“Es necesario crear narrativas para construir el futuro que deseamos para Barcelona”, Fátima Charkaoui

El jueves 13 de octubre (distrito de Horta-Guinardó, Casa de les Altures) ha tenido lugar la mesa redonda y debate “Historia y patrimonio”, organizada por la Oficina de Asuntos Religiosos y el Espacio Avinyó y enmarcada en la programación de la +Biennal de Pensamiento 2022. Esta actividad inaugura la nueva línea de trabajo “Barxiluna برشلونة | (Des)memoria del pasado y presente islámico”.

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27/10/2022 - 11:29 h

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La mesa redonda ha puesto de relieve la necesidad y la obligatoriedad de valorar el pasado y el presente islámico de la ciudad de Barcelona, y así dar cuenta de su realidad plural y diversa, no solo en el legado material, sino también en cómo ha sido tratada la historia de las personas musulmanas en la historiografía, la ciencia, la aportación al urbanismo, etc. Abdennur Prado (ensayista, poeta y cineasta), Bilal Sarr (profesor de historia medieval en la Universidad de Granada) y Camila Opazo-Sepúlveda (arqueóloga y máster en Gestión del Patrimonio y Museología), con la moderación de Fátima Charkaoui (profesora y coordinadora de proyectos de la Asociación sobre los Márgenes), han transmitido al público este valor poco difundido de la herencia islámica de la ciudad.

El comisionado de Diálogo Intercultural y Pluralismo Religioso, Khalid Ghali, enmarcó la actividad “dentro de una estrategia más amplia con diferentes actividades”. Esta estrategia quiere reflejar la pluralidad de la realidad de Barcelona, donde “el 30 % de los vecinos y vecinas han nacido fuera del territorio español, hay unas 28 confesiones diferentes y más de 500 centros de culto de 1.000 comunidades religiosas y de conciencia y se hablan unas 300 lenguas”. Todo eso hace que sea “necesario repensarnos desde esta pluralidad y diversidad”. La estrategia se enmarca dentro del plan Barcelona Interculturalidad 2021-2030, “que tiene la voluntad de adaptarse a esta nueva realidad plurirreligiosa, plurilingüística y de diferentes orígenes culturales de las vecinas y vecinos de Barcelona”.

Fátima Charkaoui, moderadora, inició la presentación con la siguiente afirmación: “Todas estas diversidades, pluralidades y bagajes componen la ciudad de Barcelona”, y puntualizó: “La mesa redonda se centra mucho más en el patrimonio y en la historia, porque la intención es entender el pasado para poder entender el presente y saber cómo visualizar el futuro”. Barcelona formó parte del al-Ándalus del 718 al 801. En aquel tiempo, la ciudad fue conocida como برشلونة (Barshilūna o Barshaluna). Estamos hablando, pues, de casi un siglo de historia, y aunque quedan pocos vestigios materiales, no se puede negar que esta presencia ha tenido mucha influencia y que es una parte de nuestro patrimonio histórico. “Eso se puede evidenciar en los nombres de las calles, algunas festividades, etc. Pero, si buscamos un poco el origen, es más diverso de lo que creemos”. Barcelona ha hecho un esfuerzo para recuperar y reivindicar como propia la historia de muchos colectivos que estaban al margen, pero, a pesar de eso, “la memoria del pasado islámico que ha configurado la historia de la ciudad se ha trabajado poco o quizás se ha difundido poco”. El objetivo de esta actividad es “debatir y hablar, poner en el centro este pasado islámico”, guiados por tres personas expertas que desde diferentes ámbitos, no solo contextuales sino también territoriales, han tratado el tema. Así pues, la mesa empezó en un ámbito más amplio, España (Bilal Sarr), seguidamente se aterrizó en el contexto catalán (Abdennur Prado) y se acabó en “el punto central que es Barcelona, que es lo que nos interesa” (Camila Opazo-Sepúlveda).

