Proyecto Amunt! Pensarse más allá de la vida laboral

13/04/2023 - 08:42 h

Accio comunitaria. ¡Conocemos el proyecto Arriba!, para personas recibidoras del ingreso mínimo vital, en su vertiente más comunitaria.

¡A finales del año pasado puso en marcha el porjecte Arriba!, destinado a ofrecer a las personas beneficiarias del Ingreso Mínimo Vital (IMV) actuaciones que mejoren su vida. Más allá de la inserción laboral, la iniciativa se focaliza en el bienestar emocional, las relaciones sociales o la participación comunitaria.

Giorgia tiene 52 años, está cobrando el Ingreso Mínimo Vital (IMV) y además es una de las 1.182 personas que está participando en las actividades que ofrece el proyecto  Amunt!, un servicio de soporte para mejorar la situación laboral y social para personas que reciben el IMV. “Valoro la experiencia como algo muy positivo. Hace unos meses que no puedo trabajar a causa de mi malestar interior y no haberme chocado con esta gente ha sido un gran regalo”. Para Maria Nancy Mejura, otra participante del proyecto «es una vía de escape. Estar en casa sin hacer ninguna actividad que te dé un bienestar y esperando una llamada de alguien interesado en contratarte es algo muy fuerte”.

El proyecto, que empezó en el mes de diciembre y está previsto que finalice en verano, está conducido por un equipo de atención social y un equipo de orientación laboral que a lo largo de un año acompañan de manera personalizada a personas que además de cobrar el IMV han estado interesadas a ser partícipes del proyecto Amunt! y por lo tanto de poder formar parte de acciones y formaciones para favorecer la inserción laboral además de encuentros grupales en diferentes puntos de la ciudad para compartir intereses, inquietudes, experiencias y conocimientos con personas que como ellos o ellas, se encuentran en una situación delicada económicamente.

«Uno conoce un recurso y lo comparte, otro siente la necesidad de expresar cómo se encuentra y todo el mundo le escucha, y así vamos haciendo»

La perspectiva comunitaria del proyecto Amunt!

Júlia Miró es educadora social del equipo de acción comunitaria del Ayuntamiento de Barcelona y una de las personas encargadas de liderar las actividades de participación comunitaria del proyecto: «la vertiente comunitaria de la iniciativa cubre la necesidad de poder tener un espacio donde estar con otra gente y poder pensarse a uno mismo más allá de la situación laboral. En estos proyectos está todo muy enfocado a encontrar trabajo y hay una dimensión de la persona que tiene que ver con la necesidad de socializar, con hacer cosas más allá del beneficio económico que muchas veces no se contempla. Creo que es el gran acierto del proyecto porque hay muchas personas que de hecho no buscan trabajo, que se han apuntado al proyecto por eso” explica Miró.

Éste es el caso de Antoni Fontanet. Tiene 64 años y, por lo tanto, le queda bien poco para jubilarse. Recibe el IMV y ya ha decidido que con esa cantidad puede vivir, pero se quiere sentir útil, vivo, activo y quiere participar de otras maneras que no sean trabajando. «Mi interés personal era para socializar, para tratar con gente, ya que últimamente no salía mucho de casa. Ahora estoy muy a gusto y he notado mucha mejora en mi actitud”, nos comenta.

Dentro del proyecto hay perfiles muy diferentes. De hecho, Miró asegura que al inicio del proyecto dudaba de su funcionamiento por la diversidad de perfiles. “Ahora he entendido que es justamente la gracia. Es un reto y al mismo tiempo una riqueza y además permite que se puedan ayudar. Es gente que está inmersa en un círculo vicioso del sistema que los coloca en un lugar muy pasivo, también por la propia necesidad y por circunstancias duras, pero esta manera de funcionar y de hacerles entender que pueden aportar muchísimo al grupo y a la sociedad requiere tiempo”.

Para las personas que pasan por este tipo de situaciones estar con otra gente que vive circunstancias similares puede ser un refuerzo más. “Juntas somos más fuertes. Podemos hablar el mismo idioma, nos ha servido mucho como grupo de ayuda mútua. Uno conoce un recurso y lo comparte, el otro siendo la necesidad de expresar cómo se siente y todo el mundo la escucha, y así vamos haciendo”, apunta a Maria, contenta y satisfecha a la hora que impaciente para poder ocupar un lugar de trabajo próximamente. “Compartir esta información con el resto, además del apoyo de las educadoras y del equipo de atención social ayuda a salir de este lugar más oscuro del que vienen” concluye Júlia Miró.

Las fases del proyecto comunitario

La acción comunitaria está pensada en tres fases. En la primera fase las personas participantes del proyecto interesadas se encuentran dos horas a la semana a un espacio de referencia de su barrio y “de esta manera se van vinculando a un espacio de su entorno que quizás antes no conocían” comenta Miró. Actualmente, hay once grupos activos en Nou Barris norte, Nou Barris sur, Bon Pastor, Baró de Viver y la Trinitat Vella, Sant Martí, Ciutat Vella, Sants-Montjuïc, Sant Andreu Navas, la Sagrera y el Congrés, Eixample, Horta y Poblenou.

Paralelamente a eso, se va conociendo el territorio. Más allá de espacio comunitario de referencia, estudian y visitan otros proyectos comunitarios y equipamientos que hay en la ciudad a fin de que la gente se pueda vincular a estos lugares en función de sus intereses y sus habilidades. “hemos visitado el Pueblo Español, el Jardín Botánico de Barcelona, hemos ido muchos lugares interesantes” explica la Giorgia, miembro del grupo de Sants que destaca que gracias a este proyecto “está descubriendo rincones de la ciudad que a pesar de llevar muchos años en Barcelona no había conocido.