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Sello del 125 aniversario de la primera Bolsa Filatélica de Barcelona

Sello del 125 aniversario de la primera Bolsa Filatélica de Barcelona

Entre la década de los años sesenta y setenta del siglo XX era bastante habitual que grandes empresas catalanas como SEAT o ENASA (Empresa Nacional de Autocamiones) tuvieran sociedades filatélicas donde los trabajadores disfrutaban de su afición durante sus horas libres.


La creación de estos grupos de investigación y de intercambio hacía que el coleccionismo de sellos adquiriera un papel importante en el tiempo de ocio personal, que a menudo se acababa trasladando al ambiente familiar. Desgraciadamente, hoy en día la mayoría de estas secciones han desaparecido. Con la excepción de Aguas de Barcelona (AGBAR).

Como muchos ya sabréis, AGBAR es la empresa encargada de suministrar agua potable a la ciudad de Barcelona y su Área Metropolitana. En 1968 fundó FINUSGAB, la sección dedicada a promover actividades en torno a la numismática y la filatelia. Desde entonces y hasta la actualidad cada año se organizan exposiciones y encuentros sobre el tema.

Este mes de abril, con motivo de la celebración del 125 aniversario de la primera Bolsa Filatélica de Barcelona, FINUSGAB ha presentado en sus instalaciones el sello conmemorativo de la efeméride. Esta importante hito de la historia postal pone de manifiesto la relación entre la ciudad y la filatelia, ya que Barcelona fue una de las primeras en tener su bolsa o mercado de sellos público, un ineludible punto de encuentro para los amantes de los sellos.

Los orígenes de la bolsa datan de finales del siglo xix cuando el coleccionismo de sellos se empezó a poner de moda, y los aficionados empezaron a congregarse en los alrededores de los establecimientos que vendían las estampas postales, para intercambiarse material. Inicialmente, estos negocios no tenían como principal actividad la venta de sellos, pero lo hacían más que nada porque los propietarios también eran aficionados. Este es el caso de Josep Graells Blanch, librero que fue el primer empresario que vendería sellos en su librería de viejo. El principal punto de encuentro era la calle de la Ronda Sant Antoni. Se reunía tanta gente que hubo bastantes problemas de ruido y de circulación. Por este motivo, ya entrados en el siglo xx, durante la década de los años veinte, se decidió trasladar la actividad hacia la céntrica Plaza Real. Fue en ese momento cuando el encuentro fue bautizado con el nombre de Bolsa Filatélica, convirtiéndose en el precedente del actual mercado coleccionista.