“Nuestra tarea ahora es deconstruir este proceso de construcción identitaria que hemos hecho en el ámbito peninsular, y eso vale tanto para España como para Cataluña o Portugal”

Bilal Sarr centró su exposición en la zona del sur de España, recalcando la identidad, la huella y el espacio que ocupa el al-Ándalus en la historia global peninsular. Hay que tener en cuenta que, con más de cinco siglos de presencia islámica en el norte de la Península y siete en el sur, el pasado islámico ha dejado una huella imborrable en diferentes ámbitos: en el patrimonio, en la lengua, en la toponimia, en configuraciones urbanas, en construcciones, etc. Bilal Sarr puso sobre la mesa que “a pesar de todo este impacto cultural, paisajístico y lingüístico, este impacto no se ve reflejado en muchos ámbitos, especialmente en la transmisión de la historia en el ámbito educativo”. Ante la invisibilización de la historia islámica, en contraste con la obsesión por la hipervisibilización de la historia romana de España, nos invita a pensar que “somos el resultado del todo, un conglomerado heredado y no solo la última capa de negación de la anterior”. Sarr recalcó que “a pesar del poco espacio que ocupa en los manuales y en la enseñanza secundaria, incluso universitaria, se trata de un pasado innegable e indeleble, presente entre nosotros. La pregunta es: ¿por qué se le dedica tan poco espacio?”. Sarr puntualizó que “la idea de reconquista no es válida, ya que el pueblo que se reconquista es el pueblo que ya estaba aquí antes de la presencia incluso de las propias tropas reconquistadoras”. Ante esta lectura de la historia, “nuestra tarea ahora es deconstruir este proceso de construcción identitaria que hemos hecho en el ámbito peninsular, y eso vale tanto para España como para Cataluña o Portugal”.

“La historia de Cataluña tendría que ser la historia de todo lo que pasó en esta tierra y no la historia de las estirpes de poder”

Seguidamente Abdennur Prado expuso una parte de su trabajo en el libro El retorn de l’islam a Catalunya, en el que identifica una serie de narrativas que demuestran que “los musulmanes solamente aparecen en nuestra historiografía como comparsas de una historia del poder, de la vindicación de los condes de Barcelona”. Prado situó la presencia del islam y de los musulmanes dentro la historiografía catalanista, “sobre todo en el Renacimiento, momento en el que se establece el marco que se irá repitiendo a lo largo de los años”. Siguió diciendo que “la intención es poner de manifiesto cuál ha sido tradicionalmente el tratamiento de la presencia del islam y de los musulmanes, como parte de la tarea de repensar el catalanismo en el siglo XXI, en el contexto de una sociedad cada vez más diversa”. Fue durante el Renacimiento cuando “se establecieron las bases de un cierto modelo de historia nacional que todavía configura nuestro imaginario como pueblo. La intención, nada escondida, es la de dotar a los catalanes de un repertorio de imágenes, de nombres y de hitos con los que se puedan identificar”. ¿Cuál es el lugar que ocupan el islam y los musulmanes dentro de esta historiografía? Queda patente que en las obras “de los autores encontramos expresiones del tipo los secuaces de Mahoma, los sectarios del Alcorán, los enemigos de Cristo, la secta mahometana o el yugo sarraceno”. La terminología utilizada en estos documentos “denota el papel del islam como el enemigo al que se ven enfrentados los héroes fundadores de Cataluña”. Prado comentó que “es importante destacar que en todo momento los musulmanes que vivieron en Cataluña son presentados como extranjeros”. Y afirmó que “eso es válido para los que entraron en el siglo VIII y para los que vivieron aquí en el siglo XII”. Así pues, “los historiadores repiten todos los componentes del mito casticista de la reconquista, es decir, la idea de que las luchas que se produjeron durante la Edad Media en la península Ibérica eran luchas religiosas entre dos bandos perfectamente delimitados”. Y acabó afirmando que “los cuatro siglos que duraron las taifas de Lérida, Balaguer y Tortosa son parte de la historia de Cataluña”.

