En ruta por la costura comunitaria del Poble-sec: segundo encuentro de la serie Geografías textiles
Con el acompañamiento de la Carolina Cortés y Natàlia Durán, de la cooperativa la Eroteca del Poble-sec, el 12 de junio paseamos y nos acercamos a tres espacios o iniciativas del barrio del Poble-sec, todas ellas relacionadas al movimiento de costura comunitaria que se extiende día a día por toda la ciudad. Participaron treinta personas, la mayoría, mujeres, interesadas por el ciclo a Geografías textiles, coproducido por el Espacio Avinyó y Acción Comunitaria del Ayuntamiento de Barcelona. El primer encuentro del ciclo fue la presentación de la Guía de Costura Comunitaria de Barcelona, realizada unos meses antes.
Fue sólo una cata, porque sabemos que el Poble-sec es un barrio muy denso en tejido comunitario y muy avanzado con respecto a los movimientos de base y transformadores; eso sí, una cata muy rica. La costura comunitaria es uno de los ejes que emerge con mucha fuerza en los últimos años, como a elemento de transformación para muchas vecinas (y algunos vecinos), de orígenes y de situaciones vitales diversas, y la ruta sirvió para conocer algunos de estos proyectos estimulantes. ¿Nos acompañáis en la crónica de aquella mañana?
El grupo “Caminantes”: arpilleras, bordadoras y costureros
El recibimiento del grupo de arpilleras del Poble-sec no podía ser más espléndida: las costureras que suelen quedar los miércoles para coser y bordar habían decorado el patio del Centro Cívico el Sortidor con tapices y piezas de exposición que habían cosido casi desde los inicios del grupo. Una recopilación de palabras que las hacen emocionar colgaba de las barandillas, unos bordados encima de fotografías y muchas más muestras de la actividad que las une y las hace encontrarse cada semana. Y, para hacer el encuentro todavía más especial, nos presentaron una de las primeras participantes del grupo, a quien invitaron para la ocasión (porque ya no asiste), y que nos da una idea del buen ambiente que se respira.
También se invitó el grupo visitante a sentarse y dar algunas puntadas en la sábana que justo empezaban a bordar, y así lo hicieron algunas, que dejaron huella de la visita encima la tela. Para que, cómo dicen ellas mismas, “no todo tiene que pasar miedo la palabra, hay muchas maneras de interactuar”.
Los proyectos, en “Caminantes”, son a menudo de creación conjunta, es decir, que deciden qué obra textil y abren el grupo a quien se quiera incorporar al proceso de trabajo, y, una vez llegan a un número suficiente, lo cierran y aquel grupo es el que borda o cose la pieza hasta el final.
Raquel García, la técnica del Plan de Desarrollo Comunitario, el impulsor de este grupo de costura, nos explica que una de las ideas más bonitas de este grupo es que siempre hacen un retorno en el barrio: en forma de exposición al mismo centro cívico, a la biblioteca, a la librería La Raposa o a la Escuela Massana: como la exposición Homenaje a nuestros cuerpos o el Mantel comunitario, donde cada mujer que se acercaba podía añadir un trocito de tela, creando arte textil de manera comunitaria.
“Las costureras” de la Coordinadora de Entidades del Poble-sec: un espacio intergeneracional
Llegamos a la Coordinadora de Entidades del Poble-sec y el recibimiento no es menos bonito que el anterior: diversas mujeres mayores, alguna, muy mayor, pero también algunas de más jóvenes, participantes del “plan de acogida”, nos enseñan las piezas que crean, cada una las suyas, pero en comunidad. Tenemos la “reina del patchwork”, la “maestra de la lana”, “la pintora” u otra reina, la de los “patucos”, entre otros especialistas en la creación de piezas textiles, que después venden en ferias del barrio o de la ciudad.
Las paraditas que montan son para pasárselo bien y el dinero recaudado no es más que los que les permitirán hacer una buena comida o comprar algunos regalos para celebrar juntas sus cumpleaños.
El inicio del grupo se remonta en el 2012, año en qué el programa “Baixem al carrer” empezó a funcionar para luchar contra la soledad no deseada, en especial la de aquellas personas mayores aisladas en su casa, por falta de movilidad. Actualmente, es la Coordinadora de Entidades del Poble-sec quien impulsa este grupo, el cual describen como intercultural e intergeneracional.
Momu: un espacio para la creatividad con responsabilidad social
La última parada de costura es en un espacio dedicado principalmente a la docencia, donde se puede aprender a coser a máquina o a mano, o a hacer patronaje. Una de las dos impulsoras, Ester Molina, nos explica que se dedican a la sostenibilidad del textil porque para ellas es un símbolo de la resistencia de la producción a mano: una de las pocas que no se han mecanizado del todo, dentro del sector productivo de la economía.
Molina cree que la creación propia o el reciclaje de ropa es una alternativa a las grandes cadenas y marcas, pero además, también un lugar de encuentro entre mujeres, mayoritariamente. Se definen como un espacio inclusivo, donde todo el mundo es bienvenido, y se comparten ratos largos cosiendo con cuidado y de manera lenta. Porque la costura no es fácil, requiere tiempo y el conocimiento para llevar a cabo ideas para hacer piezas o para transformar otros ya existentes.
La ruta finaliza en la cooperativa Bar La Raíz, donde las treinta participantes y las dinamizadoras acaban de disfrutar de la oferta de la economía solidaria y comunitaria del Poble-sec con un picoteo, conversando sobre las buenas sensaciones y emociones que han tenido en las iniciativas visitadas.
La costura comunitaria es, ahora mismo, en Barcelona, un movimiento en expansión, que permite a muchas mujeres disfrutar de espacios propios y, sobre todo, de espacios donde poder compartir con otras, a veces como estrategia para luchar, así, contra la soledad y el aislamiento. Para poder apoyar a esta energía comunitaria, desde el Ayuntamiento se ha creado el proyecto Filigranes, que, aparte del mapeo de los grupos existentes en la Guía de costura comunitaria de Barcelona, prepara un gran encuentro el 5 de octubre, del cual os iremos informando.