Tal día como hoy hace 60 años comenzaba la actividad en el mercado de la Mercè de Nou Barris. Hoy, seis décadas después, el equipamiento sigue en plena forma y para celebrar la efeméride, la semana del 19 al 24 de abril se adornará para la ocasión. Pero no solo eso. El 23 y 24 de abril, las paradas repartirán cupones de rascar equivalentes a vales de compra de 5, 10 y 20 euros. En total, 3.000 euros para gastar en el propio mercado.
Actualmente, el mercado dispone de 55 establecimientos, 53 paradas (con dos bares interiores y uno exterior), y dos comercios con bienes no comestibles, concretamente una floristería y una tienda de ropa.
Un poco de historia
El mercado de la Mercè se inauguró de manera oficial el 19 de marzo de 1961, coincidiendo con la fiesta de Sant Josep, pero no entró en funcionamiento hasta el 8 de abril del mismo año, después de una noche intensa de trabajo por parte de los comerciantes.
El equipamiento se construyó en unos terrenos de la Masia de Can Basté, justo en medio del camino que iba de Horta a Sant Andreu. Es el segundo mercado construido en el distrito, e inicialmente tenía que llamarse Mercado de Santa Eulàlia de Vilapiscina, dado que el actual paseo de Fabra i Puig se llamaba, entonces, paseo de Santa Eulàlia.
El año 2011 recibió el premio al “Mejor mercado del mundo” que otorga el Instituto Municipal de Mercados de Barcelona, después de convertirse en el primer mercado municipal que se asoció a un eje comercial.
Nuevas fachadas
En los últimos años, en el mercado se han hecho dos remodelaciones importantes. La primera el año 2017, cuando se renovó la fachada de la calle Sant Iscle con el objetivo de mejorar la iluminación y la amplitud y, a la vez, facilitar el acceso para las personas con movilidad reducida.
El año pasado también se ejecutó una reforma de la fachada, esta vez la del paseo Fabra i Puig, que es la principal, y se adecuaron los accesos del paseo con la calle Aneto. La remodelación siguió los criterios que ya se utilizaron para la fachada de Sant Iscle en el sentido de mejorar la visibilidad y la representatividad del mercado como equipamiento público, y utilizar materiales más naturales alineados con el producto fresco del mercado y en relación con su entorno.