La cultura puede ser una herramienta primordial en la lucha por la igualdad y la transformación de las sociedades. En este sentido, puede convertirse en un espacio y también un canal para reinventar la visión del mundo y deslegitimar relaciones de poder desiguales.

Las mujeres tienen un rol activo y clave en la actividad cultural en la ciudad, pero no siempre se les ha reconocido. Su papel en el mantenimiento de la vida a lo largo de los siglos ha sido minusvalorado, y sus aportaciones a la cultura y al conjunto de la sociedad siempre se han concebido como secundarias. Así pues, la recuperación de la memoria histórica es especialmente importante para visibilizar las aportaciones de las mujeres a nuestra sociedad.

En general, se observan diferencias de género en las distintas actividades culturales que llevan a cabo hombres y mujeres: lectura de periódicos, libros o revistas, visionado de cine y artes escénicas, visita a exposiciones, uso de internet, etc. En Barcelona, los equipamientos culturales más utilizados son las bibliotecas y los centros cívicos, y también muestran pautas de uso diferenciado entre mujeres y hombres.

Por otra parte, en general las mujeres tienen mayores dificultades para participar en las actividades culturales que se programan en la ciudad, entre otros motivos porque dedican más tiempo que los hombres a las tareas reproductivas, muchas de las actividades culturales se realizan en horarios poco flexibles y no se prevén espacios de cuidado.

En la ciudad se observa un desequilibrio de género en las actividades culturales programadas y las estructuras organizativas del sector. Es decir, todavía existe una desigualdad de género contra la que hay que luchar para poder hacer efectivos los derechos culturales como son el acceso, la participación y la contribución a la cultura.

Los espacios de toma de decisiones distan de ser paritarios. Las direcciones de los equipamientos que tienen una programación de ciudad están claramente ocupadas por hombres. En cambio, las direcciones de los espacios de proximidad muestran la situación inversa, y están mayoritariamente en manos de mujeres. Justamente, estos son espacios donde la categoría laboral de dirección tiene salarios inferiores.

El otorgamiento de premios y distinciones supone un reconocimiento del mérito y el prestigio de las personas y entidades de la ciudad, y a menudo se convierte en una fuente de distribución de recursos económicos. Un ejemplo de reconocimiento y memoria colectiva son los nombres de las calles, en las cuales sigue habiendo una proporción mayor dedicada a figuras masculinas.