En 1884, durante la Conferencia de Berlín, España reclamó la región africana que actualmente corresponde al Sahara Occidental, en el contexto colonial del reparto del continente africano por parte de las potencias europeas.
Tuareg con su camello, Sahara Occidental, 1924. Colección Ramón Marull
La colonia del Sahara Español se constituyó en 1924, a partir de la unión administrativa de los dominios regionales de Río de Oro y Saguia el-Hamra. El territorio fue reconocido en 1958 como una provincia más de España, pero casi veinte años después, en 1975, fue abandonado ante la ocupación efectiva por parte del Reino de Marruecos. La situación acabó provocando una reacción política, social y armada por parte de la población saharaui.
El próximo 14 de noviembre se celebrarán los cuarenta años de la firma del Acuerdo Tripartito de Madrid, también conocido como la Declaración de principios entre España, Marruecos y Mauritania sobre el territorio del Sahara Occidental. La declaración se creó para liquidar la presencia española en el territorio, pero también para garantizar una serie de acuerdos administrativos sobre el territorio. Escasamente un mes antes, la Corte Internacional de Justicia, en su Dictamen Consultivo del 16 de octubre de 1975, había declarado que no había vínculo de soberanía de Marruecos o Mauritania con el Sahara, por tanto se aplicaría la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de la ONU, sobre el proceso de descolonización de los territorios ocupados.
A pesar de la rápida descolonización española del territorio y la posterior ocupación militar marroquí, contra todo pronóstico, el 27 de febrero de 1976 se proclama la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). El nuevo estado seguiría las fronteras marcadas por el antiguo Sahara Español. Aunque su reconocimiento es limitado, hasta hoy en día, ha sido reconocido por más de cincuenta países, incluso está inscrito desde 1984 a la Organización para la Unidad Africana.
Este hecho capital marcó el inicio de un conflicto que evolucionó desde la ocupación militar del territorio por parte de Marruecos hasta la oposición armada de los saharauis a través del Frente Polisario (Frente Popular de Liberación de Saguia el-Hamra y Río de Oro). En este contexto histórico y político, Marruecos inicia la construcción del llamado Muro del Sahara Occidental, también llamado Muro de la vergüenza, en 1980. Se trata de una construcción hecha con arena, piedras y protegida por minas, con una extensión superior a los 2.720 kilómetros y una media de 3 metros de altura. El muro construido en el desierto divide el Sahara Occidental y el sudeste de Marruecos, separando así las áreas controladas por el gobierno y la llamada Zona Libre del Frente Polisario.
Las resoluciones dictadas por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU, desde 1975 hasta las más recientes, afirman sistemáticamente que la solución final al conflicto pasa por el reconocimiento de la autodeterminación del pueblo del Sahara Occidental, referéndum incluido. Sin embargo, la situación actual es la paralización de la resolución del conflicto. Una situación que favorece a Marruecos, especialmente para la explotación de los recursos naturales, y la sustitución cultural y social de la población autóctona.
Por otra parte, la falta de resolución de la problemática ha generado una grave crisis humanitaria. El desplazamiento masivo de los refugiados saharauis hacia la zona de Tinduf, un área desértica e inhóspita en territorio argelino, supone la amenaza a la supervivencia de muchas personas que deben sobrevivir en condiciones pésimas. Las cifras exactas de desplazados varían en función de la fuente consultada, pero, en general, se cuantifican en decenas de miles de habitantes. Algunos de ellos hace más de treinta años que viven en estas condiciones. Otros, forman parte de la tercera generación y por tanto, no han pisado suelo saharaui.
El conflicto del Sahara Occidental es hoy un conflicto olvidado. La presión marroquí, impide que ocupe el primer plano de la prensa internacional, a pesar de los casi cuarenta años de su ocupación por Marruecos. Es un territorio que no forma parte de Marruecos y que queda a la espera de la descolonización.
La colección filatélica Ramon Marull dispone del testimonio de la presencia española en el territorio. La gran cantidad de emisiones identifican claramente la división administrativa del territorio del Sahara Occidental, futuro referente territorial de la nación saharaui.