Pau Ortínez: "El agua no es un recurso sino un bien común para compartir"
Nació en Igualada hace 27 años. Estudió Ingeniería de la Construcción y se especializó en la temática del agua. Desde hace 3 años está implicado en la plataforma ciudadana Agua es Vida.
¿Qué es Agua es vida?
Somos una plataforma de entidades que defiende la gestión no mercantil del agua. Está formada por entidades vecinales, sindicales, ecologistas, de cooperación internacional...
¿Cuál es la situación actual del agua en Barcelona? ¿En manos de quién está?
Hace casi 150 años que está en manos de la empresa Aguas de Barcelona (Agbar), de los cuales 140 se los ha pasado sin contrato. En 2010 se supo que el servicio se había prestado sin pactar condición, sin convenio, y para solucionarlo, en 2012, el Área Metropolitana de Barcelona adjudicó la gestión del agua a Agbar, pero no se hizo con un concurso público, sino que se adjudicó a dedo, por lo tanto, ha pasado de ser una situación no regulada a una situación mal regulada. Esta adjudicación a dedo fue recurrida al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que anuló la adjudicación y Agbar hizo una apelación al Tribunal Supremo, que es la última instancia en este ámbito. Actualmente estamos esperando la resolución del Tribunal Supremo. Si falla a favor de Agbar, la empresa podrá continuar dando el servicio durante 30 años más, si no, habrá una oportunidad para la gestión pública del agua.
¿Por qué es necesario que el agua sea pública? ¿Cuáles son las ventajas para la ciudadanía y el medio ambiente?
Por un criterio ético: los bienes comunes gestionados públicamente buscan un beneficio compartido para todos. Por un criterio económico: hay una parte importante del recibo del agua que se dedica a publicidad, know-how, a sueldos de directivos ... a otros conceptos que no son propiamente el agua. Si la gestión fuera pública el dinero no invertirían en estos aspectos y esto podría bajar una parte del precio del recibo. Por un criterio democrático: hasta ahora la transparencia sobre el servicio ha sido nula, no sabemos cómo se reparten el dinero destinado al agua. Es necesario un control democrático. Hemos de poder participar de la gestión de este servicio. Por un criterio ambiental; encontramos necesario que una parte del precio del agua sea para recuperar acuíferos, mejorar el caudal de los ríos...
¿Existe algún inconveniente?
Tenemos el reto de hacer participar a la ciudadanía en el control de un servicio público. Para nosotros la remunicipalización del agua debe ser el camino de una nueva participación ciudadana. La ciudadanía debe marcar las líneas de trabajo de la gestión del agua en términos de pobreza energética, inversiones y protección ambiental.
¿Qué problemas se ha encontrado para llevar adelante la campaña de la remunicipalización del agua?
Aguas de Barcelona y otros organismos han presentado instancias judiciales para impedir la pregunta presentada en la multiconsulta del Ayuntamiento de Barcelona. Pero nosotros seguimos adelante y ya estamos en la fase de recogida de firmas. Nos parece muy poco democrático que intenten impedir una pregunta no vinculante. Además, están destinando una gran cantidad de dinero a mejorar su imagen. Ya sabíamos que nos encontraríamos a Agbar en este camino, pero quizás no esperábamos que fuera tan temprano.
¿Vosotros apostáis por la nueva cultura del agua (NCA)? ¿Qué implica?
Sí, apostamos para que todos podamos participar en las decisiones de gestión del agua. También apostamos porque esta gestión se haga en un ámbito municipal no estatal, porque entonces es mucho más fácil de controlar. Ambientalmente la NCA implica recuperar el máximo de acuíferos posibles, no perder agua a los diversos puntos de la red, etc. Debemos proteger el entorno. Si podemos aprovechar y reutilizar el agua del Llobregat para abastecer Barcelona en vez de traerla desde algún embalse de los Pirineos mejor, aunque esto pueda suponer un incremento de los costes.
¿Eres partidario del agua del grifo o del agua embotellada?
Del agua del grifo. Las grandes empresas de refrescos ganan más dinero con el agua embotellada que no con su propio producto. Defendemos el uso del agua del grifo (como la campaña Progrifo) por un tema de calidad. Si la gente bebe agua del grifo se preocupará de su calidad y por lo tanto la exigirá a la empresa que lo gestione. Por otra parte, económicamente el agua del grifo es gratuita y en cambio el agua embotellada tiene unos costes muy elevados. Por último, la botella tiene un gran impacto ambiental al convertirse en residuo.
¿Cómo están, a día de hoy, los proyectos de trasvases?
Durante muchos años se han hecho políticas a favor de los trasvases, pero ahora ya no se habla de eso. El Plan Hidrológico Nacional de 2000, pactado entre PP y Convergencia proponía el trasvase del Ebro hacia la Comunidad Valenciana. Nos opusimos, porque entendemos que los trasvases son para garantizar el acceso al agua, no para construir campos de golf, urbanizaciones y regadíos, como se quería hacer. El gobierno de Convergencia también pedía el trasvase del Ródano y nos opusimos porque significaba una pérdida de soberanía. Tenemos agua propia y somos capaces de gestionarla, por tanto no se necesitan los trasvases. Actualmente se hacen ventas de bolsas de agua proveniente de los ríos. También estamos en contra porque son micro trasvases.
¿Nos confiesas alguna pasión?
Los bares y las noches.
Barcelona, febrero 2018.
En La Fàbrica del Sol En el marco del Día Mundial del Agua con diversas entidades y equipamientos de la ciudad coorganizamos el Aiguart, un ciclo de actividades para avanzar colectivamente hacia una nueva cultura del agua.
Las opiniones expresadas en esta entrevista son a título personal y no necessariamente reflejan el posicionamiento institucional del Ayuntamiento de Barcelona.
