En el 2016, Berta Cáceres, activista feminista y defensora de los derechos ambientales, fue asesinada tras haber recibido amenazas de muerte a raíz de la campaña que lideró para paralizar la construcción de una toma hidroeléctrica en su país, Honduras. Cinco años después de su muerte, se ha colocado en el parque de las Glòries un atril de memoria histórica en recuerdo de su figura y su labor, que más adelante se ubicará en el espacio memorial que se denominará Àgora Berta Cáceres.
El atril en memoria de Berta Cáceres se ha colocado en el marco del acto del Día Internacional de las Mujeres en el distrito de Sant Martí.
Berta Cáceres, indígena lenca, fue conocida en todo el mundo por su labor como coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, el COPINH. Luchó muchos años contra un proyecto eléctrico en el río Gualcarque, que amenazaba con desviar 3 kilómetros el cauce del río y ponía en peligro el ecosistema y los medios de vida de las comunidades lencas. En el 2015 le concedieron el Premio Ambiental Goldman, el equivalente al Nobel de ecología, por su oposición a este proyecto. Fue asesinada en el 2016, hecho que tuvo una gran resonancia internacional y que condenaron los gobiernos de muchos países de América latina y de Europa.
El legado más potente de Berta Cáceres es un ecofeminismo práctico, que entiende que las condiciones de vida digna de las mujeres dependen directamente de la protección del medio ambiente y que la defensa de la vida cuestiona el modelo capitalista actual, que hace cada vez más insostenible la supervivencia y la reproducción social, material y natural.