Fue la primera mujer arquitecta de Cataluña y, durante muchos años, la única. Estudió arquitectura en Rumanía, pero en 1962 la Escuela Técnica Superior de Barcelona le convalidó el título y se colegió en el Colegio de Arquitectos de Cataluña. En los años sesenta, formó parte con los arquitectos Barba Corsini y Padrós de la construcción de los bloques de pisos de Can Mercader en Badalona.
En sus proyectos en solitario, destacaba la defensa que hacía de la integración con la naturaleza. Dos de estos proyectos se publicaron en la revista Quaderns en los setenta. Uno de ellos se ubicaba al lado del club de golf de El Prat de Llobregat: consistía en un complejo residencial de lujo con un club deportivo. Desafortunadamente, ninguno se llevó a cabo.
Primera arquitecta colegiada en Cataluña, formó parte del equipo de construcción de las viviendas de Can Mercader, en Badalona. Destacó por defender la integración entre arquitectura y naturaleza.