Montse Castellà i Olivé es practicante de budismo tibetano desde finales de los años setenta, traductora y editora de textos budistas, entre los cuales destacan Mujeres de sabiduría (La Liebre de Marzo, 1990), de Tsultrim Allione, y El cálido aliento de la Dakini (Metafísica del Tercer Milenio, 2002), de Judith Simmer-Brown. Es autora de numerosos artículos sobre mujeres y tradiciones espirituales. Ha sido miembro de Trafil, grupo de investigación de la UAB dedicado a la traducción y a la transferencia cultural del budismo tibetano. Es instructora de meditación y cofundadora y actual vicepresidenta de la Coordinadora Catalana de Entidades Budistas. También es presidenta de Sakyadhita Spain, asociación internacional de mujeres budistas, así como de la Asociación Unesco para el Diálogo Interreligioso e Interconviccional (AUDIR) y miembro del Consejo Asesor para la Diversidad Religiosa de la Generalitat de Catalunya.
Es la comisaria de la primera edición de las jornadas “Fe(r) i dones. Textos/rituals/transmissió” (#FeRiDones), organizadas por la Oficina de Asuntos Religiosos y el Real Monasterio de Santa Maria de Pedralbes.
Es budista y una de las fundadoras de Sakyadhita Spain. ¿Nos puede explicar qué es y cómo surgió este proyecto?
Para que una tradición religiosa o espiritual se mantenga viva y siga siendo fuente de inspiración, tiene que ser flexible y capaz de adaptarse a la época en que se encuentra. Uno de los aspectos que más hay que tener en cuenta en la reconstrucción de las religiones y creencias espirituales es que la mayoría de ellas se han originado bajo la influencia de un contexto sociocultural fuertemente patriarcal: los hombres en el centro y las mujeres, así como la naturaleza, en la periferia. En consecuencia, tanto la interpretación de las religiones como la mayor parte de la documentación historiográfica existente, tanto occidental como oriental, está fundamentada en una visión androcéntrica. Los textos y liturgias han sido escritos por hombres y dirigidos a hombres; cualquier referencia a las mujeres suele ser como objeto y no como sujeto. Por lo tanto, su visión y experiencia ha sido, en gran manera, excluida y silenciada desde siempre.
Ante este contexto, se hace evidente la necesidad de aplicar la perspectiva de género en el ámbito religioso y espiritual. Para afrontar este reto, se fundó Sakyadhita Spain a principios del 2015. En este momento se integró en la red internacional de mujeres budistas, constituida en 1987. Se trata de la única organización budista transversal, en el sentido de que está integrada por mujeres de todas las tradiciones budistas. Su estructura es horizontal y flexible, en vez de jerárquica y piramidal, lo que permite fomentar la equidad, la cooperación y la cocreación. Su misión es superar la visión androcéntrica que se encuentra impregnada en el budismo.
También está muy vinculada a actividades de diálogo interreligioso. ¿Qué cree que aporta este diálogo?
En este mundo globalizado en el que vivimos, se hace evidente que estamos todos interrelacionados. Actualmente nos vemos abocados a convivir con personas con creencias diferentes a las nuestras, que viven según cosmovisiones diferentes a las nuestras. Es urgente que dejemos de ver al otro como diferente, nos tenemos que acercar a él, lo tenemos que conocer y tenemos que reconocer lo que hay de igual entre nosotros: la calidad humana, nuestra dimensión espiritual. Entonces la diversidad religiosa o cultural deja de ser una amenaza y se convierte en una riqueza.
En relación con las mujeres espirituales, el hecho de que en la mayoría de las tradiciones religiosas y de creencias hayan sido relegadas a la periferia del poder y se hayan visto discriminadas o excluidas ha propiciado el surgimiento de un movimiento interreligioso transversal de mujeres. Como no tienen nada que perder, ahora son ellas las pioneras en la creación de nuevas maneras de relacionarse y organizarse y de desafiar a las estructuras jerárquicas patriarcales obsoletas.
¿Cuál ha sido su trayectoria para poner de relieve el papel de las mujeres en las tradiciones espirituales y religiosas?
Los condicionamientos patriarcales los tenemos tan interiorizados que a menudo no somos conscientes. Personalmente fue con la traducción de Mujeres de sabiduría, de Tsultrim Allione, en 1990, con lo que tomé conciencia de que la visión y la experiencia de las mujeres no estaba recogida en el budismo, que los linajes de transmisión eran fundamentalmente masculinos, que cuando se mencionaban mujeres en los textos solían aparecer como objetos y no como sujetos. Esta toma de conciencia fue esencial, y mi primer paso en este largo camino, fascinante, de intentar crear espacios de encuentro, facilitar sinergias y dar voz a las mujeres, con la confianza de que su aportación es imprescindible y valiosa para toda la humanidad y el planeta entero.
