“El consumo permite agravar o frenar los retos globales. En términos ambientales, es una herramienta indispensable por la protección del medio ambiente, pero también es clave en términos de justicia social”
Entrevista a Joana Ariet, responsable de comunicación de la cooperativa Opcions.
El 15 de marzo se conmemora el Día Mundial de las Personas Consumidoras y el Consumo Responsable. Esta fecha nos invita a reflexionar sobre la importancia de proteger nuestros derechos como personas consumidoras y nos anima a adoptar un consumo consciente, que no solo satisfaga nuestras necesidades, sino que también favorezca el bienestar colectivo, respete el medio ambiente e impulse una economía sostenible. Este es el objetivo de la cooperativa Opcions. Joana Ariet, su responsable de comunicación, nos explica qué hacen y cómo trabajan.
¿Cuándo nació Opcions, cuál es su objetivo principal y cuántas personas forman parte?
Nació hace más de veinte años con la inquietud de promover un nuevo modelo de consumo responsable o consumo consciente, como lo llamamos en Opcions, porque implica el hecho de poner conciencia en aquello que se hace. El primer paso es reflexionar sobre nuestras necesidades, que es donde aportamos la nota de conciencia. Cualquier apellido que se le ponga a consumo, sea responsable, ético, sostenible o social, nos encaja.
Ahora mismo, forman parte de Opcions cuatro personas trabajadoras, alrededor de 3.000 socias de consumo y unas 100 socias de servicios, que son entidades vehiculadas a través de La Zona, el mercado digital que impulsamos el 2020-2021.
¿Por qué crees que el consumo responsable es clave en el contexto socioambiental actual?
Es la manera de comunicarnos en nuestro día a día. Tenemos muy claro que la forma de elegir quién nos dirige es a través de las urnas, pero con las acciones de consumo también estamos determinando qué deriva toma todo ello. Y esto lo hacemos constantemente. A lo largo del día hay un montón de acciones que determinan hacia dónde llevamos las cosas. Esto es clave en un contexto socioambiental porque permite afrontar varios retos globales, como el cambio climático y la desigualdad económica. El consumo permite agravarlos o frenarlos. En términos ambientales, es una herramienta indispensable para la protección del medio ambiente, pero también es clave en términos de justicia social. Todo esto acaba teniendo un impacto global. Y también tendríamos que pensar en el impacto que puede tener en el futuro y qué estamos dejando a las próximas generaciones.
¿Qué proyectos o campañas tenéis en marcha y con qué recursos contáis para llevar a cabo estas iniciativas?
Encontramos la financiación a través de las cuotas de las socias, de proyectos que ofrecemos a las administraciones públicas y a través de subvenciones. Tenemos muchísimas campañas, entre las cuales destacan La Zona, que supone un trabajo continuo y se centra en dos puntos: los proyectos que no tienen un escaparate en internet o lo tienen muy vulnerable y necesitan vender sus productos en línea, y las personas que quieren consumir determinados productos a través de internet de acuerdo con sus valores. A pesar de todo, siempre potenciamos el comercio de proximidad y la tienda física. También tenemos los cuadernos, la revista Opcions. El mes de junio aparecerá uno sobre internet y tecnologías y a final de año otro sobre el negocio de la salud. Las publicamos en papel, las distribuimos entre las socias y también están en puntos de venta como Abacus o Bonpreu.
¿Qué estrategias usáis para llegar a más personas e incentivar cambios en los hábitos de consumo? ¿Qué propuestas tenéis o prevéis de cara a llegar más concretamente a los jóvenes, que son siempre el público al que más nos preocupa llegar?
Intentamos estar siempre donde está nuestro público. La clave para incentivar cambios de hábitos de consumo es hacer las cosas fáciles y cómodas, es lo que quiere la gente. En el ámbito digital, ofrecemos herramientas que permiten incorporar estos cambios de consumo. También tenemos una automatización de correos de retos: Un mes, ¡un cambio! Cada veintiún días enviamos información para facilitar cambios en diferentes sectores.
Tratamos de llegar al público joven en alianza con otras entidades, como La Coordi o FETS, yendo a los espacios donde pueden haber jóvenes. Recientemente, desde la Federació de Cooperatives de Consum y junto con la sección de jóvenes de Bloc4BCN, se está haciendo un estudio para ver qué interesa a la juventud en hábitos de consumo. Y también, dentro del grupo SomESS de de la Estrategia #ESSBCN2030, se está pensando en acciones de comunicación que puedan captar más su atención, como es la Febrerada. No lo hacemos de manera individual como Opcions, porque nuestro público es más grande, pero sí queremos sensibilizar a la gente joven. Nuestras campañas son de sensibilización y no necesariamente están pensadas para que la gente haga una cosa, sino para que, simplemente, piensen de una manera diferente, añadiendo un punto crítico.
¿Cómo la mejora en el consumo de las personas repercute en los barrios en particular y en la ciudad de Barcelona en general?
