proyecto colonial de occidente, la producción científica y la colección del museo. Esto implica, contextualizar mejor el “Gabinete Salvador” y su relación con los viajes y expediciones científicas enmarcadas en relaciones coloniales.   
  • Evidenciar la trazabilidad de lo expuesto o coleccionado en un museo de ciencias naturales: “El recorrido entre el museo y el territorio de lo expoliado: Guinea Ecuatorial, Filipinas, Marruecos, Abya Yala y el Caribe”.  
  • Señalar la relación entre la historia moderna de la ciencia occidental y la dominación de la naturaleza, extractivismo de los recursos y el expolio en territorios hoy en día. Conectar con la realidad contemporánea y visibilizar problemáticas concretas como las de los minerales en lugares como el Congo o Chile, por ejemplo. 

Finalmente, Iki invita a pensar que cuando se plantea borrar algo "incómodo" para la historia o la colección del museo, conviene estar alertas de si eso no sería una salida “fácil” para resolverlo y tendríamos que preguntarnos antes: ¿Cómo se manifiesta esa ausencia, aunque no se quiera contar o se haya borrado? ¿Cómo reconstruimos un archivo a partir de las ausencias?  ¿Qué pasaría si estuviera? ¿Cómo estaría? ¿Cómo queremos recordarlo? ¿Quién genera la curaduría para recordar este cuerpo exhibido? Resulta crucial recordar y mantener siempre esta tensión, reconociendo que hubo robo y destrucción de unos sobre otros y que eso aún no ha cesado.  

Compartimos bibliografía recomendada para profundizar en el debate:  

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