Más allá de las cifras: el Balance Comunitario como herramienta de fortalecimiento comunitario
El Balance Comunitario es una herramienta que permite entender el valor comunitario que aportan los proyectos asociativos en la ciudad.

El pasado 20 de noviembre, el Canòdrom – Ateneo de Innovación digital y democrática acogió la jornada: “Balance Comunitario, una herramienta de innovación democrática”. El encuentro reunió a más de un centenar de personas, entre personal técnico municipal y representantes de una treintena de entidades, que participaron en presentaciones, conversaciones y talleres a lo largo de toda la jornada.
El acto permitió presentar públicamente el Balance Comunitario como una de las herramientas centrales del Programa de Patrimonio Ciudadano, y abrir un espacio para contrastar las necesidades, retos y oportunidades identificados en el Informe de Resultados 2024-2025. Las entidades coorganizadoras insistieron en el carácter de punto de partida que supone esta primera edición de resultados del Balance Comunitario para avanzar en una agenda conjunta de colaboración publicocomunitària en torno a los proyectos asociativos y comunitarios de la ciudad.
¿Qué es el Balance Comunitario?
El Balance Comunitario es una herramienta de autoevaluación y de diagnosis colectiva que permite a las entidades y proyectos comunitarios analizar su funcionamiento interno, su incidencia en el territorio y su contribución al bien común. Creado colectivamente entre el Ayuntamiento de Barcelona y el tejido asociativo vinculado a la XEC y el CAB, el Balance como cuestionario está alojado a la plataforma Enseña el Corazón, y ofrece un marco de criterios e indicadores compartidos para medir aspectos como la participación democrática, el arraigo en el territorio, el retorno social y el cuidado de las personas y el entorno.
Más allá de una herramienta de evaluación, el Balance Comunitario es también una metodología de innovación democrática que fomenta la transparencia, la corresponsabilidad y el aprendizaje mutuo. Permite a las entidades identificar horizontes de mejora y compartir buenas prácticas, y al Ayuntamiento, disponer de una visión global del valor social y comunitario que generan las iniciativas ciudadanas en los espacios municipales.
Una nueva lógica de valoración: del servicio municipal al proyecto comunitario
Uno de los consensos compartidos durante la jornada fue el cambio de mirada que propone el Balance Comunitario. No se trata de un trámite administrativo adicional, sino de una herramienta que reconoce la tarea social, participativa y comunitaria que desarrollan las entidades en los espacios municipales. Este enfoque permite valorar aspectos a menudo invisibilizados en procedimientos administrativos convencionales: el arraigo de un proyecto en el barrio, la implicación de la ciudadanía, el cuidado interno o la capacidad de generar relaciones comunitarias.
En este marco, el Comisionado de Participación Ciudadana, Pedro Aguilera, ha anunciado el impulso de una nueva Medida de Gobierno dirigida al fortalecimiento del Patrimonio Ciudadano y la gestión cívica, con el objetivo de dotar de un marco estratégico establo esta colaboración publicocomunitària.
La radiografía del 2024: fortalezas y retos pendientes
Los 104 balances realizados durante 2024 y 2025 ofrecen una primera imagen del conjunto de proyectos asociativos que desarrollan su actividad en locales y equipamientos municipales. Los datos confirman la potencia del sector: una gran capacidad de movilización, un arraigo dentro del barrio desde el que se actúa (el 92% de las entidades coorganizan actividades con otros agentes) y una composición fuertemente feminizada (el 67% de las trabajadoras y el 59% de la base social son mujeres).
Estos datos también permitirán orientar aquellos ámbitos con recorrido de mejora desde los que entidades y Ayuntamiento hace falta focalizar recursos de formación, capacitación y acompañamiento. Por una parte, en cómo promover la diversidad en los órganos de decisión de los proyectos asociativos, haciendo frente a los sesgos y barreras de clase y origen. Como diversificar y mantener simultáneamente los diferentes niveles de participación e implicación del voluntariado en el proyecto. Y finalmente, cómo mejora los mecanismos de rendición de cuentas o transparencia ante la ciudadanía en general.
El asociacionismo como escuela de participación ciudadana
Durante el intercambio de experiencias, con voces de laLleialtat Santsenca, Casal de Jóvenes de Can Ricart, Casal de Jóvenes de Roquetes y Casal de Barrio de La Verneda, se ha reivindicado el papel de los espacios comunitarios como “escuelas de democracia o de participación ciudadana”. Es aquí donde la ciudadanía aprende a corresponsabilitzarse de los asuntos comunes, de las necesidades del territorio y de las personas del entorno. En este sentido, se identificó en los proyectos asociativos y la gestión cívica de equipamientos un valor añadido en relación a los otros tipos de gestión, referido a la implicación de la ciudadanía más allá de los encargos técnicos o profesionales y más allá de las actividades realizadas en los equipamientos.
En este sentido, las entidades compartieron herramientas para sostener la participación: protocolos de acogida, espacios informales de encuentro, mecanismos para facilitar relevos rápidos y saludables, y metodologías de cuidado interno que permiten evitar jerarquías invisibles. Al mismo tiempo, se identificaron aquellos retos que afectan especialmente los proyectos de gestión comunitaria, como el exceso de carga administrativa, las dificultades de relieve en entornos juveniles o la necesidad de garantizar espacios adecuados, accesibles y con financiación estable.
Antecedentes de autoevaluación y nuevos retos
A la recta final, se pusieron en valor los antecedentes y el legado del asociacionismo de la ciudad por el que a la elaboración de herramientas de autoevaluación como el Código Ético de las Asociaciones, el Palmo a Palmo o el Balance Social, que se han convertido en el camino, que ha llevado a la elaboración final del Balance Comunitario actual. La jornada cerró con un taller participativo práctico en lo que se buscaron soluciones a los retos de participación en los proyectos asociativos: como acoger mejor?; como implicar en mayor grado a las personas que se acercan?; ¿cómo gestionar los diferentes niveles de implicación de forma simultánea? ¿como garantizar el relevo sin saturar? Se trata de retos conjuntos, publicocomunitaris, que al fin y al cabo pretenden ayudar a fortalecer la democracia desde las comunidades y la ciudadanía.
La jornada fue organizada conjuntamente para el Ayuntamiento de Barcelona, la Red de Espacios Comunitarios (CHEQUE), la Plataforma de Gestión Ciudadana (PGC), el Consejo de Asociaciones de Barcelona (CAB), el Consejo de Juventud de Barcelona (CJB) y la federación de Casales de Jóvenes de Cataluña (CdJC).