EnriquezArte: diversidad y comunidad

13/01/2020 - 09:15 h

Districte Nou Barris

Hablamos con Jean Bean Illouz sobre el centro cultural que impulsó hace unos años en el Turó de la Peira y que funciona exclusivamente con voluntariado

Hablamos con Jean Bean Illouz sobre el centro cultural que impulsó hace unos años en el Turó de la Peira y que funciona exclusivamente con voluntariado

Se llega por la calle Teide, donde en el número 26 una sugerente entrada te invita a pasar. Dejado atrás el pasillo, un cartel te da la bienvenida. Ya estás en el patio, donde encuentras un pequeño espacio para sentarte y relajarte, y, al final, un huerto urbano en pleno crecimiento. Ya dentro del edificio, un par de salas esperan al vecindario para llevar a cabo las distintas actividades propuestas. Una cocina y una sala de estar completan el espacio.

Viéndolo ahora, nadie diría que hace tres años era un lugar abandonado. Después de conseguir hacerse con el local estuvieron un año de reformas, hasta que en 2018 comenzaba a rodar la entidad. “EnriquezArte” nació con el objetivo de convertirse “en un centro cultural que quiere enriquecer al vecindario a través del arte, que para nosotros es herramienta transformadora y elemento fundamental para el desarrollo personal”. Lo explica el impulsor del proyecto, Jean Bean Illouz, un economista e ingeniero francés con más de una década de experiencia como consultor en estrategias de desarrollo sostenible, acciones humanitarias y gestión cultural, que un buen día decidió venirse a Barcelona atraído por una ciudad que trabajaba “el progresismo, las dinámicas de género y la cultura”, y también, según explica, porque era “la única del mundo que trabajaba el retorno de la inversión social”. Desde 2016, vive en el Turó de la Peira.

Le preguntamos con qué palabras definiría “EnriquezArte”, y no tiene dudas: diversidad y comunidad. “Diversidad porque es un centro abierto a todo el mundo, y comunidad porque pretende unir a la gente y ofrecer oportunidades de enriquecimiento desde el arte” De hecho, el nombre le viene de aquí: es un juego de palabras de “enriquecerte”.

El centro socio-cultural funciona exclusivamente a través del voluntariado, que puede ser comprometido, solidario o local. En el primer caso, hablamos de personas venidas otros países con una dedicación de 35 horas semanales, a cambio de alojamiento, tres comidas, lavandería y uso de las instalaciones. Está pensado, pues, para personas que quieren permanecer al menos tres meses en la ciudad. El solidario, en cambio, está dirigido a aquellas personas que están de paso por Barcelona. Y, finalmente, el local no vive en las instalaciones del centro, pero colabora al menos un día a la semana.

Así, gracias a este voluntariado se pueden llevar a cabo los distintos talleres programados, que van desde el deporte hasta los idiomas, pasando por el bienestar, la danza o la música.

Además, las instalaciones se pueden alquilar puntualmente para llevar a cabo acontecimientos como fiestas de aniversario. Y todos los sábados por la mañana ofrecen, también, un casal infantil de tres horas. Como explica Jean, “si no tienes dinero para pagarlo, te haces voluntario y ya está”.

En su web encontraréis toda la información.