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La Exposición Internacional de Barcelona

La Exposición Internacional de Barcelona

El impacto de este acontecimiento fue clave para la transformación urbanística de la montaña de Montjuïc. Aquí te lo explicamos.

Exposición Internacional de Barcelona, Catalunya, 1931. Colección Marull

Vista nocturna de l'Exposició Internacional, Barcelona, 1929. Font: Arxiu Fotogràfic de Barcelona.Reg: bcn 000043

Vista nocturna de la Exposición Internacional, Barcelona, 1929.

El éxito de la Exposición Universal de Barcelona, celebrada en 1888, en el recinto de la Ciutadella, propició que, unos años más tarde, las principales sociedades económicas de la ciudad reivindicaran la posibilidad de realizar una segunda exposición. Después de muchas discusiones sobre cuál sería el mejor emplazamiento para el evento y otras cuestiones, finalmente se decidió que la Exposición Internacional de Barcelona tendría lugar en la montaña de Montjuïc, entre el 20 de mayo de 1929 y el 15 de enero de 1930. La gran magnificencia de la Exposición tendría un gran impacto urbanístico en la ciudad, y dibujaría algunas construcciones que actualmente perviven como testigos de aquel momento, por ejemplo el Palacio Nacional de Montjuïc (hoy en día se puede visitar el Museo Nacional de Arte de Cataluña), la Fuente Mágica o la plaza de España.

La apuesta por una exposición de este tipo supuso un enorme esfuerzo económico y técnico por parte de la administración municipal y estatal. La proyección urbanística en el entorno de la montaña, la construcción de las diversas edificaciones o el acondicionamiento de los terrenos supuso que los cincuenta millones de pesetas cedidos por el Estado español fueran insuficientes. Esta colaboración había sido posible mediante la emisión de deuda pública amortizable.

La necesidad de crear nuevos impuestos comportó, entre otras medidas, una sobretasa de cinco céntimos en la correspondencia dentro de Barcelona y hasta unos veinticinco kilómetros de distancia. Por tanto, como el franqueo dentro de la ciudad era de veinticinco céntimos, la sobretasa resultaría el 20 % de la tarifa.

Lo inusual de esta situación es que por primera vez, el Estado cede puntualmente una contribución estatal a un ente local, el Ayuntamiento de Barcelona. Estas emisiones tuvieron lugar entre los años 1929 y 1945, cuando el recargo fue suprimido.

El ejemplar de la colección Ramon Marull forma parte de este grupo de sellos de recargo obligatorio en Barcelona. El motivo que aparece representado es la fachada del Palacio de Montjuïc con los siete rayos de luz saliendo por detrás, tal como lo vemos hoy en día. En la zona central, se indica el motivo de la emisión, la Exposición Internacional, y el año. La litografía pertenece a la imprenta Sucesores de Henrich y Cía., empresa barcelonesa que actualmente ya no existe.

La sobrecarga “REPUBLICA” que aparece encima del sello nos aporta un grado más de información. En el Decreto oficial del 5 de agosto de 1931 se decidió conmemorar el advenimiento de la República mediante una emisión filatélica. Para tal ocasión, no se crearía un modelo nuevo sino que se emplearía el sello en verde y negro de la serie sexta y se sobrecargaría con un distintivo. Cada provincia catalana tendría el mismo mensaje con su respectivo escudo de fondo. Aparecerían públicamente el mismo 11 de septiembre, como homenaje a la Fiesta Nacional.