En el marco de la celebración de la Primavera Republicana, que este año conmemora el 90.º aniversario de la Segunda República Española, el Ayuntamiento retira el escudo de Juan Carlos I del obelisco de la plaza del Cinc d’Oros. Esta actuación da continuidad al proceso iniciado en esta plaza con el cambio de nombre, en el año 2017.
El escudo del rey emérito se colocó en el año 1981, cuando la plaza pasó de llamarse plaza de la Victòria a llevar el nombre del monarca del momento, Juan Carlos I, en agradecimiento a su papel durante el golpe de estado de 1981.
Ahora el escudo queda descontextualizado en una plaza que tiene una denominación recuperada de la tradición popular, Cinc d’Oros, y que históricamente se pensó para reivindicar la República y recordar al presidente de la Primera República Española, Francesc Pi i Margall.
Una vez retirado, este elemento se trasladará a dependencias municipales para conservar la pieza. La Concejalía de Memoria Democrática considera que este escudo, además de estar descontextualizado, demuestra los privilegios que todavía tiene la monarquía, y, en un momento como este, se quiere reivindicar los valores republicanos y recuperar el origen popular del arte público y el nomenclátor de la ciudad.
Revocada la Medalla de Oro de la Ciudad al rey emérito
El Plenario del Consejo Municipal aprobó, en el mes de octubre, retirar la Medalla de Oro de la Ciudad a Juan Carlos I. En el informe justificativo para la retirada de la medalla, incluido en el expediente, se destacaban varias polémicas acumuladas durante los últimos años, como la participación del rey emérito en una cacería de elefantes en Botsuana en el año 2012, la renuncia del actual rey de España, Felipe VI, a la herencia de su padre y la retirada de la asignación económica a Juan Carlos I como medida de distanciamiento de cualquier operación económica que pudiera cuestionar la legitimidad y la ética de la Corona. A estos hechos también se añade la marcha del rey emérito, de manera opaca, al régimen totalitario de los Emiratos Árabes Unidos.
Tal como recogía el informe, estos hechos ponen en cuestión su integridad ética y moral como ciudadano y como servidor público. Estos comportamientos del rey emérito no atienden al principio de ejemplaridad y estímulo para la realización de acciones que comportan un beneficio para la comunidad que representan los honores y distinciones del Ayuntamiento de Barcelona.