“Un puesto de trabajo mejora la situación económica, pero sin una vivienda o acompañamiento en salud, la persona no puede salir de la pobreza”
Entrevista a Xavier Puig, codirector general de Formació i Treball
Entrevistamos a Xavier Puig, codirector general de Formació i Treball, que hace balance de las primeras tres décadas de la fundación, los cambios de la sociedad y los retos de futuro en el ámbito de la inserción sociolaboral.
¿Cuáles son los objetivos de la Fundación Formació i Treball?
Nuestro propósito es la mejora de la empleabilidad de las personas vulnerables y el acompañamiento a la empresa ordinaria para que se consiga la inserción laboral. Después, también hacemos entrega social de productos de primera necesidad como ropa, alimentos y mobiliario doméstico a familias vulnerables.
Trabajamos sobre todo en la provincia de Barcelona y en una parte de Tarragona. Nuestro modelo se basa en la realización de actividades con impacto medioambiental y de economía circular, bajo la premisa de ser sostenibles económicamente y con el objetivo principal de creación de puestos de trabajo.
¿Qué hacéis para conseguir estos objetivos, como trabajáis?
Al principio, hace más de 30 años, empezamos a hacer formaciones ocupacionales, pero poco a poco comenzamos a hacer actividades económicas. Actualmente, desarrollamos más de 20 actividades económicas, de modo que somos la mayor empresa de inserción en volumen de puestos de trabajo de Cataluña y del resto de España, con unas 1.000 personas al año.
Llevamos a cabo actividades económicas que, sobre todo, nos ayudan a incorporar personas derivadas de servicios sociales. Mejoramos su empleabilidad en un entorno real de trabajo, en una exigencia de mercado y, una vez han cumplido el objetivo que fijaba su itinerario de inserción personalizado, finalizamos el contrato y les buscamos trabajo en la empresa ordinaria.
Con respecto a la entrega social, siempre hemos intentado que fuera de una forma digna. En todo momento hemos querido dignificar la entrega: ya hace veinticuatro años que proporcionamos cheques para utilizar en nuestra tienda, donde pueden escoger lo que quieren de acuerdo con sus necesidades y sus preferencias. Hace algunos años que disponemos de un sistema de código QR, donde la trabajadora social envía el saldo al teléfono de la persona usuaria y esta puede ir a cualquiera de nuestras tiendas que tenemos repartidas por todo el territorio catalán. Son tiendas abiertas al público en general, donde también pueden ir las personas derivadas por servicios sociales.
¿Por qué lo hacéis así?
Porque así la experiencia de compra es la misma que la de una persona que tiene recursos: que las personas no tengan recursos no significa que no sepan comprar, solo quiere decir que no tienen recursos.
Siempre hemos intentado dignificar el máximo posible esta entrega. Este apoyo no deja de ser un ejercicio de empatía hacia ellas, porque las situaciones que han sufrido o que están sufriendo son provocadas por la falta de oportunidades o por un entorno de vida diferente. Siempre se ha tendido al asistencialismo, de “buenismo”. Y eso, las personas no lo viven bien. Desde Formació i Treball queremos un acompañamiento diferente, donde las personas no se sientan estigmatizadas por esta falta de recursos.
¿Por qué creéis que el trabajo es una herramienta transformadora tan importante?
Es importante, primero, para sentirse una persona plena, formar parte de un proyecto y tener unos objetivos, marcarse unos retos cada día para venir a trabajar. Después, a través de esta actividad diaria, la persona se va formando y empoderando, genera derechos porque está cotizando.
El hecho de trabajar en un entorno de mercado es el mejor aprendizaje para, más tarde, no fracasar cuando vayan a una empresa ordinaria. Y no olvidemos el elemento de socialización, que es también una parte esencial del trabajo.
Mencionabas la importancia de la economía circular para el proyecto. ¿Qué impacto tenéis en materia de sostenibilidad ambiental?
