La Estrella de Oro de Héroe de la Unión era el título honorífico superior de la Unión Soviética, instaurada por Stalin el 16 de abril de 1934. La distinción era un premio a aquellas personas que hacían extraordinarias acciones de...
Durante un largo periodo de tiempo, la URSS emitió y puso en circulación series de sellos denominadas en el mundo filatélico: Héroes de la Unión Soviética. Esta categoría filatélica tiene su paralelismo con el distintivo de la Estrella de oro de la Unión Soviética, una condecoración otorgada a las personas que ponían en riesgo sus vidas a través de acciones heroicas en favor del estado. Convencionalmente, la filatelia divide esta temática en tres secciones: las series emitidas en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial, dedicadas principalmente a episodios de rescate en condiciones extremas, o expediciones de exploración polares, entre otros. Por otra parte, se incluyen las series dedicadas a la Segunda Guerra Mundial, en su mayoría a héroes de guerra; y por último, las series emitidas durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, dedicadas principalmente a cosmonautas y primeras figuras del partido o del estado.
En el presente artículo, estudiaremos las series emitidas antes de la Segunda Guerra Mundial que pueden encontrarse en la colección filatélica Ramon Marull.
Los protagonistas de una de las primeras muestras filatélicas de esta categoría la forman los pilotos de avión que tomaron parte en las expediciones de búsqueda y rescate de la tripulación del Cheliuskin. El barco rompehielos quedó atrapado en la banquisa del mar del norte durante el septiembre de 1933, mientras exploraba las posibilidades de navegación de los barcos no rompehielos para esta nueva ruta. Las condiciones climatológicas extremas y la falta de accesibilidad al espacio planteaba la imposibilidad de rescatar a los más de un centenar de pasajeros que llevaba. El barco se encontraba varado en medio de un bloque de hielo, ni siquiera las explosiones controladas de dinamita habían conseguido liberarlo. Pero ante esta situación tan desesperada y asumiendo un gran riesgo personal, se puso en marcha una compleja operación aérea de rescate de los pasajeros. La operación del rescate del más del centenar de pasajeros del Cheliuskin duró más de dos meses, soportando temperaturas extremas y viviendo situaciones límite. Hoy en día, esta gesta heroica se ha convertido en una de las más exitosas de la historia aérea, los diarios de todo el mundo se hicieron eco de la noticia. Los principales protagonistas fueron los aviadores Anatoli Liapidevsky, Sigizmund Levanevsky, Nikolái Kamanin, Vasili Molokov, Mauriky Slepnev, Mihail Vodopianov e Iván Doronin. Como no podía ser de otra manera, todos ellos fueron los primeros en recibir el recién instaurado título de Héroe de la Unión Soviética.
Otra historia bastante curiosa nos llega por aire. Las expediciones aéreas que enlazaban la URSS con los Estados Unidos de América mediante rutas directas, hicieron merecedores del gran distintivo a sus pilotos. Al pie del artículo encontrará una muestra de sellos de la primera y segunda expedición que atravesaron el polo norte, uniendo Moscú con California. Los nombres de aquellos pilotos eran Georgy Baydukov, Valery Chkalov y Alexander Belyakov de la primera expedición, y Mihail Grovnov, Andrei Youmachev y Sergei Daniline, del resto.
La tercera historia que le traemos de la serie de Héroes de la Unión Soviética es la dedicada al rescate de la expedición científica Polo Norte-1 (1937-1938). El científico Iván Papanin y su equipo (Konstantin Badygin, Trofinov, Mihail Belousov, etc.), permanecieron más de 200 días realizando estudios prácticos en la zona. Los científicos habían llegado allí en avión, pero a la hora de volver, las condiciones climáticas habían empeorado y se tuvo que programar su rescate por agua. Los sellos que conmemoran la hazaña muestran la expedición científica recibiendo la llegada de los barcos (fíjese en la bandera). Finalmente, Iván Papanin y toda su tripulación recibieron el honor de Héroe de la Unión Soviética.
Por último, dentro de esta serie, le queremos mostrar los tres ejemplares dedicados a Paulina Osipenko, Marina Raskova y Valentina Grizodubova. Los días 24 y 25 de septiembre de 1938 completaron un total de 5.908,61 kilómetros (3.671,44 millas) en el Antonov ANT-37. Su historia es bastante curiosa y accidentada, pero como el final es feliz, merece ser contada. Las difíciles condiciones climáticas provocaron que se pasaran de largo la pista de aterrizaje de Komsomolsk, donde tenían previsto detenerse. Cuando se dieron cuenta del error, ya no podían volver atrás, ya que estaban cerca de la costa de Ojotsk y, encima, sin combustible. Ante la crisis, Raskova recibió la orden de abandonar el avión, cayendo a un bosque donde estuvo perdida más de 10 días. Mientras tanto, Grizodubova y Osipenko pudieron provocar un aterrizaje de emergencia en Komsomolsk na Amune. Las tres forman (¡con todos los honores!) la primera expedición aérea femenina que enlazó en vuelo directo Moscú con Komsomolsk na Amune, en el extremo oriental de la Rusia asiática. Una hazaña increíble que perfectamente podríamos encontrar en alguna cartelera de cine, ¿verdad? ¡Ahí es nada!