LA ENTREVISTA | Pastora Filigrana: “El racismo no es un error del sistema, sino que es el sistema mismo, que se reproduce a través de decisiones culturales, políticas y económicas” 

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17/12/2024 - 14:43 h

Pastora Filigrana es abogada especializada en Derecho Laboral y Sindical, y experta en Derecho de Extranjería. Máster en Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo. Cooperativista. Activista por la Defensa de los Derechos Humanos. Miembro del Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras (SAT). Feminista y mestiza gitana.  

En el marco del Foro Global de la UNESCO contra el racismo y la discriminación, conversamos con Pastora sobre cómo enfrentar el antigitanismo y otras formas de discriminación. También exploramos el papel clave de las administraciones en esta lucha. 

Según el Informe del Observatorio de las Discriminaciones, el racismo y la xenofobia son los principales motores de la discriminación en Barcelona. ¿Qué acciones crees que se deberían tomar para abordar estas problemáticas estructurales de manera efectiva? 

Creo que las medidas para abordar estas problemáticas se dividen en dos grandes líneas. Por un lado, está la prevención, que implica fomentar una conciencia antirracista y antixenófoba, especialmente desde las instituciones públicas. En este sentido, considero que la educación pública es uno de los principales cortafuegos frente al avance del racismo y la discriminación. Las escuelas tienen un papel fundamental en la prevención de la proliferación del racismo, a través de una educación basada en una perspectiva universalista y con un enfoque en los derechos humanos. 

Por otro lado, está la reparación. Como abogada, pienso que las instituciones públicas deben facilitar la denuncia de delitos de odio y actos de discriminación que sufren las personas racializadas. Es fundamental que se conozcan los protocolos existentes, que se activen cuando sea necesario y que se tomen medidas concretas frente a situaciones discriminatorias. Esto reduciría significativamente la impunidad de muchos actos de discriminación racial y contribuiría a frenar su proliferación. 

En el caso concreto del antigitanismo, ¿qué medidas consideras más relevantes? 

En este ámbito, las medidas de prevención y reparación serían las mismas que las mencionadas anteriormente. Sin embargo, me gustaría señalar una reivindicación clave del movimiento asociativo gitano: la inclusión de la historia y la cultura del pueblo gitano en el currículo escolar. Creo que este sería un avance muy importante, ya que lo que no se conoce es más fácil que se convierta en objeto de estereotipos o desprecio. Por lo tanto, incorporar el conocimiento de la historia y la cultura del pueblo gitano en las aulas y en los libros de texto sería un gran paso adelante. 

¿Qué implicación deberían tener las administraciones públicas para abordar el racismo y la xenofobia? 

Creo que el enfoque que deben adoptar las administraciones públicas respecto al racismo es entender que no se trata de un error del sistema, sino que es el sistema mismo. No estamos hablando únicamente de corregir actitudes individuales. Por ejemplo, no es solo el hecho de que a alguien no le guste tener un vecino nigeriano o una vecina gitana. El racismo es un sistema integral e institucional que se reproduce diariamente a través de decisiones culturales, políticas, sociales y económicas. No es únicamente una cuestión individual. 

Desde esta perspectiva estructural, creo que las políticas de intervención contra el racismo que implementen las administraciones públicas serían mucho más acertadas y efectivas. Es necesario abordar el problema desde su raíz, entendiendo que el racismo está profundamente arraigado en las instituciones y que requiere un enfoque integral para desmantelarlo. 

¿Podrías explicar el concepto de Sistema-Mundo y cómo afecta al pueblo gitano y a otras comunidades marginalizadas? 

Si bien esta teoría ha sido principalmente desarrollada por Immanuel Wallerstein, yo buscaba un concepto que permitiera complejizar la situación más allá de un modelo económico. No estamos hablando únicamente de un modelo neoliberal como sistema económico, sino de un sistema civilizatorio mucho más amplio. En este sistema, la colonización —entendida como la jerarquización de las humanidades según la raza y el lugar que se habita— es fundamental para comprender el enfoque económico que perpetúa un reparto desigual de la riqueza. 

