Centre Cívic Torre Llobeta

El corazón señorial de un barrio popular
En el siglo xv se edificó la casa señorial que, después de sucesivas transformaciones, terminó dando origen al Centro Cívico Torre Llobeta y nombre al barrio. En la frontera entre Sant Martí de Provençals y Sant Andreu de Palomar, fue reformada por el arquitecto Pere Falqués a principios del siglo xx y, en época de olas migratorias, acabó rodeada de viviendas sociales. La Torre Llobeta estuvo a punto de ser demolida en los años sesenta, pero ha sobrevivido como equipamiento público gracias a las reivindicaciones de los vecinos y al valor arquitectónico del edificio.
 
Una casa señorial del siglo xv
A finales del siglo xv, en el lugar donde nos encontramos, se construyó una antigua casa señorial. Era el edificio que, reformado y transformado, ocupa hoy el Centro Cívico Torre Llobeta.
La masía original de Torre Llobeta era el centro de una finca agrícola que poseía una gran extensión de campos de cultivo.
En el siglo xviii, trasladarse de Barcelona a Horta, o a la inversa, implicaba toda una aventura y era necesario un descanso a mitad de camino como el que ofrecía este edificio, situado en un nudo de comunicaciones de la época. Es por esta razón que instalaron en él una posada.
 
Entre dos municipios
La masía se situaba en un espacio fronterizo: si a mediados del siglo xix formaba parte de Sant Martí de Provençals, después pasó a depender de Sant Andreu de Palomar.
En 1868, comenzó a urbanizarse el paseo de Maragall, que cortó parte de la superficie de la finca, y en 1883 ya pasaba por allí un tranvía que comunicaba la Sagrera con Horta.
A principios del siglo xx, el arquitecto Pere Falqués i Urpí (autor de los famosos bancos con farolas del paseo de Gràcia) restauró la masía e incorporó unos ventanales góticos procedentes de otros edificios, que todavía conserva, y también la característica puerta ojival.
En 1928, el propietario de la finca era Josep Comas Argemí. Él vendió los terrenos al ejército (a la Junta Mixta de Urbanización y Acuartelamiento), que pensaba construir allí un cuartel de intendencia. Sin embargo, finalmente fue el Ayuntamiento el que adquirió la propiedad en 1931.
Durante la Guerra Civil, la masía fue confiscada y utilizada como sede de un comité revolucionario y, pasada la guerra, los terrenos se destinaron a vivienda social.
 
El nacimiento de un barrio
En 1948, el Instituto Nacional de la Vivienda empezó a edificar un nuevo barrio con 769 viviendas, que comenzaron a ser ocupadas a partir del año 1952, coincidiendo con el XXXV Congreso Eucarístico Internacional. Eran once bloques, agrupados en cuatro manzanas, y una gran plaza, en la que se mantuvo la masía de Torre Llobeta.
La nueva barriada tenía una alta densidad de población y pocos servicios. No es raro, entonces, que en 1963 naciera allí la Associació de Veïns de Torre Llobeta, una de las primeras que se creó en la ciudad.
 
Salvada del derribo
Aunque habían vendido sus terrenos, los Comas Argemí todavía eran propietarios de la casa, que pasó a manos del Ayuntamiento tras la muerte del último propietario, en 1964.
Un incendio producido ese mismo año llevó al Ayuntamiento a plantearse el derribo de la finca, pero su valor arquitectónico y las peticiones de los vecinos hicieron que esa opción terminara por descartarse.
En 1979, comenzaron los trabajos de rehabilitación de la masía. La asociación de vecinos ocupó el espacio entre 1981 y 1983, pero fue desalojada y las obras continuaron. El Centro Cívico Torre Llobeta se inauguró, finalmente, en diciembre de 1983.
Dos años más tarde, en la segunda planta del edificio, se instaló la Biblioteca Popular Torre Llobeta, que permaneció allí hasta su traslado a las nuevas dependencias en las Cotxeres Borbó, en el año 2011.
 
Una programación variada
El Centro Cívico ofrece una programación estable que incluye talleres, proyectos relacionados con el desarrollo personal y el cuidado del medioambiente y diversos ciclos centrados en el humor, la ilustración o la literatura, como el Concurso Literario de Nou Barris.
Sede también de distintas entidades del barrio, este equipamiento contribuye a potenciar la cohesión social a través de iniciativas de creación cultural, promoción de la vida asociativa y participación ciudadana.