San Jorge es un día muy especial para la cultura catalana: es el día de los enamorados, un día reivindicativo y también, un día de fantasía, que triangula la relación entre una princesa, un caballero y un dragón. Pero ¿Cataluña...
Antes de iniciar nuestro viaje hay que explorar un poco más la figura de San Jorge. La hagiografía –estudia las vidas de los santos– explica que fue un militar romano de origen griego convertido al cristianismo y que murió en el año 303 por contradecir las órdenes de Diocleciano de dar caza a los cristianos. Desde entonces, se ha convertido en uno de los santos más populares, especialmente durante la Edad Media.
La historia más popular de San Jorge no se corresponde con lo que acabamos de explicar, al contrario, tiene más relación con la novela caballeresca y la fantasía. Concretamente, con la historia escrita por el fraile dominico Iacopo da Varazze o Santiago de la Vorágine (Varazze, ca. 1230-Génova, 1298), “La Leyenda Áurea”. La obra fascinó al público occidental y en poco tiempo la fiebre de San Jorge se extendió por toda Europa, llegando también a Cataluña que en aquellos momentos formaba parte de la Corona de Aragón.
Tal y como nosotros la conocemos, la historia está protagonizada por un dragón que obliga a una población a suministrarle ganado para alimentarse. Cuando acaba con todos los animales comienza el turno de las doncellas, hasta que un buen día le toca a la única hija del rey. Este, que evidentemente no quiere que el dragón se le zampe la hija, hace un llamamiento anunciando que quien mate al dragón tendrá la mano de la princesa. En ese momento, entre en escena un caballero apuesto y –según la Leyenda Àuria– exige que tanto el rey como sus vasallos se conviertan y se bauticen si él mata al dragón. El caballero entra en combate con el dragón y de un golpe de espada acaba con él.
La proeza literaria no es nueva, de hecho, se inspira en una mitología de época antigua. Tres mil años antes de Cristo, los sumerios explican como el dragón Kur rapta la diosa Ereshkigal y como el dios Enki lucha contra él para liberarla. La leyenda disfrutará de tan buena aceptación social que se irá transmitiendo de generación en generación a lo largo de los siglos, pasando por las sucesivas culturas mesopotámicas de la antigüedad (hititas, babilonios, asirios, etc.) y reinterpretándose cambiando los nombres y las ubicaciones.
Sea como sea, esta aceptación cultural del personaje hace que San Jorge sea el patrón protector de muchas ciudades y países. Hemos salido de exploración y hemos localizado varios.
Georgia, situada entre Rusia y Turquía, toma su nombre del santo. Su bandera representa una cruz de San Jorge roja sobre un fondo blanco. El geógrafo e historiador georgiano Vakhushti Bagrationi documentó la existencia de 365 iglesias bajo su advocación durante el siglo XVIII, una por cada día del año. En este país se apunta que el nombre de San Jorge tiene su origen en la palabra persa Gurji, que derivaría en la inglesa George, a partir de la adaptación hecha por los cronistas medievales. Gurji era el término que designaba a todos aquellos hombres y mujeres valientes y luchadores.
Gurji deriva en el topónimo inglés George, extraído de la adaptación hecha por los cronistas medievales. Y, aprovechando la ocasión, viajamos al país del té de las cinco. La bandera de Inglaterra ondea la cruz de su patrón, San Jorge, en cada golpe de viento. Según la documentación histórica, desde el siglo IX se tiene constancia de su presencia en la liturgia de la catedral de Durham. Pero no es hasta el siglo XII, con las cruzadas en Tierra Santa, que la devoción por el santo se extiende por todo el país.
Sin movernos de Europa, San Jorge es particularmente estimado en Grecia. Numerosas ciudades y pueblos lo han adoptado como santo patrón, como por ejemplo: Arákhova, Eratyra, Gouménissa, Ierapetra, Nemea, Nigrita, Sidirokastro, Soufli, Vevi, etc. Y también es el patrón del ejército del país.
En Rumania también ejerce de patrón San Jorge, y como curiosidad, el kilómetro cero de Rumania se localiza frente a la iglesia de San Jorge (en rumano Sfântul Gheorghe), en el centro de Bucarest. El monumento que señala el punto fue creado por Constantin Baraski 1938, a partir de él se mide la distancia del resto de poblaciones y municipios del país.
San Jorge también está muy presente en las ciudades y municipios alemanes, así como también en los escudos de armas, lo podemos encontrar en: Friburgo, Hannover, Bamberg, Bürgel, Dießen am Ammersee, Eisenach, Mengeringhausen, Schwarzenberg y St. Georgen.
Fijándonos en los sellos dedicados a San Jorge de la colección Ramon Marull encontramos una serie emitida en la ciudad libre de Danzig (1920-1939) –actualmente se llama Gdansk y forma parte de Polonia– que corresponde al período de separación con Alemania, y la tutela por parte de la Sociedad de Naciones. En este caso, los sellos tienen la finalidad de recaudar fondos para sufragar los gastos de la lucha contra la tuberculosis, una imagen muy bien lograda.
En Rusia, el estado más grande del mundo, el culto de San Jorge llegó en el siglo xi durante el reinado de Yaroslav el Sabio (1010-19). Su veneración sustituyó a la de una deidad pagana: Dazhbog, dios del sol y protector de los pastores y los rebaños. San Jorge, además, es el santo patrón de Moscú y por tanto, está presente en el escudo de armas vestido de caballero. Curiosamente, dos de las más altas condecoraciones que un ciudadano puede recibir del estado ruso son: la Cruz de San Jorge y la de la Orden de San Jorge. Por cierto, no busque ningún Jorge en Rusia, se llaman Yuri, y sí, hay un buen puñado.
Acabamos nuestro particular viaje a Etiopía, donde también encontramos al caballero honrado como santo patrón. Etiopía adoptó la religión cristiana desde muy antiguo, cuando todavía era el Reino de Aksum en el siglo iv. Actualmente, más de un 60% de su población profesa esta religión. El origen exacto del culto a San Jorge en el país no está claro: algunos creen que proviene de la adaptación de la leyenda griega de Perseo, que puede tener su origen en Etiopía, y que, como el caballero, mató a una criatura maléfica para salvar a una mujer. Otros creen que fue la Iglesia copta de Egipto la que hizo llegar el mito a tierras etíopes. De cualquier modo fue en el siglo xv, cuando su historia fue traducida al amárico, y el culto se extendió ampliamente por el país.
Queda demostrado que no tenemos la exclusiva del santo patrón, pero de todas formas, que no nos falten las rosas y los libros cada 23 de abril. ¡Muchas felicidades a los Jorges y las Georginas!