Con esto quería señalar que el Sistema-Mundo no es solo un modelo económico; es un sistema integral que combina dimensiones económicas, políticas, culturales y sociales para sostener esta desigualdad estructural.  

¿El concepto de Sistema-Mundo afecta de forma singular a las mujeres gitanas? 

Creo que afecta a las mujeres en general, porque uno de los criterios que utiliza este Sistema-Mundo para perpetuar el reparto desigual de la riqueza y el trabajo es el género. Las mujeres, en comparación con los hombres, enfrentan mayores obstáculos para acceder a una vida en igualdad de condiciones. 

Por lo tanto, considero que este concepto de Sistema-Mundo, al menos en el sentido en el que yo lo empleo, intenta integrar no solo el capitalismo o el neoliberalismo en esta fase actual del capital, sino también otras dimensiones de opresión como la colonización, el patriarcado y el racismo.  

¿Cómo integras el feminismo en la lucha anticapitalista desde la perspectiva del pueblo gitano? 

Te responderé desde una perspectiva general, no limitada exclusivamente al pueblo gitano. Como mencionaba antes, el capitalismo no puede existir sin el patriarcado. Para que el capitalismo funcione, necesita cuerpos más baratos y explotables, lo que requiere jerarquizar las humanidades. El género, como explicaba en la pregunta anterior, es uno de los criterios que estructura la desigual distribución de la riqueza y el trabajo en el mundo. 

Colocar a las mujeres en una situación de desventaja permite que muchas de ellas, especialmente aquellas atravesadas por la colonialidad o la racialización —es decir, mujeres que no son blancas o no habitan en Europa—, realicen gran parte del trabajo y la producción de riqueza de manera gratuita o por salarios extremadamente bajos. 

El capitalismo, entonces, necesita el patriarcado para generar cuerpos baratos que se encarguen de los trabajos más precarios y menos valorados. Esto incluye el trabajo en el campo, los cuidados —que a menudo se realizan de manera gratuita o en condiciones muy precarias— y la producción textil en fábricas. Estos roles recaen especialmente en las mujeres más pobres, que sostienen este sistema con su esfuerzo, mientras reciben una retribución mínima o nula. 

¿Qué papel juega el ecofeminismo en la lucha del pueblo gitano y cómo se relaciona con los desafíos ambientales actuales? 

Hablo del ecofeminismo desde el enfoque que le da Yayo Herrero, quien plantea que se contrapone al individualismo predominante. Según esta perspectiva, ningún ser humano es completamente independiente; la interdependencia y la ayuda mutua son fundamentales para sostener la vida. Este es uno de los principios esenciales del ecofeminismo. 

En ese sentido, lo que expongo en mi análisis es cómo el pueblo gitano ha practicado históricamente la ayuda mutua, el sostenimiento de los grupos amplios y la interdependencia como estrategias para sostener la vida y reproducir su cultura, en un contexto de persecución y colapso constante durante siglos. Esa capacidad de las comunidades gitanas para apoyarse mutuamente ha sido una herramienta de resistencia frente a la persecución. 

¿Podrías dar ejemplos concretos de mutualismo de base y autogestión del conflicto en el pueblo gitano? ¿Cómo pueden estos modelos inspirar a otras comunidades? 

El pueblo gitano ha sobrevivido a casi 600 años de persecución, con intentos de etnocidio y genocidio basados en su condición étnico-racial, gracias a la implementación de múltiples estrategias de resistencia y autogestión. Por ejemplo, han desarrollado modelos de autogestión económica para evitar quedar atrapados en los sectores laborales que se les imponían, como el trabajo en las minas o el campo. En lugar de aceptar este destino, buscaron formas de sostenimiento propias, como la producción artesanal, la compra y venta de bienes, y la producción artística. Estas actividades les permitieron escapar de un sistema y unas leyes que les querían relegar al trabajo servil en las tierras de los señores. 