“Es importante no seguir hablando de estos legados sin las personas que se sienten vinculadas o afectadas”

Finalmente, la última intervención fue a cargo de Camila Opazo-Sepúlveda, que llevó el debate hacia el centro contextual de la mesa redonda “Barxiluna (Barcelona)” hablando de los dos yacimientos arqueológicos del Born. Por una parte, el que da nombre al Centro de Cultura y Memoria El Born, el yacimiento de 1700, “un lugar de memoria imprescindible en la historia y el nacionalismo catalán”, afirmando que los recursos destinados a este espacio han sido muy numerosos. Por otra parte, la necrópolis islámica del siglo XI (descubierta en 1991), de la que “se constata un silencio sistemático, extendido durante treinta años”, ya que las acciones de divulgación y los estudios sobre esta necrópolis han sido ínfimos. Opazo-Sepúlveda afirmó que “esta diferencia abismal sugiere que, una vez descubiertos los diferentes componentes arqueológicos del yacimiento del Born, un cierto grupo de personas determinaron qué elementos eran de interés colectivo y cuáles quedarían silenciados”. La necrópolis islámica es única en su tipo en toda el área urbana de la ciudad: son 21 individuos* enterrados siguiendo el ritual islámico, mayoritariamente adultos masculinos, pero también tres mujeres adultas, una joven y tres niños, que posiblemente formaban parte de los grupos más empobrecidos de la sociedad. Uno de los individuos tenía algo adherido a los pies, que ha sido interpretado como grilletes o sujeciones que limitaban la movilidad en vida, y se cree que el resto de individuos también los llevaban, lo que sugiere que podían ser personas esclavizadas, prisioneras o cautivas. Además, los estudios afirmaron que “el origen de los antepasados de estos individuos corresponden un 70 % a Europa y un 30 % a personas provenientes de África, y que no existe ninguna relación de parentesco entre ellos”. Eso sugiere que “el componente musulmán en la ciudad del siglo XI era como en el siglo XXI: diverso y numeroso”. La pregunta es “¿por qué algunos patrimonios se activan, como el de Barcelona de 1700, mientras otros se omiten, como el del cementerio islámico?”.

Opazo-Sepúlveda añadió que “con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, comunidades históricamente despreciadas reclamaron por la ausencia en la historia de los territorios que habitan y su falta de participación y autoridad sobre los legados culturales que los representan”. Es por eso por lo que surgió la ciencia colaborativa, que busca “la satisfacción de necesidades no solo científicas, sino también de las diversas partes interesadas, emocionalmente vinculadas o, posiblemente, afectadas por los temas de investigación”. Uno de los temas más sensibles en el trabajo entre científicos y comunidades es el tratamiento ético de los restos humanos no occidentales patrimonializados en museos y centros de investigación. Opazo-Sepúlveda dijo que “los especialistas en estos temas han recomendado que se entiendan los restos ancestrales más allá de las lógicas eurocéntricas: los restos no tienen que ser considerados como objetos arqueológicos para la investigación, sino como parientes humanos que merecen respeto”. Así pues, “aceptar desde los discursos oficiales que ha existido un pasado en común entre grupos culturalmente diversos permite revalorizar las identidades borradas y darles un espacio de pertenencia en la sociedad de la que actualmente forman parte”. Y “visibilizar su papel como agentes activos de su propio presente y como actores necesarios en la configuración de sociedades sanas e igualitarias”.

Después de varias intervenciones del público, Fátima Charkaoui finalizó la mesa redonda diciendo que “es necesario y de obligatoriedad crear estos espacios para abrir muchas vías de investigación, muchas narrativas que son necesarias para construir el futuro que nosotros deseamos para Barcelona”.

*En 1991 aparecieron 16 individuos enterrados según el rito islámico y 2 más también muy probablemente enterrados de la misma manera. Posteriormente han aparecido restos de 3 individuos más enterrados con el rito islámico. Fuente: El Born CCM – presentación.

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