Las hojas caen mientras en la Plaza de las Glòries se aceleran los cambios. La nueva estructura viaria en superficie permite observar desde el lado mar la Sagrada Familia y desde el lado montaña del skyline que dibuja la Torre Agbar con todos los edificios del 22@ que han crecido a su alrededor.
La primera parada del camino es el edificio del Disseny Hub que estos días acoge una muestra sobre el Art Nouveau y, donde en su interior, se ubica la biblioteca El Clot-Josep Benet, la sede del FAD y el futuro Museo del diseño, a punto de abrir las puertas. A su derecha, en la explanada verde, varias personas descansan en el césped y, mirando hacia el centro de la plaza, ya se vislumbra la estructura de la pérgola-umbráculo que pronto será una realidad.
Es mediodía y son muchas las personas que no han perdido la ocasión de sentarse en las hamacas situadas frente al Rastro para comer, leer o simplemente observar su alrededor. Mientras tanto, una multitud de personas entra y sale de la estación de Metro de Glòries, hoy más tranquila que otros días, ya que, al ser martes, los Encants estan cerrados.
El paseo continúa y ante los Encants, unos operarios trabajan para terminar el nuevo punto de información de la plaza y el jardín de encinas que se ubicará a su alrededor.
En este punto, es hora de cruzar de mar a montaña y observar una Gran Vía que por un lado lleva a los coches en el centro de la ciudad y, por la otra, permite que los vehículos se despidan de Barcelona.
En la vía destaca especialmente el rojo del nuevo carril bici que permite circular de ambos lados de la plaza y, que, en estas horas del día, parece tranquilo. Mientras tanto, bordeando la carretera pasan los autobuses por su carril.
Ya al final del paseo, llegamos a la Farinera del Clot y junto a él, se escuchan voces en el Instituto Salvador Espriu, de donde salen en masa a las tres de la tarde todos sus estudiantes.
Mientras tanto, una hoja cae al suelo. El otoño ya ha llegado a la plaza de las Glòries