Inauguración el día 17 de diciembre a las 19:30, con presentación a cargo de Jordi Alomar (director del Museo de la Música), con la participación de Mireia Domènech i Bonet (comisaria de la exposición y del Año Conxita Badia), Oriol Martí (gerente del ICUB) e Íngrid Llopart (subdirectora general de Promoción Cultural de la Generalitat de Catalunya).
A continuación, breve concierto con obras de Enric Granados, Pau Casals, Manuel de Falla y Conxita Badia, a cargo de Maria Bañeras (soprano) y Alícia Daufí (piano), y visita a la exposición.
El acceso a la inauguración es libre y no requiere reserva previa.
Con ocasión del cincuentenario de la muerte de la soprano Conxita Badia (Barcelona, 1897–1975), el Museo acoge una exposición que recorre el legado y la trayectoria de una de las figuras clave de la canción del siglo XX. Con una voz y una sensibilidad inconfundibles, su labor como intérprete es fundamental en la configuración y difusión del repertorio de lied catalán y español, impulsando su composición y estimulando la escritura de nuevos textos poéticos.
Acercarnos hoy a su figura es una vía de acceso privilegiada a la arquitectura de los mundos culturales y artísticos que definieron la vida musical de buena parte del siglo pasado. La efervescencia de la Barcelona de los años veinte, el estallido de la Guerra del 36, el exilio, la relación con la radiodifusión y el retorno a Cataluña bajo el franquismo son factores que marcan una vida plenamente consagrada a la música.
Heredera del proyecto de modernización musical de Felip Pedrell, es a través del contacto directo con Enric Granados —primer maestro y mentor— que se convierte en un “instrumento vocal” privilegiado para el estreno de canciones. Con Pau Casals y Manuel de Falla mantiene una colaboración artística intensa y continuada, que la consolida como una de las voces más aclamadas del momento y una figura de referencia de la escena musical.
Los hechos de la Guerra Civil truncaron una trayectoria fulgurante. Exiliada en Francia con el apoyo de la Generalitat republicana, emprende un segundo exilio en América Latina, donde trabaja con algunos de los compositores más destacados y mantiene una intensa actividad. A su regreso a Cataluña, retoma el impulso musical a su alrededor y se compromete con la enseñanza y con la resistencia cultural bajo la dictadura.
Su vida ejemplifica el compromiso de una generación marcada por la guerra y el exilio, y su recuerdo restituye a Conxita Badia el lugar indiscutible que le corresponde.