La reutilización es la salida más sostenible y responsable y en Formació i Treball recuperamos un 63% del textil gestionado y, en caso de piezas que no están en condiciones de comercializarse, un 31% de lo que gestionamos, se reciclan. Solo en 2023, recogimos más de 7 millones de kilos de ropa usada y complementos: ¡esto supone un ahorro de 177.000 toneladas de emisiones de CO2!
Ahora estáis conmemorando los más de 30 años de vuestra fundación. ¿Cuál fue el origen?
Nacimos para responder a una necesidad social. Después de los Juegos Olímpicos, había una bolsa enorme de gente que se quedó marginada y no tenía trabajo. Desde Cáritas se promovió un proyecto de acompañamiento a mujeres vulnerables y se vio que a través de la gestión de la ropa se podían trabajar otras competencias y otras habilidades. Formalizando esta actividad se podían generar puestos de trabajo. En aquella época se decía que se trataba de no dar solo el pescado, sino también enseñar a pescar. Sobre esta idea se creó la Fundación, para responder a toda esta bolsa de paro en contraposición con la euforia olímpica.
Se hacía con la idea de generar puestos de trabajo y actividades, pero también de controlar de manera estricta los costes económicos. Fuimos avanzando, respondiendo a las necesidades de las personas y creciendo con actividades como la gestión de ropa o también la recogida de objetos voluminosos y muebles.
Formació i Treball lleva más de 30 años en el ámbito de la inserción sociolaboral, ¿qué evolución habéis observado en el sector y en la sociedad?
En el ámbito de la inserción laboral, nos encontramos con que las empresas ya no tienen tantos prejuicios como antes. Antes sí había una especie de estigma y prejuicio hacia las personas con las que trabajamos, pero la trayectoria y la relación con las empresas al final hace que se establezca un vínculo de confianza. Y nosotros intentamos no fracasar en la derivación: los casos de éxito, siempre, siempre, traen otros.
Con respecto a la persona usuaria, ha ido cambiando. Hemos encontrado un cambio muy, muy brusco después de la pandemia y hemos identificado a más personas con problemas de enfermedades mentales. Son personas que quizás han sufrido situaciones complicadas y que, durante la pandemia, han estado viviendo encerradas en habitaciones… ahora que llegan a nuestra fundación y logran un puesto de trabajo, cuando están relajadas, salen los problemas de salud mental. ¡Lo mismo que nos ocurre a todos, que no te pones enfermo en todo el año y coges vacaciones y te pones enfermo! Es un patrón que lo observamos con los compañeros de otras administraciones y quizás sería necesario un proceso previo para trabajar mejor estas circunstancias.
Después, también está el tema de la migración. Hay muchísimas personas que no tienen la documentación en regla y todo son trabas para poder regularizar su situación. El trabajo es una buena herramienta para regularizar y nosotros somos la empresa, no solo de inserción sino en general, que más gente regulariza cada año de toda España, con unas noventa o cien cada año. Quizás parecen pocas, pero es un proceso muy complicado. Eso sí, comprobamos que cuando se regularizan, ya no quieren entrar a trabajar en la economía informal, sino que quieren consolidar los derechos alcanzados.
¿Y la sociedad?
Antes, un puesto de trabajo ayudaba a salir de la exclusión social. Hoy día, un puesto de trabajo mejora la situación económica, pero sin una vivienda o acompañamiento en salud, la persona no puede salir de la pobreza. Por eso, estamos participando en proyectos conjuntos con entidades que se dedican a la vivienda social… porque nosotros solos no sacaremos a la gente de la exclusión social.
¿Cómo ves el futuro de Formació i Treball?
Un día nos dijeron que éramos una fábrica de oportunidades. Y siempre nos ha gustado vernos así: como un entorno seguro donde personas que nunca han tenido una oportunidad o que no la pudieron aprovechar, puedan desarrollarse. Ojalá en el futuro no tuviéramos que existir, porque esto significaría que el camino hacia una sociedad más justa, equitativa y solidaria se habría alcanzado.