No soy tu gitana
Una obra de teatro para desmontar con gracia, humor y arte toda narrativa hegemónica que pesa sobre el cuerpo de la mujer gitana y su pueblo.
El pasado 14 de junio el Espai Avinyó organiza con la colaboración de Paral·lel 62 el monólogo 'No soy tu gitana' de la activista feminista y actriz gitana Silvia Agüero, obra creada en coproducción con el Teatro del Barrio y basada en la investigación de Pretendemos gitanizar el mundo.
En esta propuesta escénica, Silvia Agüero va enlazando narrativas, imaginarios, leyes de expulsión y persecución, formas de control social y reproductivo hacia el cuerpo de las mujeres gitanas y el pueblo gitano. Toda una afrenta construida desde hace seiscientos años y difundida mediante la cultura dominante:
"No soy esta gitana construida por las mentes de los poderosos: hombres, paisanos, católicos... a través de las leyes que han perseguido nuestra identidad y de la ficción promovida por la cultura dominante. No soy ni Preciosa ni Carmen ni Esmeralda ni Zemfira. Tampoco soy la gitana que te muestran a través de la telebasura", dice Silvia Agüero y en la obra nombra el caso de ‘La gitanilla’ de Cervantes y de la ópera ‘Carmen’ de Bizet.
Así, vemos cómo Silvia pone en jaque esta ficción dominante a través del humor y el desparpajo, de los cantos de resistencia y de un manual para maldecir sin complejos, interpelando a todo tipo de público y poniendo en el centro la presencia gitana en el contexto de la ciudad.
Finalmente, aprovechamos para crear un espacio de diálogo con Silvia Agüero y las actrices y directoras, Silvia Albert Sopale, Sònia Masuda y Mar Ortiz para así reflexionar sobre las consecuencias de estos imaginarios en su quehacer profesional y cotidiano, en procura de posibilidades de transformación y de resistencia a través del arte.
Destacamos algunas reflexiones del encuentro:
- Al terminar la obra, Silvia anuncia: "Qué orgullo de gitanos y gitanas de Barcelona, que han sufrido un proceso de gentrificación antigitana en el Somorrostro, que han sobrevivido al exterminio, a leyes iguales o peores que en el resto del Estado”.
- "Luchamos constantemente contra unos imaginarios construidos hace seiscientos años hacia las personas gitanas, negras, marrones, asiático-descendentes", comenta Silvia Albert Sopale.
- Sònia Masuda continúa diciendo "que las intérpretes sufrimos estos imaginarios en los castings para trabajar, o que, si no los hacemos, se creen que no existes".
- Mar Ortiz plantea que "lo que más me hace daño es la apropiación de nuestras historias, experiencias y discursos, que después nos llaman para interpretarlas o ni siquiera", haciendo alusión sobre todo a las instituciones.
- En respuesta a esta precariedad en el medio, Silvia Agüero propone una frase que decía Antonio Núñez 'El chocolate': <<en mi hambre mando yo>>; y propone desde su singularidad “opciones para no venderse, para llevar una ética antirracista”.