Además, esta resistencia económica fue posible gracias a la construcción y mantenimiento de redes amplias de solidaridad y cooperación, lo que está muy relacionado con conceptos como la ecodependencia o el mutualismo. Estas redes han sostenido la vida en los márgenes durante siglos, permitiendo al pueblo gitano resistir colectivamente. 

Como activista por los derechos humanos, ¿cuáles son los principales retos que enfrentas en tu trabajo diario? 

Mi trabajo se centra principalmente en la defensa del derecho a la igualdad de trato y la no discriminación, especialmente en lo que respecta a la discriminación racial. Estoy muy comprometida con este derecho fundamental porque creo que el derecho a la igualdad de trato es una condición esencial para que cualquier otro derecho fundamental pueda ser garantizado. 

Creo que cualquier persona defensora de los derechos humanos en este momento enfrenta un choque frontal entre el neoliberalismo y la universalidad de los derechos humanos. La organización económica y social del mundo cada vez deja más claro que los derechos fundamentales, la vida digna, no están garantizados para todas las personas. Además, cada vez más capas de la población son excluidas de una vida digna y, por lo tanto, del ejercicio de los derechos fundamentales más básicos. Ese es el principal debate. 

Es evidente que el neoliberalismo y los derechos fundamentales no son compatibles, y esto se pone de manifiesto todos los días. Si realmente queremos garantizar la universalidad de los derechos humanos para todas las personas, independientemente de su género, raza o lugar de nacimiento, necesitamos reinventar un nuevo modelo de distribución de la riqueza y el trabajo que no esté basado en el neoliberalismo. 

En tu experiencia como cooperativista, ¿cómo pueden las cooperativas servir como un modelo para el pueblo gitano y otras comunidades marginalizadas? 

Creo que, para entender el valor de las cooperativas, deberíamos mirar al modelo que ha utilizado el pueblo gitano, como mencionaba anteriormente. El pueblo gitano y otras comunidades marginalizadas han sostenido la vida en situaciones de colapso y persecución. Cuando no había un Estado que protegiera, ni un poder de consumo que te ayudara a comprar lo que necesitabas, la única forma de sobrevivir en los márgenes era la cooperación. No era una cuestión ideológica, sino una necesidad absoluta, porque no había otra opción. 

Un ejemplo claro de esto lo vimos recientemente con la tragedia de la DANA en Valencia. Cuando el Estado desaparecía, cuando no había soldados, bomberos ni ayuda externa, el dinero que tenías en el banco no servía para nada. No podías comprar lo que necesitabas, ni contratar los servicios necesarios. En situaciones como esa, lo que quedó fue la cooperación: la ayuda mutua entre vecinas y vecinos. 

Las comunidades que siempre han vivido bajo el efecto de colapsos y exclusión han desarrollado muchas formas de cooperación que son un verdadero ejemplo para la sociedad mayoritaria.  

¿Cuál es el papel del Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras (SAT) en la defensa de los derechos de los sectores laborales más precarizados y qué logros has visto en tu tiempo como miembro? 

El Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras (SAT) tiene sus raíces en la experiencia del Sindicato de Obreros del Campo, que luchó históricamente por los derechos de las personas jornaleras. Cuando el SAT se expandió hacia las ciudades, mantuvo esa misma esencia de lucha, especialmente en los sectores más precarizados. Un ejemplo claro de esto en Andalucía es el sector de la hostelería, donde el sindicato sigue desempeñando un papel fundamental en la defensa de los derechos laborales. 

En cuanto a la lucha por los derechos del pueblo gitano, hoy en día está siendo liderada, principalmente, por el movimiento asociativo gitano. Lo llamativo es que este movimiento está siendo especialmente liderado por mujeres. Las asociaciones de mujeres gitanas tienen actualmente un peso institucional y público muy importante en la defensa de los derechos del pueblo gitano.