El Evangelio según Ernesto Cardenal: semi éxtasis, desierto, exteriorismo y lucha liberadora

Este 1 de marzo del 2020 nos dejó Ernesto Cardenal, poeta, sacerdote y revolucionario nicaragüense, figura clave de la teología de la liberación latinoamericana. La importancia y repercusión de sus poemas y escritos tanto en sus faceta mística como en los procesos revolucionarios del pueblo nicaragüense y latinoamericanos, forman parte de un gran legado que continúa vigente para religiosos, ateos, amantes de la ciencia, pero, sobretodo, a aquellas personas que luchan por la justicia social.

25/11/2020 - 16:55 h

El pasado jueves 12 de noviembre el Espai Avinyó dio inicio al ciclo “Diàlegs Literaris” un espacio de encuentro que, en formato distendido, propone realizar lecturas compartidas de textos de escritoras y escritores de diversas geografías, historias y líneas de pensamiento con el objetivo de promover un intercambio con diversas realidades, tiempos y formas de entender el mundo.

En un primer momento, para la contextualización de Ernesto Cardenal en el marco de su propuesta teológica liberadora, contamos con las anécdotas y lecturas de José Ignacio González Faus, jesuita y miembro del área teológica de Cristianismo y Justicia. Para reseñar su legado literario, Tania Pleitez, Doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona (UB), nos guió por los hitos biográficos y literarios más representativos . Y como elemento sorpresa, nos conectamos con Arlen Centeno, feminista nicargüense, que nació y creció en la comunidad y familia que acompañó a Ernesto Cardenal en la fundación de Solentiname.

Ernesto Cardenal sostuvo una vida un poco inusual para un sacerdote, fue más allá de su cargo eclesiástico y de lo que se esperaba de él. José Ignacio González Faus parafraseando a Thomas Merton, monje Getsemaní que era una especie de padre espiritual de Cardenal, dijo “La vida contemplativa es un semi éxtasis y 20 años de desierto”, y esta frase podría definir bastante bien la vida de Cardenal, en cuanto a esas dualidades que marcaron su vida. La poesía, la revolución sandinista y su interés en la ciencia formarían parte de ese semi éxtasis y su rol como sacerdote, su amor y devoción a Dios podrían representar ese desierto.

Estos elementos aparentemente conflictivos que plagaban a Cardenal no son diferentes a los conflictos internos que todos tenemos, de hecho, él llegó a decir en su primera obra “Hora 0” (1957), antes de ser sacerdote, que creía que era más coherente ser ateo porque es difícil entender a Dios, ya que Dios es complejo en sí. De esta manera, escribiendo de manera llana y clara sobre Dios y fragmentos de la Biblia, consiguió empezar a escribir algo parecido a traducciones laicas, además de traducciones literales al español de epigramas en latín, que luego le llevaría a publicar su propia obra Epigramas (1961), pero en este caso a través de la poesía.

¿Pero por qué escogió la poesía para transmitir sus ideas transgresoras?

Tania Pleitez explicó que fue precisamente en Kentucky, Estados Unidos, cuando estuvo en la abadía de La Trappa que publicó “Antología de la poesía norteamericana” (1963) y esto le llevó a acuñar un término llamado “exteriorismo” donde hablaría de un género o más bien una manera de escribir poesía. Se basó en la obra de poetas como Walt Whitman, Ezra Pound o John Ashbery, y en su descripción de la vida rural y urbana, y muy costumbrista, además del carácter narrativo, que no anulaba la intimidad humana e incorporaba un mundo exterior. Dijo del exteriorismo “No es un ‘ismo’ ni una escuela literaria, es la poesía creada con las imágenes del mundo exterior, el mundo que vemos y palpamos (…) es la poesía hecha con nombres propios, detalles precisos y datos exactos, y cifras y hechos y dichos, en fin, es poesía impura”. Y es así como se empeñó en que todo podía decirse en un poema.

Para Cardenal, la poesía era liberadora y debía incorporar la lucha liberadora de los pueblos, además de denunciar todos esos problemas sociales y estructurales. En su caso, la poesía iba de la mano de reclamos reivindicativos, que también forman parte de los valores de la Teología de la Liberación, una rama del cristianismo que se caracteriza por considerar que el Evangelio exige que se asuman mayores compromisos para cambiar las injusticias cometidas contra las personas que están en los márgenes. A él se le atribuyen citas como “Los derechos de los pobres son más sagrados que los derechos de los demás”, o, por ejemplo, en Epístola a Monseñor Casaldáliga (1975) dijo sobre otras poesías más convencionales “No es tiempo de crítica literaria, y para qué metáforas, si la esclavitud no es metáfora, ni es metáfora el escuadrón de la muerte”. A él se le atribuyen citas críticas como “¿Celebramos el nacimiento de Cristo o del dios dinero?” o “Somos subversivos, seguidores del proletario mal vestido y visionario, agitador profesional ejecutado por conspirar contra el sistema”.

Su posición política le llevó a que le excomulgaran de la Iglesia Católica, y tuvo un encontronazo con el Papa Juan Pablo II, y después llegó a ser muy crítico del régimen de Ortega. Cardenal vivía constantemente entre dualidades, no se suele esperar que un sacerdote sea muy político, ni tampoco que sea firme creyente de la ciencia, pero él creía que la ciencia podía perfectamente convivir con la religión. En su obra “Canto cósmico” (1989) existe un discurso científico y literario junto al religioso y teológico, y es una especie de versión poética contemplativa de El Génesis, La Evolución y El Apocalipsis.

Tenía una manera muy suya de interpretar textos, un ejemplo de esto sería la obra “El Evangelio en Solentiname” (1975), del que Arlen Centeno pudo leer fragmentos, aunque solamente a ratos, cuando su red se lo permitía, ya que la tormenta Eta había causado muchos estragos en Nicaragua. Ahí Cardenal hablaba de la vida en Solentiname, un archipiélago en el lago Cocibolca de Nicaragua, donde fundó una comunidad de pescadores y artistas que se hizo mundialmente famosa. Se dice que ahí empezó a apreciar más la vida contemplativa, y decidió al menos vivir sin seguir creencias preestablecidas del cristianismo o el catolicismo, como los códigos de vestimenta a la hora de ir a la iglesia. Cardenal estaba en contra de otras ideas como la cultura del sacrificio o de la religión como opresión y no hablaba de un Dios castigador. Por estas razones Pleitez concluyó que “sus versos perdurarán más allá de la miseria y de las prácticas autoritarias”, y afirmó que Ernesto Cardenal ha dejado atrás un inigualable legado.

Después de este primer momento, con la ayuda de la dinamización del colectivo de escritura creativa En Palabras [ relatos migrantes], dimos inicio a las lecturas compartidas de algunos textos de Cardenal donde el público tuvo la oportunidad de leer en primera persona y comentar nuevas anécdotas e historias vinculadas al universo de Ernesto Cardenal.

Podéis recuperar de nuevo el podcast en nuestro canal de ivoox.