Refuerza la economía local y el consumo de proximidad, muy importante en los barrios; favorece la sostenibilidad de nuestras calles; cohesiona la comunidad. Y todo ello hace que mejore la calidad de vida de la ciudadanía. Apostamos mucho por un comercio de proximidad, que acaba revitalizando las calles, fortaleciendo su identidad y potenciando el tejido asociativo. Esta apuesta quiere decir que estamos descartando las compras por internet y sus consecuencias para la ciudad (emisión de gases de efecto invernadero, ruido de la circulación, congestión de las calles…). Esto nos encamina a avanzar hacia una ciudad más pensada para la gente que vive en ella. Tenemos que ir hacia un modelo que conserve la esencia de los barrios y huya de la gentrificación, que dé pie a la construcción de una red social más fuerte, una ciudad más sostenible y con menos desigualdad. Creemos que el consumo puede favorecerlo notablemente.
Opcions no solo promueve un cambio en el consumo individual, sino que también hace incidencia social y política. ¿Qué papel tiene que jugar la Administración pública?
Para nosotros, tiene un papel clave. Es fundamental que una Administración pública tome conciencia de su poder, por ejemplo en la comida que se sirve en escuelas, institutos y hospitales. Esto tendría que responder al modelo alimentario que queremos. En este aspecto, hemos desarrollado proyectos con la Administración, concretamente con el Ayuntamiento de Barcelona.
La cooperativa alcanza diferentes sectores de consumo: energía y agua, alimentación, movilidad, finanzas, ropa y salud y cosmética. ¿Consideráis algunos especialmente claves?
Todos pueden generar un impacto, a pequeña o gran escala, y están todos relacionados. No tiene sentido hablar de alimentación si no hablamos de agua, o hablar de energía si no hablamos de finanzas. Además, hay que tener en cuenta el público al que nos dirigimos, que en el caso de Opcions es muy heterogéneo. Nos es fácil conectar con el público más joven como el de los institutos, a través del sector textil, que les despierta mucho interés, pero si nos dirigimos a una cooperativa de vivienda, seguramente les interesará hablar de las comunidades energéticas. Por lo tanto, a pesar de que pueden haber algunos sectores con más impacto en función de lo que valoramos, nuestra tarea de sensibilización se mueve en función de con quién hablamos y qué necesita. De acuerdo con esto, reforzaremos un sector u otro.
¿Qué papel juega la tecnología en la transformación hacia un consumo más consciente?
Una cosa buena es que es una herramienta que nos da mucha facilidad para acceder a muchos públicos; nos sirve para ser más creativas y eficientes. Pero también tenemos dos malas: que existe una brecha digital y tenemos que hacer cosas para suplantar esta carencia, y el impacto negativo que tiene en los países de donde se extraen los recursos que generan el material tecnológico para fabricar los dispositivos electrónicos, lo que genera graves impactos sociales y ambientales.
¿Qué importancia tiene la interacción con otras entidades de la ESS, y no solo las de consumo?
Es clave, sobre todo cooperar con entidades que no son propiamente de consumo. Nos permite ampliar nuestros recursos, nuestro conocimiento y nuestro impacto. Es como si se ampliara el equipo de trabajo y donde no llega una, llega la otra. Para nosotros no es competencia, es intercooperación, y hemos hecho muchos proyectos y campañas con otras entidades.
Más allá de la Feria de Consumo Responsable y de ESS de Barcelona, ¿qué acciones de sensibilización destacarías?
Una que nos ha funcionado muy bien son las formaciones del último año en el Eixample, las Corts, Gràcia y Horta-Guinardó para formar “agentes impulsores del consumo consciente”. Ha tenido bastante éxito porque se han creado dos grupos de activistas que se reúnen una vez al mes para ver qué pueden hacer. También intentamos estar presentes en la Feria de Consumo Responsable y de ESS, la FESC, en mercados de payés…
Nos hemos dado cuenta que, a pesar de que la comunicación digital nos ha facilitado muchas cosas, nuestro público agradece mucho el contacto físico. Así, usamos las redes para difundir información y sensibilizar, pero la gente tiene ganas de contacto, de vivir experiencias en el lugar, más emocionalmente.
¿Qué objetivos concretos tenéis para el 2025? ¿Y cuáles son los principales retos que afrontará el movimiento del consumo consciente en los años próximos?
El consumo es una poderosa herramienta de transformación social, nos lo tenemos que creer y tenemos que actuar de acuerdo con esto. Es un grandísimo reto. Si bien es cierto que cada vez hay más personas concienciadas con la necesidad de hacer cambios, todavía no somos suficientes. Opcions tiene buen recibimiento, pero nos falta todavía encontrar el gran altavoz que nos permita esparcir el mensaje por todas partes. Diría que es nuestro objetivo principal. Nos gustaría poder destacar entre la gran cantidad de información sin contribuir al ruido y el colapso informativo.