Barcelona, epicentro de la región euromediterránea 30 años después

Las ciudades mediterráneas reunidas en Barcelona entregarán una declaración institucional a los representantes de los estados que conforman la UpM resaltando el papel de las ciudades en el futuro de la región.

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25/11/2025 - 11:26 h

Barcelona volverá a ser el epicentro del encuentro de las ciudades euromediterráneas treinta años después del llamado Proceso de Barcelona, la iniciativa de cooperación regional euromediterránea lanzada en 1995 que puso las bases para el impulso de la colaboración política, económica y social entre la Unión Europea y los países de la orilla sur y este del Mediterráneo.

El miércoles 26, a las 16.30 horas, en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona, el alcalde, Jaume Collboni, recibirá a las personas participantes en la Conferencia de Ciudades Mediterráneas Barcelona+30, que congregará una cuarentena de alcaldes y representantes de las regiones euromediterráneas, así como a la presidenta de la Fundación Anna Lindh, a Su Alteza Real la Princesa Rym Ali. Jueves, la recientemente nombrada Comisaria europea para el Mediterráneo, Dubravka Šuica, será la encargada de abrir, el jueves por la mañana, la jornada de mesas redondas de la “Conferencia 30 años de Proceso de Barcelona”, que se celebrará en el Palacio de Pedralbes. Por la tarde, la teniente de Alcaldía responsable del área de Relaciones Internacionales, Maria Eugènia Gay, cerrará el encuentro.

El encuentro, que lleva el título “Fortaleciendo la acción local para la transformación regional”, durará dos días, y tiene como objetivo fomentar un diálogo inclusivo para abordar los retos de futuro del ámbito euromediterráneo, un debate que quiere interpelar a sectores de la sociedad civil, el mundo académico y los agentes socioeconómicos de toda la región. Nunca antes la Conferencia de Ciudades Mediterráneas había formado parte del programa del Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo, que este año celebrará su décima edición.

Organizado conjuntamente con MedCities y el Instituto Europeo del Mediterráneo, con el apoyo del Área Metropolitana de Barcelona, la Diputación de Barcelona y Cataluña Internacional, el Ayuntamiento de Barcelona coordina un encuentro que servirá para tomar el pulso de las relaciones actuales de las regiones y ciudades, así como evaluar el impacto de tres décadas del Proceso de Barcelona. Asimismo, se explorarán vías futuras para revitalizar el papel de las autoridades locales en la cooperación y el diálogo euromediterráneos.

En el contexto del encuentro, también se hará pública la declaración institucional impulsada para el Ayuntamiento de Barcelona, a MedCities, y el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), con el objetivo que se presente el día 28 de noviembre a la reunión ministerial de la Unión por el Mediterráneo. El documento recoge seis prioridades y áreas estratégicas que instan a los gobiernos locales (tanto municipales como metropolitanos), a la Unión Europea y a instituciones regionales e internacionales a actuar de manera decidida y tomar medidas decisivas.

En este documento se pone énfasis en el papel de las ciudades y las áreas metropolitanas como impulsoras de la construcción de la resiliencia, el crecimiento urbano sostenible e inclusivo, y de la mitigación y adaptación a la emergencia climática. El texto reconoce las ciudades como vitales para garantizar ciudades mediterráneas habitables, equitativas, inclusivas y preparadas para el futuro, que sean responsables con la protección del planeta.

Sobre el Proceso de Barcelona

El Proceso de Barcelona, impulsado por el Gobierno del Estado en 1995, incluía todos los estados miembros de la Unión Europea y 12 países socios de la orilla sur y este del Mediterráneo: Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Marruecos, Palestina, Siria, Túnez, Turquía, Chipre y Malta. Esta lista se ha mantenido ampliada o adaptada a lo largo de los años, especialmente después de la constitución en el 2008 de la Unión por el Mediterráneo, que reforzó la continuidad y visibilidad institucional.

En aquel momento, la ciudad de Barcelona, con el alcalde Pasqual Maragall, ya vio la ciudad como un espacio clave para la cooperación euromediterránea, vinculándolo con la visión que Barcelona proyectaba en aquel momento post-olímpico: una ciudad que proyectaba una imagen moderna y abierta y con vocación de tener un papel activo en la agenda mediterránea desde una perspectiva del diálogo, de la cooperación y del desarrollo.