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Post de rentar (Fotografia: Esther Fernández)
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El objeto cotidiano convertido en instrumento musical

Partimos de la idea de que todos los objetos pueden hacer música pero no todos son musicales. El sonido percusivo de batir huevos o cerrar una puerta no se convierte en música per se (aunque lo podría ser si formara parte de una composición musical contemporánea, no?). La música es la voluntad de generar unos ritmos y melodías determinados, normalmente para comunicar-se, para ritualizar actos y darles valor. Se transforman en música cuando situamos algunos de estos sonidos dentro de una situación de las que en nuestra cultura consideramos musical.

En cambio, cuando no existían los instrumentos musicales tal y como los conocemos ahora, la percusión corporal o entrechocar unos palos o unas piedras ejercían la función de instrumento, de hecho, se le otorgaba específicamente esta función, un valor añadido. Y más adelante, cuando ya ha habido una producción de instrumentos musicales cada vez más evolucionados tecnológicamente, nos ha permitido separar, por ejemplo en el Museo, el instrumento exclusivamente para dedicación musical del resto de objetos. Pero estamos seguros?

No siempre se tiene un instrumento al alcance y es necesario afinar la imaginación para encontrar elementos que los sustituyan, cada uno lo hará con aquello que tenga cerca: unas cucharas de madera, una goma elástica, una botella de anís...

Algunos ejemplos los encontramos en el Museo, como pueden ser estos:

  • rascador o tabla de lavar: diseñado para lavar la ropa, los africanos empiezan a utilizarlo para acompañar la juba dance, también con botellas y cucharas y, poco a poco, se rediseña y llega a los Estados Unidos en donde se utilizan dedales para fregar o golpear creando diversos sonidos de percusión, que a menudo acompañan estilos como folk, zydeco, jazz o blues.
  • tijeras: hablamos de ellas en este post, de cómo en algunos lugares se utilizan las tijeras para marcar ritmos y, según cómo se golpea y cómo es la obertura, se crean unos u otros sonidos.
  • espada: parece raro tener una arma blanca de doble filo en un museo de instrumentos musicales, pero está documentado que en lugares como Toledo la utilizaban golpeando la hoja con una pequeña barra metálica para generar sonidos o, en Ibiza, existe el espasí, que acompaña muchos bailes tradicionales, no es exactamente una espada, aunque la forma nos la recuerda (si bien el arma blanca sería su origen).
  • copas de cristal: seguramente todos hemos jugado en algún que otro momento después de una comida a golpear las copas o los vasos de la mesa con una cucharilla, sorprendidos al comprobar cómo se generan notas diferentes según el volumen de líquido que contengan. Quizás fue así mismo cómo lo descubrió Richard Pokrich, para acabar inventando en el año 1741 lo que él llamaría órgano angélico y que nosotros conocemos como armónica de cristal.
  • afeitadora: de hecho son las shaving machine, no son máquinas de afeitar corrientes, sino que se utilizaban para raspar cilindros de cera. Es decir, un cilindro de cera, de los de cera de abeja natural, tenía una vida de unas 25 reproducciones, una vez hechas, se podían devolver a la tienda, donde se raspaban los surcos para regrabar nueva música. Una idea totalmente ecológica!
  • lata: las sansas son instrumentos sencillos, que consisten en una caja de resonancia, una tabla armónica y diversas láminas metálicas o de madera, en algunos casos veremos que las cajas armónicas están hechas con latas de conserva y, las láminas, con cucharas o hojas de cuchillos.

Espasa MDMB 1332 (Fotografia: Esther Fernández)

Y fuera del museo, encontramos otros ejemplos:

  • cucharas: pueden ser de madera o de metal, con un funcionamiento muy similar al de las castañuelas, esta herramienta culinaria convertida en instrumento de percusión la encontramos en la música folk de América, Inglaterra, Canadá, Grecia, Rusia, Turquía o España, en este vídeo podemos ver cómo funcionan.
  • botella de anís: la botella de Anís del Mono es conocida, entre otras cosas, por su diseño, las estrías propias del cristal, que el fabricante copió de una botella de perfume de París, permiten rascarla y crear todo tipo de ritmos.
  • máquina de escribir: quizá el objeto menos usual, pero ganó relevancia cuando Leroy Anderson le dedicó un tema musical como solista, The typewriter, que podemos escuchar aquí en la versión original grabada en 1953.
  • sierra musical: fuera de talar árboles, se puede tocar con un arco y, según se dobla, produce unas u otras notas.

Sansa MDMB 12380 (Fotografia: Esther Fernández)

Encontramos grupos musicales que basan los instrumentos musicales en objetos cotidianos en clave de reciclaje, también: desde el grupo Les Luthiers a la orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura o Xavier Lozano, encontraríamos centenares de ejemplos hechos con todo tipo de materiales, de elásticos de carpeta o cordones a tubos de plàstico, cajas de puros, etc.

De esta manera, hay objetos cotidianos pensados para ser funcionales que, en algunas reuniones sociales, a falta de instrumentos musicales, ganan valor añadido y forman parte del hecho musical.