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Los sellos para periódicos, pasado y presente

Los sellos para periódicos, pasado y presente

La presencia de Internet permite informarnos de noticias de todo el mundo en tiempo actual. Pero no siempre ha sido así, enviar el periódico durante la segunda mitad del siglo XIX tenía un coste que se pagaba con sellos.

Sello de homenaje al escritor José Enrique Rodó, reimpreso el 1924 con una sobrecarga que le habilitaba para el envío de periódicos. Col·lecció filatèlica Ramon Marull, MGPB 060485

La Revolución Industrial iniciada durante la segunda mitad del XVIII supuso un fuerte impacto en las estructuras sociales y económicas. Desde ese momento y hasta bien entrado el siglo XIX, la apuesta por las mejoras tecnológicas supondrían un aumento de la producción que, acompañada de una mejora de las redes y los medios de transporte, favorecieron la apertura y expansión hacia nuevas rutas comerciales. Las economías de mercado de los países forzaron a las respectivas industrias a producir de manera eficiente con maquinarias similares o superiores a las de sus competidores. En este contexto, desde las primeras transformaciones económicas los boletines –en primer lugar– y posteriormente, la prensa escrita se convirtieron en medios esenciales para conocer las actividades del sector privado y sus novedades.

Venedor de diaris, Londres, finals del segle XIX.

Vendedor de periódicos, Londres, finales del siglo XIX.


Los primeros boletines económicos de la historia aparecieron en el Reino Unido y los Países Bajos entre los siglos XVI y XVII, eran los llamados Price currents. En realidad eran como un listado de productos o materias primas con el equivalente económico, se utilizaban sobre todo en los intercambios comerciales de las ciudades portuarias. Con el paso del tiempo, la prensa económica experimentó una notable mejora con el objetivo de facilitar el intercambio comercial entre las partes. Durante el siglo xix nacen diarios especializados como The Economist, Financial News o Financial Times, entre otros. El progreso hacia una economía capitalista estaba en marcha.

Con todo ello, las acciones de los mercados resultaban muy golosas para pequeños inversores que querían enriquecerse fácilmente confiándoles su dinero. Esta caricatura nos muestra un grupo de lectores que corren hacia la bolsa a comprar acciones. Al fondo, el broker estrecha la mano del editor del periódico. La noticia que le ha pasado para publicar ha tenido el efecto deseado, y como no, cierran el trato con el regalo de un lote de acciones.

The subsidized newspaper, J.S. Pughe, 1902.

The subsidized newspaper, J.S. Pughe, 1902.

Las publicaciones periódicas especializadas –aquí hablamos de las económicas, pero podían ser de cualquier otra materia– se convertían en una oportunidad económica para los gobiernos. Tanto fue así que se establecieron unas tarifas postales de importes reducidos para cubrir el transporte por correo. Nacería de este modo una nueva variedad filatélica: el sello para periódicos.

Esta nueva tipología de sello se podía considerar “de segunda” respecto a la emisión ordinaria. No gozaba del mismo prestigio, ya que se consideraba una mera tasa de transporte, con un valor inferior a la otra. Además, el sello para periódicos disfrutó de cierta exclusividad porque el público corriente no podía adquirirlos, sólo estaban en manos de las editoriales y de las autoridades emisoras del país.

Como siempre, los inicios de cualquier actividad suelen ser rudimentarios, y en el caso de los sellos para periódicos también fue así. Resulta curioso el hecho de que durante los primeros años de curso de estos sellos se enganchaban uno a uno en cada periódico. Un trabajo pesado y claramente ineficaz, una paradoja si tenemos en cuenta que la información a transmitir –los valores económicos– es de carácter efímero. Pronto se dieron cuenta de que resultaba inviable seguir con esta práctica. Por ello, se gestó un acuerdo entre las editoriales y las autoridades postales para generar una nueva tarifa de franqueo por caja o cajas de publicaciones, no por unidades. La mejora del nuevo sistema permitiría que solamente fuera necesario pegar un solo sello de prepago en la hoja de entrega de los paquetes de periódicos, vendría a ser como un comprobante de pago.

 

Segell austríac de 1856. Font: Stamp Circuit

Sello austríaco de 1856. Fuente: Stamp Circuit

Los primeros sellos para periódicos se emitieron en Austria en 1851, en la colección filatélica Ramon Marull tenemos unos cuantos ejemplos. Como no podía ser de otra forma, la efigie de Mercurio o Hermes, mensajero de los dioses y patrón del comercio, es quien pone la cara de estos sellos.

La iniciativa emprendida desde Austria tendría eco en otros países de Europa y también de fuera de ella. En el caso de los Estados Unidos de América comenzaron a circular en 1865 con un valor facial de 100 dólares, una pequeña fortuna en ese tiempo. Desgraciadamente, el 1 de julio de 1898 la administración estadounidense suspendió el uso de sellos emitidos para periódicos, y el stock se puso a la venta para coleccionistas.


 

La selección de sellos que os presentamos a continuación da buena idea de la diversidad existente de sellos de este tipo. La mayoría están fechados entre la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX. Además de los asociados a la distribución de prensa económica, también encontramos de la antigua Yugoslavia, para envíos internos del Impero Austriaco, del ducado de Módena o de la ciudad de Tarnów, entre muchos otros.

Actualmente los sellos para periódicos pueden encontrarse con cierta facilidad en el mercado filatélico, suelen provenir de liquidaciones de los remanentes de las administraciones postales y de la venta de recibos o libros de registro empresariales.

No son los más bonitos ni los más raros ni los más caros, y por todo ello no despiertan mucho interés dentro del mundo coleccionista. Pero por qué no romper una lanza a su favor: nacieron para apoyar a la prensa escrita en todas sus especialidades, son por tanto los actores secundarios en el crecimiento de la comunicación escrita … Tampoco está mal, ¿verdad?