Este año se cumplen 105 años del hundimiento del Royal Mail Ship Titanic a las 2:20h del 15 de abril de 1912, en las aguas gélidas del norte del océano Atlántico. La tragedia tuvo un eco a nivel internacional, la...
1,50 florines Caja fuerte llena de cartas procedente de un naufragio, 1921. Col·lecció Ramon Marull
Este año se cumplen 105 años del hundimiento del Royal Mail Ship Titanic a las 2:20h del 15 de abril de 1912, en las aguas gélidas del norte del océano Atlántico. La tragedia tuvo un eco a nivel internacional, la muerte accidental de 1.517 personas supuso uno de los naufragios más importantes de la historia. El accidente dejó historias conmovedoras y también, ejemplos de valentía y heroísmo que se recuerdan hasta hoy día a través de la literatura y el cine.
Hoy “revisitamos” de nuevo la historia del Titanic fijándonos en una historia sorprendente que está a la altura de los miembros de la orquesta del Titanic. Cinco personas que no emprendieron un viaje por ocio sino por trabajo y que, desgraciadamente, también se dejaron la vida: los empleados de correos. Se trata de los estadounidenses John March, Oscar Woody y William Gwinn, y los británicos John Smith y James Williamson.
El Titanic disponía de una oficina de correos que administraba la correspondencia de los pasajeros y de la tripulación. La compañía naviera propietaria del Titanic, la White Star Line, tenía adjudicado el servicio de correos entre Europa y los Estados Unidos de América. El Seapost –nombre del servicio de correo postal en barcos que operaban en aguas internacionales– se convertía en un monopolio para la empresa adjudicataria que mantenía el servicio a lo largo de todo el viaje, garantizando a los propietarios del barco y en la empresa jugosos beneficios. Así pues, el Titanic era una auténtica estafeta de correos en el mar, se recogían las cartas, se clasificaban y se cancelaban rutas de destino.
La tarde del fatídico accidente, el 14 de abril de 1912, cuando el transatlántico chocó con el iceberg, los trabajadores estaban celebrando el 44 aniversario de Oscar Woody. Al contrario de lo que podemos pensar, cuando se desató el caos ante el incipiente naufragio, el personal de correos corrió, pero no para salvar su vida sino para recuperar la correspondencia. Cuando se dieron cuenta de que la oficina se estaba inundando, hicieron viajes a la cubierta superior con la esperanza de poner a buen recaudo una parte de las 3.364 sacas que la administración de correos custodiaba. Se calcula que transportaron hasta 200 sacos de correo certificado. Una reacción encomiable y sorprendente teniendo en cuenta las dimensiones de la tragedia que se auguraban. Finalmente, ni ellos ni el preciado correo pudieron ser salvados.
En recuerdo a estos trabajadores, por su entrega y dedicación al trabajo, años más tarde se erigió una placa conmemorativa en Southampton. Al final de la leyenda se puede leer la cita: Steadfast in Peril (Firmes ante el peligro).
Terminamos el artículo con un vídeo producido por Smithsonian National Postal Museum en motivo de la exposición: “Posted Aboard the RMS ‘Titanic'” (1999-2000):