Nacida en Barcelona el 3 de agosto de 1918, y fallecida en la misma ciudad el 2 de octubre de 1991, Maria Aurèlia Capmany es una de las autoras de las letras catalanas más populares del siglo XX. Novelista, dramaturga y ensayista, hija del folklorista Aureli Capmany, la escritora destacó también por su activismo cultural y en favor de la igualdad y los derechos de las mujeres, así como por su lucha antifranquista. En el año del 30 aniversario de su muerte, el Ayuntamiento de Barcelona la recuerda y homenajea con la instalación de una placa literaria en el inmueble en el que tuvo residencia, en La Rambla de Catalunya, 65.
El descubrimiento de la placa tendrá lugar el jueves 8 de julio a mediodía, y contará con la presencia y parlamentos, por parte del consistorio, de Joan Subirats, teniente de alcaldía de Cultura, Educación, Ciencia y Comunidad, y de Jordi Martí Grau, concejal del Eixample. También intervendrá Anna Capmany, sobrina de la homenajeada.
De la prolífica trayectoria como novelista de la barcelonesa citamos El cel no és transparent, Premio Joanot Martorell de 1948, Betúlia, publicada en 1956, Un lloc entre els morts, Premio Sant Jordi de 1968, y El malefici de la reina d’Hongria, Premio Crítica Serra d’Or de Literatura Infantil y Juvenil en 1983. En el ámbito teatral, además de firmar piezas como Preguntes i respostes sobre la vida i la mort de Francesc Layret, advocat dels obrers de Catalunya (1970) o una adaptación para el escenario de Tirant lo Blanc (1980), cabe mencionar que fue fundadora, con Ricard Salvat, de la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual en 1959, en la que ejerció de profesora, directora y actriz. La lista de sus publicaciones de ensayo también es larga: Històries de Barcelona (1963), La dona a Catalunya: consciència i situació (1966), Els vells (1968), La dona i la Segona República (1977), Dies i hores de la Nova Cançó (1978) o la póstuma Barcelona entre mar i muntanya (1992) son sólo algunas. Capmany también escribió dietarios y memorias y guiones para programas de televisión y de radio, y tradujo al catalán libros originales en inglés, francés e italiano. De 1979 a 1983 presidió el PEN Català, y de 1983 a 1991 fue concejal del Ayuntamiento de Barcelona (de 1984 a 1988 concejala de Cultura y de 1988 a 1991 de Publicaciones), y también miembro de la Diputación de Barcelona. En 1982 la Generalitat de Catalunya le otorgó la Creu de Sant Jordi.
La instalación de la placa literaria dedicada a Maria Aurèlia Capmany forma parte del despliegue del Mapa Literario de Barcelona, en el que se localizan las calles y rincones que han sido habitados, frecuentados o inmortalizados por escritores de todas las épocas y de todos los orígenes.