Montjuïc, montaña de Barcelona
En este primer ámbito se explican la historia y la arqueología de la montaña en relación con la ciudad de Barcelona.
Gracias a su riqueza natural y a su enclave privilegiado, la montaña de Montjuïc ha sido habitada y explotada desde épocas prehistóricas hasta el día de hoy, y se sabe que sus canteras han servido para edificar buena parte de los edificios más importantes de la ciudad, desde la época romana hasta mediados del siglo XX.
Los diversos materiales y objetos que en él se exponen, hallados en sucesivas campañas arqueológicas de diferentes épocas y períodos y siempre anteriores a la construcción de la fortaleza militar, representan los lazos de la montaña con la ciudad: desde la montaña militarizada a la montaña civilizadora y popular.
Faro, fortín y fortaleza
El segundo ámbito sitúa el foco del recorrido en la evolución arquitectónica del edificio, desde el faro medieval, documentado como atalaya defensiva al inicio de la militarización de la montaña -con la construcción del fortín con motivo de la Guerra dels Segadors (1640-1652)-, hasta la reforma de la fortaleza proyectada por el ingeniero militar Juan Martín Cermeño en 1751, que conferiría al Castillo su aspecto actual.
En este espacio se puede ver la conversión en museo de los restos de un tramo del baluarte meridional del fortín, construido a principios de la Guerra dels Segadors, así como una gran maqueta con la reforma de Cermeño. Las diversas etapas constructivas se muestran a través de grabados y planos, desde mediados del siglo XV hasta mediados del XIX.
Montjuïc, defensa y represión
El tercer ámbito profundiza en dos aspectos fundamentales del uso del Castillo: como enclave estratégico en la defensa y la vigilancia de Barcelona, especialmente durante las guerras de los siglos XVII y XVIII, y como lugar de represión, sobre todo a partir de 1714, momento en que la fortaleza se utiliza para el control de la población, y, a partir del siglo XIX, como prisión militar.
Una serie de grabados de época a ambos lados de la sala ilustran estas dos funciones: la defensa de la ciudad, con representaciones de la Guerra dels Segadors y de la Guerra de Sucesión, y la represión ejercida desde la montaña con ilustraciones de la Gran Guerra o los bombardeos ordenados por el general Espartero. El centro de la sala lo ocupa una gran vitrina con diferentes tipologías de armas, como espadas, trabucos, carabinas o pistolas.
Prisión y memoria
En el cuarto y último espacio la muestra se centra en los encarcelamientos, los procesos judiciales y las ejecuciones que se llevaron a cabo en el Castillo desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el XX. A través de diversos hechos históricos, bien conocidos por la ciudadanía, se relata el uso penitenciario del Castillo. Desde los anarquistas encarcelados, juzgados y condenados a muerte por el atentado en la calle de Canvis Nous (1896), pasando por los hechos de la Semana Trágica (1909), con el fusilamiento de Francesc Ferrer i Guàrdia, entre otros, en el foso del Castillo, hasta el encarcelamiento de los trabajadores durante la huelga de La Canadenca (1919), así como su uso como prisión durante la Guerra Civil y el fusilamiento de hasta 250 personas, entre civiles y militares, adscritas al levantamiento militar. Posteriormente, como prisión militar de la dictadura franquista, donde destaca de forma especial la figura de Lluís Companys, presidente de la Generalitat, fusilado por las fuerzas franquistas en el foso de Santa Eulàlia el 15 de octubre de 1940.
Una exposición de fotografías históricas que retratan las diversas transformaciones del Castillo de manera cronológica ilustra una de las épocas más oscuras del Castillo, antes de convertirse en Museo Militar.