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Esta historia de amistad entre Sarajevo y Barcelona nace con la voluntad de un alcalde que, ante la crueldad del asedio de Sarajevo en la Guerra de los Balcanes, apostó por una fórmula de solidaridad internacional pionera en Cataluña. El alcalde Pasqual Maragall, entonces al frente del proyecto olímpico Barcelona’92, aceptó el reto del Consejo de Europa de establecer un vínculo de solidaridad “Ciudad-Ciudad” con Sarajevo, que había organizado los Juegos Olímpicos de Invierno del 84.

Un desafío ingente, no sólo por lo que representaba la guerra y por un asedio inclemente, sino porque implicaba resolver complejas cuestiones administrativas y superar numerosas trabas burocráticas. De esta dificultad nació la idea del alcalde de convertir a Sarajevo en un distrito más de la ciudad, el llamado Distrito 11. Esta solución creativa facilitó el apoyo a Sarajevo durante la guerra y, una vez firmados los Acuerdos de Dayton, permitiría la puesta en marcha de la Embajada de la Democracia Local en Sarajevo, que era conocida como la Oficina de Barcelona.

Maragall pidió complicidad con la campaña de solidaridad “Todo por Bosnia” que se promovió desde Barcelona y consiguió que se fuera esparciendo como una mancha de aceite por toda Cataluña. Más de 300 municipios se solidarizaron con Sarajevo, organizando todo tipo de actividades y acogida de refugiados, forjando vínculos personales e institucionales de entidades bien diversas, incluidas las deportivas y las culturales.

Sarajevo fue un punto de inflexión en la gestión de la solidaridad internacional, incorporando a un modelo diferente de cooperación directa, totalmente municipalista. Era la primera vez que se destinaban recursos económicos y personales a proyectos elaborados y lideratos por las dos ciudades directamente, y no a través de proyectos de entidades y ONG especializadas.

Acuerdos, convenios y relaciones institucionales, así como incontables vínculos personales se han mantenido durante tres décadas y han puesto en valor los beneficios del trabajo compartido y de la cooperación directa, constituyendo un buena práctica de solidaridad ciudad-ciudad. Barcelona no sólo promovió una reconstrucción urbanística de las instalaciones olímpicas y la construcción de centenares de viviendas nuevas; sino que aportó espacios e iniciativas de reconstrucción social, para que la ciudadanía de Sarajevo sin distinción se reencontraran de nuevo, generaran nuevos vínculos y superaran la tragedia y las tremendas heridas que el conflicto había provocado. Un modelo de cooperación municipalista que se añadía a las estrategias de solidaridad internacional.

Con motivo del 30º aniversario de las relaciones de amistad y cooperación con Sarajevo, el pasado día 5 de noviembre, el Ayuntamiento de Barcelona, el Distrito 11 City to City y la Fundación Solidaridad UB organizaron las jornadas “Distrito XI: 30 años de amistad Barcelona – Sarajevo” y el próximo día 17 de diciembre tendrá lugar un encuentro en el Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona. Las líneas futuras de cooperación entre ambas ciudades se centrarán en temas como la lucha contra la violencia de género y el fomento de las industrias creativas entre la juventud de Sarajevo.