Es la comisaria de la primera edición de las jornadas “Fe(r) i dones”. ¿Por qué cree que son importantes estas jornadas? ¿Qué impacto espera que tengan?
Responden al objetivo y a la voluntad de explorar las relaciones entre las mujeres y la espiritualidad, fomentar el diálogo y dar reconocimiento a la realidad femenina, a menudo invisibilizada dentro de las mismas tradiciones religiosas. En estas jornadas tenemos la voluntad de crear un contexto y unas condiciones que propicien el diálogo y la interrelación entre mujeres de las diferentes tradiciones, generar una atmósfera idónea que facilite el encuentro con la otra, que dé pie a compartir experiencia, etcétera. Estamos poniendo todo el esfuerzo y el entusiasmo, conscientes a la vez de que no podemos forzar nada, que los resultados y el posible impacto que pueden tener estas jornadas no dependen solo de nosotras, sino también de lo que se vaya dando y creando entre todas las participantes.
¿Cómo habéis escogido el tema de esta primera edición? ¿Por qué esos tres ejes?
Podríamos considerar estos tres ejes, textos, rituales, transmisión, como los tres pilares presentes en toda tradición religiosa o espiritual. En todas encontramos la palabra escrita, diferentes maneras de conectar con la dimensión trascendente y personas que nos transmiten su experiencia de lo sagrado. ¿Como mujeres nos encontramos cómodas, incluidas? ¿Proponemos otras maneras de hacer y ser? En esta primera edición de las jornadas se trata de valorar, reflexionar, hablar y dialogar en torno a estos tres ámbitos.
En las jornadas participan mujeres de comunidades religiosas y espirituales muy diversas. ¿Cómo habéis hecho la selección de las personas participantes?
Hemos intentado mantener una actitud cuanto más inclusiva mejor en todo momento, con el fin de garantizar que estas jornadas sean representativas de la pluralidad religiosa existente en nuestra ciudad.
En las jornadas hay actividades de formatos muy diferentes. ¿Por qué estos formatos?
Los diferentes formatos de las actividades están diseñados para propiciar al máximo el diálogo y la interrelación, son dinámicas participativas y cocreativas. Encontramos unas mesas de reflexión que tienen el objetivo de dialogar y repensar, de manera conjunta, en torno a los tres temas a los que se dedica la edición de este año: textos, rituales y transmisión. Las siguen unas talleres prácticos en los que, bajo la guía de mujeres expertas, que compartirán sus conocimientos y su experiencia, las personas asistentes podrán experimentar de primera mano ejemplos concretos sobre la interpretación de textos sagrados, la práctica ritual y la música como medio de transmisión de la fe. Y el último día habrá unas reflexiones y un diálogo con pensadoras reconocidas de ámbito internacional, expertas en el estudio de sus tradiciones y también en la reflexión sobre el papel y el valor que tienen las mujeres, como Lama Guelongma Tsondru, Teresa Forcades y Asma Lamrabet. Se trata de tres mujeres vinculadas a diferentes tradiciones, que dialogarán en torno a los temas de las jornadas de este año a partir de las aportaciones recogidas el día anterior.
Estas jornadas están organizadas desde la OAR y el Monasterio de Pedralbes. ¿Por qué este binomio?
Las jornadas son el resultado de varias colaboraciones entre el Real Monasterio de Santa Maria de Pedralbes y la Oficina de Asuntos Religiosos (OAR), y responden al objetivo compartido de explorar las relaciones entre mujeres y espiritualidad, fomentar el diálogo y dar reconocimiento a la realidad femenina, a menudo invisibilizada dentro de las propias tradiciones religiosas. En este sentido, la OAR trabaja para dar a conocer la pluralidad de creencias y espiritualidades presentes en Barcelona; y, por otra parte, el Monasterio de Pedralbes es un lugar donde las mujeres históricamente han vivido la espiritualidad como eje central de su existencia, y que, de manera natural, se convierte en un punto de encuentro de mujeres que viven con espiritualidad su día a día, y que organiza, también y desde hace tiempo, actividades en torno a este tema. En el año 2019, la OAR y el Monasterio de Pedralbes unieron sus esfuerzos e iniciaron varias colaboraciones para trabajar en torno a los ejes mujeres y religión/espiritualidad. Las jornadas “Fe(r) i dones” son la culminación de estos dos años de colaboraciones.