52 centros cívicos con propuestas culturales que no te puedes perder!
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Centres Cívics
Centre Cívic Casa Golferichs
El edificio modernista de la Casa Golferichs acoge una intensa actividad musical (las Tardes a les Golfes y los Dijous Blues), fotográfica (en el Xalet y el Espacio Fotográfico Francesc Català-Roca, sobre todo) y una programación estable de interesantes conferencias.
- Contacto y horario
- Actividades
- Historia
De lunes a viernes, de 9 a 14h y de 15 a 21 h
Agosto: cerrado
Un éxito de los movimientos vecinales
El Centro Cívico Casa Golferichs o «el Xalet», como se lo conoce popularmente, no es solo un ejemplo de la arquitectura modernista que nos habla de la Barcelona de principios del siglo xx. Es, también, un símbolo de las luchas vecinales de los años setenta y ochenta, que consiguieron recuperar para el uso ciudadano un edificio singular de gran valor patrimonial que había estado a punto de desaparecer.
Un palacete con maderas de importación
En el año 1900, Macari Golferichs i Losada, un hombre de negocios de la Barcelona de principios del siglo xx, encargó un palacete modernista al arquitecto Joan Rubió i Bellver. El edificio debía incorporar las maderas exóticas que Golferichs importaba de América.
La casa, que combinaba muros de mampostería común, ladrillo visto, ladrillo vidriado y cerámica, se terminó en 1901 y ese mismo año obtuvo una mención especial en los premios que el Ayuntamiento otorgaba a los mejores edificios del año. De estilo neomedieval, tenía una vistosa tribuna que daba a la Gran Via de les Corts Catalanes.
Como tantos arquitectos modernistas, Rubió quiso romper con la linealidad y uniformidad de la cuadrícula del Ensanche huyendo de la estructura achaflanada. Para lograrlo, proyectó un jardín frente a la fachada de la casa.
De vivienda a escuela para chicas
Los negocios, sin embargo, no marchaban suficientemente bien y Macari Golferichs no podía permitirse seguir manteniendo un palacete tan caro. Por eso, en 1909, lo vendió al Instituto Religioso de las Monjas Dominicas de la Presentación.
Las monjas instalaron allí un colegio de pago para chicas: el Colegio de la Presentación de la Santísima Virgen-Nuestra Señora del Rosario y anexaron un segundo edificio de planta baja y dos pisos a los que, en años posteriores, se añadieron más plantas. Con la fachada en la calle de Viladomat, este nuevo edificio se comunicaba con el original, que ya se conocía como «el Xalet».
Durante la Guerra Civil, las Juventudes Revolucionarias ocuparon la finca y crearon allí una universidad popular, pero, terminado el conflicto, el palacete fue devuelto a sus anteriores propietarios y siguió funcionando como escuela hasta el curso 1971-1972.
Para poder afrontar el déficit económico del colegio, las Religiosas Dominicas de la Presentación decidieron vender la Casa Golferichs y, en 1973, pasó a ser propiedad de una conocida constructora de la ciudad. El edificio parecía condenado a ser reemplazado por un moderno bloque de pisos.
Salvado de la piqueta
Un error en la concesión de los permisos permitió iniciar el derribo, que causó daños en el interior de la finca. Sin embargo, la petición de una segunda licencia de demolición fue denegada y la operación quedó paralizada. Mientras tanto, la Dirección General de Bellas Artes inició los trámites para declarar la Casa Golferichs monumento histórico-artístico.
Durante cerca de diez años, mientras el edificio se degradaba progresivamente, las asociaciones de vecinos de la zona se movilizaron para reclamar que el Ayuntamiento comprara «el Xalet» y lo restaurara.
Finalmente, en 1984, se hacía pública la compra del inmueble por parte del Ayuntamiento por un monto de ochenta y cinco millones de pesetas.
En 1987, se iniciaron las obras de reforma, según el proyecto de Pere Joan Ravetllat y Carme Ribas, con el objetivo de transformar la Casa Golferichs en un equipamiento público. La mayor parte de espacios y dependencias se instalaron en el edificio anexo.
En el palacete, que se comparte con la Fundación Pi i Sunyer, la capilla de la planta noble se transformó en una sala de actos; las aulas se reconvirtieron en despachos y talleres; se recuperó la buhardilla y, en el emplazamiento del antiguo teatro, se habilitó un espacio para albergar espectáculos.
La capacidad de transformarse al compás de la realidad
Después de casi una década de reivindicaciones vecinales, en 1989, la Casa Golferichs volvía a abrir sus puertas como equipamiento público; los primeros años como una moderna ludoteca, con un proyecto innovador dirigido a adolescentes y jóvenes. Posteriormente, el proyecto sociocultural se fue transformando, a medida que surgían nuevas necesidades, siempre con una clara vocación de innovación y experimentación. En ese sentido, fue un centro pionero en ofrecer un servicio de herramientas multimedia, junto a una importante programación relacionada con la fotografía.
Hoy es un dinámico centro cívico alrededor del cual gira buena parte de la vida social y cultural del barrio, donde se realizan talleres, conferencias, itinerarios y espectáculos musicales, y que cuenta con una sala de exposiciones especializada en fotografía.
El activo Espacio Francesc Català-Roca, ahora situado en unas nuevas dependencias en el número 21 de la calle de Llançà, alberga muchos cursos de iniciación y profundización en la fotografía, organiza concursos y ofrece un servicio integral para el desarrollo de la creatividad y la producción de proyectos fotográficos.