El tiempo es un factor esencial para alcanzar la igualdad efectiva. La estructura social, tanto personal como colectiva, y la laboral, determinan en gran medida la forma en que vivimos. Antiguos patrones sociales condicionan los usos del tiempo de manera que se generan agravios por razón de género, de estatus social, de procedencia y de diversidad funcional. La distribución equitativa de los usos del tiempo es esencial para lograr la igualdad de oportunidades.
Una de las herramientas elaboradas por el Pacto del Tiempo de Barcelona, para dar a conocer el propio Pacto y, hacer incidir en la necesidad de hacer cambios en la organización del tiempo, es la Infografía para una organización del tiempo más saludable, más igualitario y más eficiente. En este artículo se hace mención a los beneficios de una organización del tiempo más igualitaria.
La organización actual del tiempo, vertebrada en torno a los horarios laborales, y agravada por la falta de sincronización entre los horarios de empresa, los de las instituciones, los escolares, etc., genera grandes desajustes en el encaje de los diversos usos del tiempo. Trabajar y tener cuidado de hijos e hijas, y personas dependientes, puede resultar muy complicado, y provocar situaciones que incrementan las desigualdades, tanto de género como socioeconómicas.
Una gestión más equitativa del tiempo posibilita una igualdad real de oportunidades y menos pobreza de tiempo en colectivos vulnerables, así como disponer de horas suficientes para participar en la comunidad y organizaciones sociales. Debe permitir la corresponsabilidad en el trabajo doméstico y el cuidado de las personas a cargo, que posibilitaría acabar con la sobrecarga actual, especialmente entre las mujeres, y disminuir el consecuente estrés. Y romper el techo de cristal con el que topan muchas mujeres cuando tienen que renunciar a puestos de decisión para cuidar de sus hijos e hijas.
Las políticas del tiempo buscan, entre otros aspectos, generar cambios que permitan que la sociedad sea más igualitaria, y es en este sentido que desde el Pacto del Tiempo de Barcelona se trabaja, buscando la complicidad entre el sector público y el privado, para concienciar y actuar haciendo del tiempo un derecho de la ciudadanía, y, por lo tanto, un factor clave para avanzar hacia una sociedad más equitativa.