Visto pero no visto
Where: Palau de la Virreina
La Rambla, 99
Barcelona
Barcelona

Exposición actual

Surname Viet Given Name Nam, 1989. Fotograma
'Surname Viet Given Name Nam', 1989

Visto pero no visto
Trinh T. Minh-ha

29.10.2025 – 01.03.2026


Comisario: Manuel J. Borja-Villel
Inauguración: martes 28 de octubre, a las 19 h

Todo empieza con dos —nos dice Trinh T. Minh-ha (Hanoi, 1952)—, pero no hay binarismo en su práctica, porque esta no es excluyente, sino relacional. Es abierta y se conforma en una multiplicidad de saberes y relatos. Texto e imagen, sonido y silencio, testimonio e invención, se pliegan y despliegan sin quedar reducidos los unos a los otros.

Sus filmes no responden a las características del documental. La voz en off no necesariamente explica lo que descubren las imágenes. Unas veces, estas confluyen con la locución; otras, divergen, estableciéndose un doble movimiento, de fuera hacia dentro (lo que se captura de la realidad) y de dentro afuera (lo que se podría calificar de fabulación). Trinh no pretende convencernos de la autenticidad de lo que se muestra. Sus películas no describen o representan al otro. No son «sobre» los demás, sino que están hechas con o cerca de ellos. Ese «cerca de» requiere reconocer la distancia entre la cineasta y aquellos que aparecen en sus filmes. La autora nunca habla en su nombre.

Trinh trabaja desde el feminismo. La presencia de las mujeres, que reivindican una visión no heroica de nuestras relaciones, es inherente a su práctica. Feminismo es tomar conciencia de todos aquellos sujetos que han sido silenciados e intentar que sus palabras se hagan oír.

Feminismo también significa enfatizar lo cotidiano, un lugar donde el tiempo se superpone en capas y en el que no hay cabida para el «yo lingüístico», esa figura de autoridad asociada a la razón eurocentrada que reclama la universalidad y veracidad del conocimiento abstracto. No hay en los filmes de Trinh una narrativa lineal. Su tiempo es circular. Lo pretérito puede ser lo que todavía está por venir.

Trinh utiliza el color de forma muy consciente. Sabe que este mantiene un componente simbólico. El rojo se asocia a la vida y a la alegría, al antagonismo y a la revolución. El blanco encarna el duelo, la pureza. Existen tantos colores como gradaciones contienen sus tonos, o usos se hayan hecho de ellos. Trinh se mueve en esos matices, en los intersticios situados entre las definiciones y las cosas. Su labor se ubica en una encrucijada permanente, que obliga al espectador a elegir.

El cine de Trinh T. Minh-ha es expandido. Se proyecta indistintamente en un teatro o en un espacio expositivo. La experiencia sensorial es clave para ambos casos. El espectador no queda atrapado en la totalidad de la obra, ya que la distancia entre el autor, la pantalla y el espectador se mantiene. El medio no se desvanece.

Sus películas son anticlimáticas. No hay una historia principal que module el relato, ni una jerarquía que lo ordene. No prevalece un sentido por encima de otro. En sus propias palabras, se ve con los ojos abiertos tanto como con los ojos cerrados. El cometido del sonido tampoco consiste en darle un sesgo realista a la imagen. El silencio es tan elocuente como el sonido y se rige por una lógica autónoma. No hay «vacíos», en ellas, todo es substantivo. En esa paradoja habita su belleza. Visto pero no visto es el título escogido por la propia artista para esta exposición. En el juego entre lo que se revela y lo que permanece oculto surge otra manera de mirar.

La función de cualquier ideología en el poder es mostrar el mundo unificado de una forma positiva. Interpelar los regímenes de representación que gobiernan la sociedad implica concebir una política que sea capaz de alterar la realidad y no solo ideologizarla. El conflicto que ello ocasiona hace que las subjetividades y las prácticas se reposicionen. Trinh siempre ha dudado del autodenominado arte político, porque al final este no cambia nada. Para efectuar una subversión radical, es imprescindible mutar la forma en que percibimos el mundo.